martes, 20 de marzo de 2007

Vacunas


La información es como todo, lo que no se sabe no duele, por eso hay quien elige pasar por la vida con los ojos vendados y el corazón en una jaula. A nadie le pesan los cuernos que ignora, el amor que no supo reconocer o la multa que aún no ha llegado a casa. Tal vez por ello a la gente se la trae un poco al pairo cuestiones tan nimias como la vacunación contra el VPH. «¿La vacunación contra qué?», «¿El PVC?», «¿Eso no es para las ventanas?», «Ay ¿Quítamelo!, ¿Quítamelo!».
El Virus del Papiloma Humano es un microorganismo que se contagia a través de las relaciones sexuales. Produce minúsculas lesiones que crecen y se reproducen con rapidez. Como pequeñas verruguitas, para que nos entendamos. El bichito, como la envidia o la mala leche, no tiene cura y, salvo que desaparezca en el primer estadio, se vuelve crónico. Como hay quien pensará que nadie muere por una decena de granos, viene bien explicar que estas protuberancias terminan, a veces, en cáncer de cuello de útero, sin contar los casos masculinos, menos habituales.
Una vacuna, que se administraría a las niñas antes de sus primeras relaciones sexuales, ha demostrado un 100% de eficacia a la hora de prevenir el virus y, con él, la tortura del tratamiento anticancerígeno y la muerte. Hay a quien la cosa no le parece «una prioridad», como a Elena Salgado. La causa hay que buscarla en una cifra, los 558 euros que dice que cuesta, y en la desinformación. Esa que nos permite no luchar por lo que no sabemos que existe.
Mientras la cosa se politiza, dos comunidades (País Vasco y Andalucía) secundan a la ministra. Como la vida y la salud no son como los cuernos, que tienen cura aunque algunos no lo crean, a mi estos días me está saliendo otro tipo de protuberancia, entre el escote y la barbilla. Es la clásica vena latente de cuando me revienta la injusticia.

Publicado en La Voz de Cádiz el 20 de marzo de 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que regresaste a la actividad... o activismo!
Espero que los streptococcus te dejen respirar por un tiempo.
J