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lunes, 29 de julio de 2013

Nos falta pista de baile...

En la vida de todo hijo de vecino siempre hay un bobo con ínfulas que, inmerecidamente, consigue agitar tu universo. Y uno se siente como un personaje de Ionesco, cantando y sin pelo. En mitad de la pista, con leggins y una felpa en la cabeza. Absorto, medio tonto, con más cara de lerdo que el lerdo en cuestión. Pensando que la vida es trágicamente absurda y que, para lo que se ve por ahí y gracias a dios, la tuya todavía roza lo tragicómico. Un género agridulce, bufón, en el que al menos - par de cañas por delante- y aún amargamente, llegará un día en el que te troncharás de risa porque siempre tuviste debilidad por los ridículos.


Porque por muchas ínfulas, por muchas tragedias absurdas, por muy pocas ínsulas de gente cabal que queden, sabes que nadie te podrá quitar la satisfacción elegante de reírte un poco de ello, de ellos. De levantar la cabeza con los ojos llenos de lágrimas y, en medio de la carcajada espasmódica,  ponerte la felpa, unirte al absurdo y salir a bailar. No me digas que no…

Lori Meyers

jueves, 14 de junio de 2012

Más o menos algo así...


-Siento mucho mi manía persecutoria y lo de las patadas por el tic nocturno. Sé que te agobio un poco y que no te dejo dormir.
-Tranquila, no pasa nada. Yo también sé que no es agradable lo de mi fobia social. Y entiendo que no debió ser fácil cuando descubriste los pelos verdes que tengo en la espalda…
-Pues no… Bueno, intentaré seguirte menos.
-Y yo ser menos fóbico. ¿Sabes? A veces me gustan tus patadas.
-Y a mí tus pelos.


domingo, 6 de noviembre de 2011

Zombies Party

Música ambiente. BSO Películas de terror. Todos los nuevos sabores del concurso Lays. Y Cruzcampo, mucha Cruzcampo.
-A ver este juego me parece un poco sexista. "Tipo duro", "Pistolero", "Niña"... Hasta ahí bien pero... ¿"Rubia cachonda"?
-Mujer... es una traducción de internet... En realidad podría ser "Rubia buenorra"...

Como es el anfitrión, se ha currado toda la tarde recortando y pegando fichas y ha convertido su casa en una especie de parque temático zombie, me callo.

-Ah... Vale...

Una hora de lectura de instrucciones. Voz engolada por delante.

-Un momento. ¿Por qué si la Rubia Cachonda está en uno de los territorios se aumenta el número de zombies del ataque?

Todos me miran con cara de estupefacción. Una de las rubias de la reunión, que a la calladita se convierte en mi cómplice para escapar de este holocausto caníval de los muertos vivientes, me lanza una mirada de ternura.

-Pues porque la rubia grita más...

Todos asienten con gesto de Menudapreguntatonta.

-Pues por esto sí que no paso... -Gruño con la boca llena de patatas sabor Gambas al ajillo.

El juego continúa y para orgullo de mi género ganamos mi rubia, el anfitrión y yo. Todos rescatados por un helicóptero que, no sabemos si por sincronización musical del dueño de la casa -le sospecho capaz de todo- puede oírse también en la musiquilla que circunda alrededor.

-¿Te ha gustado? Al final, te has salvado...
-Pues sí, la suerte de la novata...

¿Para qué me engaño? Aquí no soy la novata. Soy la morena torpe que hace demasiadas preguntas, que se cae en las persecuciones, por la que casi se cargan a los protagonistas un par de veces y sobre la que al final de la película todos se preguntan: "Ya le vale al guionista, deja morir al héroe cachas y salvar a la petarda ésta".

Después de esta sesión intensiva y sabiendo lo novelera que soy sé que voy a mirar la vida aplicándole esta suerte de estructuralismo zombie. Me queda, mínimo, una semanita de introspección. Espérate que llegue a la oficina...