viernes, 23 de marzo de 2012

Por fin

No será hoy, será mañana, pero mis chicas -y mi chico- saltaremos a la pista...
Porque no queremos más lamentos, porque no creemos en un final prometedor, porque no jugamos a ganar, porque arriesgando lo pasamos mucho mejor...



Ya no les queda nada
Les quitaron todo atisbo de color
Les robaron las palabras
Les hundieron bajo el agua
Destrozaron su talento arrollador
Lo que no imaginaban
Es que alguno conservara el corazón
Los trocitos de asteroides pequeños escapan del hubble mi amor
Los chicos hoy saltarán a la pista
Y arrasarán porque ya no tienen miedo a gritar
Como si fuera el último día
Como si el golden torch hoy fuera a resucitar
Ya no se van a agachar
Ya no les pueden parar
Hoy los tabiques se empiezan a tambalear
Se van a desplomar

No quieren más lamentos
Ya no creen en un final prometedor
Les da igual que pase el tiempo
Sólo quieren el momento
Se olvidaron del futuro aterrador
Ya no les interesan
Las apuestas a caballo ganador
Hoy prefieren no jugar a ganar
Arriesgando lo pasan mucho mejor
Los chicos hoy saltarán a la pista
Y arrasarán porque ya no tienen miedo a gritar
Como si fuera el último día
Como si el golden torch hoy fuera a resucitar
Ya no se van a agachar
Ya no les pueden parar
Hoy los tabiques se empiezan a tambalear
Se van a desplomar

Los chicos hoy saltarán a la pista
Y arrasarán porque ya no tienen miedo a gritar
Como si fuera el último día
Como si el golden torch hoy fuera a resucitar
Ya no se van a agachar
Ya no les pueden parar
Hoy los tabiques se empiezan a tambalear
Van a caer, se van a desplomar
La Casa Azul

jueves, 22 de marzo de 2012

Entender, confiar

Él siempre me lo dice y yo no le termino de entender. Todo va a está bien cielo, todo va estar bien. Yo no le entiendo porque en ese momento estoy cansada, o triste, o ansiosa, y le escucho pero no le oigo. O le oigo pero no le escucho, no sé... Me lo dice en mensajes de color gris que llegan a mi móvil, me lo dice también al oído porque a veces necesita romper la ambiguedad de tanto texto corto. Porque en este mundo loco en el que hemos caído es fácil creer que tenemos algo que ni tocamos, que somos algo que no sentimos, que formamos parte de algo -por inmersión o por evasión- que es humo, fruto de lo circunstancial y del azar, del capricho de algún publicista, o algún guionista con ganas moldear nuestra vida. Es fácil vivir una vida pública maravillosa y una vida íntima que es un desastre. Es fácil crear siluetas agradables y circunstaciales con las que bailar perfectos y es fácil huir de aquello que nos sacude, que nos ponen un espejo. Es fácil huir de aquellos que saben cómo saben nuestras lágrimas y, aunque las aceptan, nos la recuerdan.

Y un día te topas con esta foto y sabes que, a pesar de todo, sí que entiendes lo que él te quiere decir, lo entiendes perfectamente. Aunque tu resistencia haya querido aferrarse a modelos que no valen, que ya demostraron que no valen; aunque la resistencia de otros te machaque la cabeza y el corazón. Modelos que hablan de lo que otros eligen, exigen, para uno. Modelos que pulverizan tu cabeza, modelos que se nutren del miedo, de la vanidad o del apego. Modelos para sentirnos incompletos, o para creernos libres cuando estamos presos. 

Modelos diseñados todos para que se nos olvide que nuestro mayor enemigo está siempre dentro de nosotros mismos, vestido con nuestras mejores ropas. Alojado en ese disco duro imperturbable que son nuestras creencias, nuestras ideas, nuestros miedos, nuestras etiquetas. Esa heredada concepción del mundo en la que las cosas siempre parecen más complejas de lo que realmente son.

Estar bien. Aceptarse, reconocerse, dejarse ir. Aceptar, reconocer, dejar ir. Dejar de malgastar segundos pertrechados en esquemas que no nos valen. Amarse, amar. Aprender a acoger y también a decir adiós.
Aceptar que estamos bien, que todo va a salir bien.
Conocer cual será el final de la película y saber que, aunque no lo parezca, es lo mejor que te puede pasar.


Foto tomada en el Paseo Marítimo de Cádiz y compartida por la Biblioteca de la UCA en Facebook.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Feliz día

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Marío Benedetti

viernes, 16 de marzo de 2012

Vive La Pepa 2012

Los que leen el blog y me conocen bien la carita, saben que además de neurótica empedernida y grafómana intermitente tengo un empleo. Un empleo que ya no es exactamente de periodista y sí de chica para todo. Aunque haga de periodista de vez en cuando y todo tenga que ver con esa palabra que a veces odio y otras adoro, comunicación. Comunicación corporativa, comunicación institucional, comunicación 2.0, comunicación de crisis, comunicación, comunicación, comunicación. Una 'especialidad' donde todo entra, lo cual es estresante pero nada malo dado los tiempos que corren. Y como en ese cajón de sastre cabe de todo, también cabe comunicar con herramientas que no son letras. Así salió primero el plan de comunicación, luego el eslogan, luego el briefing… Y dificultades aparte, al final salió este anuncio –spot para los entendidos- del que me siento muy orgullosa.

No es fácil, y más en estos tiempos de recortes, vender una constitución :b

Muy gráfico

-Mira Vila, no hay nada imposible en esta vida. Pero como eso pase vamos a terminar todos como los dibujitos chinos.
-¿Cómo?
-Con la cabeza a un lao, la boca abierta y los mocos colgando...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Perspectivas


El hombre se dio la vuelta en la cama para rozarla con la punta de los dedos. Podía oír su respiración. Se acercó despacio y pegó la nariz contra su pelo. Identificó el perfume compartido, la reconocible combinación de hormonas que pellizcaba su centro. Cerró fuertemente los ojos y se dejó ir. Fue un extraño ejercicio que le costó unos segundos. Imaginó que ella acababa de meterse entre sus sábanas, que era piel nueva y extraña, desconocida entre las paredes del dormitorio, de la casa. La siguió observando un rato más, recorriendo cada breve gesto de aquel sueño ajeno. La imaginó en otra vida, en otra cama, en otro sitio en el que nunca se hubieran cruzado. La imaginó en otros escenarios, en otros conflictos, arrancando la rabia de otro hombre que no era él, que ni siquiera se parecía a él, que no se hubiera llevado bien con él. La imaginó arrancando también su ternura, el deseo en los bordes de la costumbre. La vio llorando otras lágrimas, teniendo otros hijos, dejándose oler por un extraño que un día fantaseara al encontrarla durmiendo en su misma cama. La admiró ligera y liviana, sin el peso muerto de la propiedad y la costumbre. Sin la repetición de verla todas las mañanas, de cuidar de sus jaquecas y de sus gripes, de escuchar su voz templada al final del día. ¿Recibiste mi mensaje? ¿Has hablado con el técnico del seguro? Estoy muerta, creo que me voy ya a la cama.


Horas después, mientras preparaban en desayuno, ella le abrazó con entrega y él no se zafó como de costumbre. Lo de antes ha sido muy especial, le susurró al oído. Él sonrió mientras observaba detenidamente los contornos una tostada.


En el espacio familiar de la cocina todo había vuelto a su sitio. Se reencontraba con la ruta de siempre pero aún podía notar un pellizco en la parte superior del vientre. Aquella mañana, en aquella cama, se había dado cuenta de que esa mujer dormida siempre tendría algo de extraña, de que les unía un hilo muy frágil camuflado por la cíclica repetición de sus rutinas. Que no era suyo, que no era suya. Pensó entonces que todo podía quebrarse en un momento, de que sólo una concatenación de casualidades, una concatenación de miedos y azares pero también de acción consciente seguían manteniendo a aquel ser amaneciendo entre sus sábanas. Se reconoció, también, increíblemente ligero. La había pensado en otra cama, en otro escenario, y había podido reconocerla. Fuerte, entera, sin necesitarle, sin necesitarla.


El paso de los años había dejado caer entre ambos una sensación de permanencia que pesaba y absorbía. El hombre comprobó cómo era la vida cuando se esfumaba, sólo unos segundos, aquella mañana. Concluyó entonces que sólo asistía a una de sus vidas posibles, a una versión de entre las muchas. Notaba una sensación extraña, muy parecida al miedo pero también muy parecida al placer.

Antes de salir de casa se detuvo a darle un beso. Eligió detenerse a darle un beso. Eligió regresar luego, observar cómo se desplazaba por el piso, cómo agarraba el vaso de cristal lleno de agua, cómo se perdía en una charla aparentemente trivial. Eligió renovar por un tiempo más aquel pacto emocional que, tras la quiebra de aquella mañana, se le revelaba estimulante. Sentía una energía rara e inquietante. No entendía porqué pero aquella nueva perspectiva, turbadora, le hacía verla extraordinariamente ajena y volátil. Pensarla así le inquietaba, y le gustaba. Podía identificar una sensación esponjosa, agradable, mullida, muy parecida al alivio.

lunes, 12 de marzo de 2012

Frases célebres

Sonia: "Fátima, ya nada dura para siempre: ni los móviles, ni las lavadoras, ni por supuesto, los matrimonios".

sábado, 10 de marzo de 2012

Frases célebres

Chapa: "Sí que te has puesto las gafas, sí. Pero gordas... Son gafas de culo de poeta".

jueves, 8 de marzo de 2012

Pensando en este día

Se podrían añadir más cosas, pero por hoy quedémonos con la tiranía estética.

viernes, 2 de marzo de 2012

Frases célebres

Chanete: "Si algo te mola y te hace sentir bien, hazlo más... Si algo no te mola y te hace sentir mal... No repitas. AutoPavlov lo llamo yo".