lunes, 24 de enero de 2011

Estar ahí

Supongo que la soledad tiene estas cosas. Una se acostumbra a no esperar a nadie para comer, a no esperar a nadie a la salida del trabajo, a no tener que pedir la vez en el baño y a comprar lo que le da la gana para picar entre horas. Una intenta no tener demasiadas expectativas sobre ciertas cosas porque puede que defrauden y que sólo estés tú y tu pequeño animal de compañía. Una intenta protegerse tanto que luego, ante una pequeña fiesta, puede tener la sensación de no tener con quién celebrarla. "¿Qué estás en Sevilla? ¿Qué presentas el libro?¿Qué no has llamado antes?" El círculo se va cerrando -porque la rutina tiene eso- y aprendes a ser pesada sólo con los que tienes relativamente cerca porque la fuerza expansiva también agota y últimamente no estás para muchos trotes.

Por eso, cuando hoy ha sonado el teléfono en casa y he recordado que me iban a llamar de la RAI para una entrevista, mi cabeza me ha bombardeado durante la espera. "Tenía que haber avisado a mi abuela, a mi amiga, a mi amigo, a mi chico... ¿Dónde vas siendo tan moderna? No todo el mundo se pasa el día colgado del Twitter". Han pasado por delante mía las imágenes de mi madre recortando mis primeros artículos en el Diario y he pensado "Ya me vale. Ni que te pasara todos los días". He terminado de hablar -es guay cuando alguien te cuenta qué ha sentido con tus historias- y ha vuelto el runrun de las ideas. Me he sentado a la mesa a terminarme la sopa fría. Un mensaje en el teléfono.

T he escuchao. Mu bien. Duros recuerdos d la conversacion real y final. Tq

Era María :)

Fue muy especial

¡Muchas gracias a todos por compartir la galaxia de La Fuga!
Y muchas gracias al Pedraz por esa presentación más que bonita.

jueves, 20 de enero de 2011

Invitados todos

Sí, me encanta publicitar a otros pero la autopromo lo es lo mío. Así de incongruente que es una. Aunque Facebook ya se encarga de hacer el trabajo que a mí se me escapa, al menos soy capaz de anunciarlo con un día. A algunos les pillará lejos, a otros por sorpresa... Lo bueno que tiene el azar es que quizás haya hasta algún lector despistado que, sin haberlo pensado, termine explorando nuestra galaxia.
Será ya mismo en Sevilla: el viernes 21 de enero, en el maravilloso espacio de La Fuga, guarida de poetas y librófilos y, desde mañana, posada de una estrella :)

Cosas buenas

Poner el nombre de uno en un proyecto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, sus cosas raras, sus cosas deliciosas. Comprometerse con algo implica cierta dosis de energía que a veces uno no es consciente de andar repartiendo hasta que le falta. Tal vez por eso, hoy, después de semanas alejada de este diario, de mi galaxia de pensamientos más o menos ordenados, me regaño un poco por haber dejado que la pila se me agotara tanto.
Con la batería medianamente enchufada -después de dolores recurrentes de cuello y extirpaciones de aliens malignos pero feísimos- esta noche vuelvo a las andadas y compruebo con cierto error que el texto predictivo del Firefox ya no teclea solo las letras de este blog. Acepto la riña.
No sé si algún día viviré con naturalidad esa resaca extraña de sentir que una se ha quedado acodada en algún lugar cómodo, donde dolía menos y hacía menos frío. Afortunadamente, J ha instalado en este tiempo unos maravillosos calefactores eléctricos y ahora en casa -un homenaje por favor a mis maravillosas ventanas de climalit- se está la mar de calentita. Con la temperatura a punto uno tiene la capacidad de dejar que le abran los ojos las cosas bonitas que le pasan de repente, sin esperarlo. Aunque miro con cierta nostalgia los cientos de detalles minúsculos que me han cuidado estos días, que han cargado mi batería y que se perderán en el silencio, hoy por fin me detengo para celebrar uno.
Es por la tarde. Intercambiamos palabras ajenas en una de mis adoradas cafeterías de señoras viejas -me encantan los cafés en los que sólo huele a leche, cafetera y bollería-. Maite trae un montón de libros preñados de palabras que yo apenas balbuceo. You learn quicky! Después de casi treinta y un años de conocernos, el destino nos reencuentra. No solemos hablar del pasado, no demasiado. "¿Estás preparada?", suelta ella mientras saca de su bolso un sobre, antes de que pidamos la cuenta. Del papel arrugado salen varias imágenes de otra vida que también es nuestra. Acierto a ver el valor que tienen más tarde cuando las encuentro en mi propio bolso y me hacen sonreír en una sala de espera. Carlos dice que hay que agradecer que alguien nos devuelva los trozos de cuando éramos niños, dice que "es que nos queda, en este mundo de mierda". Supongo que un poco de razón tiene así que aquí están mis gracias. Hoy lo mejor del día ha sido volver a encontrarme con ellas.