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lunes, 4 de enero de 2016

Primeros de año

"Y sin embargo la esperanza me persigue, me ronda, me muerde; como un lobo moribundo que apretara sus dientes por última vez". 

viernes, 14 de noviembre de 2014

Melodía de la semana

Canciones que salen al encuentro para recordar cosas simples. Si te molesta mi amor, no soy yo quién ha de hacérselo mirar.

martes, 21 de octubre de 2014

Melodía de la semana

Creo que llevo demasiado tiempo sin esto...
Y, parece raro, pero no tengo nada más que decir.

viernes, 5 de septiembre de 2014

25 años de besos

El tiempo pasa rápido e intenso. Cambiándonos la piel, los ojos, los oídos, las personas y escenarios. Mutando las miradas a un mundo que nunca dejamos de descubrir. Como aquel niño de ojos enormes escondido en la sala de proyecciones. Hoy hace 25 años de una película que me marcaría para siempre. Muchas gracias señor  Tornatore. No sé si tengo besos suficientes para agradecérselo...

lunes, 1 de septiembre de 2014

Restarting

La vida te devuelve a caminos que creías que ya no estaban en tu mapa. Pero ni tú, ni el camino, ni el mapa sois ya los mismos. O sí?? En descubrirlo está lo más interesante...

martes, 26 de noviembre de 2013

Melodía de la semana

Al final, siempre hay una mañana de noviembre en la que me digo que es injusto y paro de lloriquear. Está a punto de llegar diciembre, hace mucho frío y me levanto con los ojos con medio centímetro de más. Heredé eso -los ojos inútiles para el disimulo- la forma de almendra y las pestañas. También las ganas de seguir. De tomarme una copa de vino cuando las venas se vuelven pequeñas y el tener una casa llena donde los rincones cuentan historias. Heredé el vicio por las caricias. El decir te quiero a tiempo y a destiempo. El reírme con risa tonta. El querer sobrevivir. 


Vivir. Sentir. Al final, el mes de noviembre siempre acaba con una mañana en la que me sorbo los mocos y me digo que soy injusta. Que tengo todo por lo que luchó ella. Una vida grande que sólo tiene los límites que yo le pongo. Una vida con algún golpe para que lo esquive, para que no me duerma.
Una vida a veces cálida y otras más fría. Mi vida. La vida que tengo y que es sólo mía.




Como decía alguien hace mucho, qué gran poeta Manzanita... 

jueves, 17 de octubre de 2013

Los amantes y la alquimia

Los amantes no existían. Eran sangre, agua, piel, huesos. Grupos de células unidos por la misma electricidad que mueve los elementos. Eran además muchas cosas buenas, un ensamblaje de historias, viajes y encuentros, callejuelas de ciudad al sol y caricias de madre buena. Eran alumno, hermano, amigo, hombre que templa e ilumina, hombre que danza con la belleza.

Los amantes aún no existían. Los habitaban entonces seres brillantes, despiertos y completos. Seres que sorteaban ciudades y personas, caminando sin saber que todo puede cambiar con el azar de un encuentro. Desconocían que hay mañanas de olor a lavanda y destinos que nos esperan al lado del mar. Qué hay mañanas como puntos y aparte. Como mapas nuevos. Hojas en blanco para escribir palabras recién nacidas, palabras que nadie ha dicho nunca. Son mañanas que amanecen anónimas y y se tiñen con el color de un nombre, que detienen el tiempo y acortan el espacio. Mañanas que rompen la reglas de siempre y las transforman en otras distintas, fáciles a veces, otras veces, complejas.

Los amantes supieron entonces que acababan de empezar a ser. Que habían sido muchas cosas pero que estaban ante algo muy distinto. Vieron que les había faltado la mitad cómplice, la fuerza, la verdad y la caricia. La pieza única. El ingrediente y el calor que consiguen la emulsión perfecta. Sangre, agua, piel y huesos transformados, a golpe del alquimia, en una materia diferente, perfecta e imperfecta. Pasión, piel, latido, sueño. Alquimia que es capaz de teñir de magia, de magia de olor a lavanda, cada propósito doméstico, cada segundo de convivencia.

Los amantes son ya mezcla compleja, son mano sobre mano. Son ritmo de latidos y corazón abierto. Una mañana que quiere ser eterna. 

Dos cómplices valientes en un mundo imperfecto.

Los amantes son ya suma de historias, de raíces que entroncan con la tierra, con el pasado de unos y otros, con la memoria y los cajones llenos de fotos viejas. Son, además, savia nueva. Hojas que miran al sol, nacimientos, creaciones, mañanas arrancadas al tedio, confianza, fuerza.

Los amantes ya se besan los labios y las cicatrices. Ya mezclan dolor y delicia, perdón, pasión, entrega. Las claves complejas de ser dos y ser uno, de formar una pareja. 

Los amantes ya suman sueños e inventan palabras nuevas. Una a una van escribiendo su historia, que es la suya y, también, es la nuestra.

Leído en Cádiz en 11 de octubre de 2013 en una boda de alguien muy importante en mi vida, de una pareja muy especial. A esta servidora nunca le habían temblado tanto las manos. Ni las piernas...

lunes, 2 de septiembre de 2013

Melodía de la semana

Septiembre siempre me ha olido a bizcocho en tarde de lluvia, rozaduras en los zapatos y películas de sobremesa. Una mezclilla de placer y tristeza que los portugueses llaman saudade y que es muy gallega. Será por eso que la siento tan mía. Mi primer septiembre en Barcelona se adelantó un poco con la gota fría y me gustó el olor de la calle mojada. Olor a casa, aunque esté a mil kilómetros. Leica y yo resguardadas frente a lo que será la Biblioteca Joan Maragall de la que pensamos, bueno, pienso, sacar mogollón de libros. Cada septiembre me planteo que mantendré el bronceado, haré dieta y estudiaré el siguiente nivel de inglés. Todo me suena a conocido, me huele a conocido. Será que, en el fondo, no lo siento tan lejos...

martes, 11 de diciembre de 2012

Frases célebres

Chapa: "Cada palabra pronunciada produce una revelación, una aparición y, en cierto modo, un milagro".

lunes, 10 de diciembre de 2012

Píldoras para entender

"...Cuidado con la palabrita. La sinceridad (cuando es sincera, porque también hay una sinceridad falluta) siempre nos llevará a odiamos un poco..."
M.B. (1958)

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cosas que me hacen mantequilla...


-I don’t want you to feel used
-I do feel used and played and lied to. I also feel good. Two minutes with you and I feel good.

Os he dicho alguna vez que mis tórridas fantasías juveniles siempre tenían un uniforme. Será por eso... :b

viernes, 9 de noviembre de 2012

Melodía de la semana (aunque más bien del día)

En la relaciones, como en el consumo, hemos pasado del nada al todo. De meapilas a sexoadictos, de callados a verbodiarréicos, de sobrios a exuberantes, de parcos a estresados imitadores de escenas de Hollywood, de bloqueados a neuróticos. En un camino irremediablemente marcado por las temporadas del Corte Inglés y los guiones de películas y con la extensión de la esperanza de vida por delante, ciertas palabras se han vaciado y otras se han llenado de contenido. Ciertos gestos se han extendido para bien de nuestra salud mental y otros se han desbordado para desnorte de nuestro pudor. De misabuelosnuncasedieronunbeso a flipoconlascachasdelanuevanoviademipadre, o de mi madre, que también pasa. En mitad de ese caos que, vaya por delante, tiene cosas maravillosas nos perdemos entre significados y, a veces, lo confieso, nos sentimos exhaustos. O al menos yo me siento exhausta. ¿Qué es más importante? ¿La ternura o las violetas? ¿Quién eres cara el público o quién eres tras la puerta de tu casa? Pienso todas estas cosas hoy que mi primer Lorenzo –y el único- me trae a cola a Manzanita en su fantástica versión de esa letra agridulce sobre un  hombre severo que no sabía mostrar sus sentimientos.

¿Escribiría Cecilia hoy una letra parecida? Dramáticos casos de violencia machista aparte, la canción hablaba del hombre difícil, de ese prototipo con el que a veces el cine nos engatusa con su cara más amable y con el que nuestras abuelas sobre todo y nuestras madres alguna vez, lidiaban toda su vida. Ese tipo especialito que jamás te decía que te quería pero traía dinero a casa, te hacía robustos hijos y no te daba mala vida. No puedo evitar pensar que tal vez hoy el marido de la canción de Cecilia se habría divorciado de la mujer harta de darle por imposible y se habría casado con una más joven, se habría teñido el pelo y ahora sí se desviviría a besos con su nuevo hijo. Cosas de la chochera del padre mayor... Incluso, fantaseo con que quizás hoy el personaje de Cecilia habría ido a terapia a que le curaran la alexitimia porque, afortunadamente, en los tiempos que corren los hombres poco tiernos son bastante conscientes de las oportunidades que se pierden. Sí, ok, ok... ya he dicho que fantaseaba... 

Hoy la canción de Cecilia hablaría de un admirador que en lugar de mandar violetas, enviaría un arrebatado mensaje de amor por el Badoo secreto de la insatisfecha esposa. O no, le seguiría enviando flores pero flores mainstream, uno de esos ramos enormes que salen en las películas. O un bono para la depilación láser que es más caro que ciertos diamantes... Quién sabe...

A pesar de la ternura que siempre me ha inspirado Manzanita, hoy 9 de noviembre, prefiero regresar al origen y compartirla a ella, cuyas canciones grité en la ducha durante mi adolescencia con ese complejo mío de haber nacido a destiempo. Porque las canciones buenas nunca pasan de moda y porque ciertas fábulas tampoco. Al fin y al cabo, en los días que corren, con más medios que nunca, con más comunicación que nunca, a veces somos extraños para la persona que duerme a nuestro lado, a veces la oímos pero no la escuchamos, a veces hablamos mucho, constantemente, pero no decimos cosas importantes. Al fin y al cabo, por muy bonitas que sean las violetas, y los ramos, y los regalos de aniversario, ahora, como en los años setenta, toda mujer prefiere el beso cercano, la paciencia  cómplice, la satisfacción sencilla, la ternura. Saber que el otro estará ahí acariciando nuestros pies fríos, nuestro corazón frío, bajo las sábanas. Que las violetas, como los regalos de compensación, se las puede comprar una.



viernes, 7 de septiembre de 2012

viernes, 31 de agosto de 2012

Melodía de la semana

Te sientas a su lado y le acaricias el pelo.
El escalón está frío y piensas que te ensuciarás los pantalones. Son las cosas que piensan los adultos porque los niños nunca caen en este tipo de historias. Te sientas a su lado en silencio y no la abrazas, si lo haces, sabes que romperá a llorar, que sentirá más pena de sí misma. Su madre se lo decía:  nunca llores delante del espejo, entonces no podrás parar. Si abrazas a alguien que se rompe, lo romperás del todo. Y no siempre hay que romperse del todo. A veces no es tiempo de romperse del todo. Ahora no es tiempo de romperse del todo.

Permaneces a su lado en silencio y compruebas como se calma. Estoy aquí, le dices sin saber demasiado bien si te está escuchando. He crecido, tengo el mismo pelo quebradizo, los mismos ojos excavados de colmenas. Tengo el mismo lunar de chocolate y el mismo ombligo enterrado en la carne. Me han salido marcas alrededor de los labios y caminos que me surcan la frente pero estoy aquí. Soy la misma. Seguí el rastro de golosinas y me quedé atrapada en casa de la bruja, escapé de la boca del lobo y he dormido muchas noches en la misma cama que los monstruos. Perdí la mano de mi madre y me tragó la multitud. Me desperté sola un día. Hice todas esas cosas, pero soy la misma. 

He venido a decírtelo porque sé que tienes miedo. Quizás quieras saber que aún espero cuentos en los que equivocarme. Más aún, quizás quieras saber que me quedan pesadillas de las que escapar. Que a veces tengo mucho miedo y sé que eres tú, que me pides atención, que me necesitas. 

Lo siento, a veces me confundo, me rindo, no encuentro el camino para venir a buscarte y decirte que todo está bien.



Cuando, ahora sí, la abrazo, puedo identificar el olor del champú de manzanilla en su pelo. Cómo se destensa su cuerpo enclenque con mi contacto y suspira aliviada. Regreso en calma. En el ascensor rebusco en mi pantalón. Dos Sugus de naranja y uno de piña. Sonrío. Nadie como ella sabe llenarme el corazón y los bolsillos de caramelos.




Supersubmarina, 2012

Querer creer

-Nena, ¿tú crees que la gente cambia?
-Sí, claro. Los hay que para peor y los hay que para mejor.
-Pero la naturaleza de cada cual...
-Bueno, expresémonos mejor, la gente no cambia, la gente es materia, así que ni se crea ni se destruye, se transforma.