viernes, 16 de abril de 2010

Castigos ejemplares

Gracias al genio e ingenio de un maestro, últimamente sería más mediático comparar ciertas tribulaciones con el cuento de Alicia, al fin al cabo, y aunque esta tarde ya algunos conozcan el grito de guerra de la Bonham Carter como la Reina de Corazones, a nadie se nos olvida aquella obesa con cara de malas pulgas y acentillo mejicano “Que le corten la cabessa” en la versión universal del texto hecha clásico de la mano también de Disney en 1951. Y sí, podría también buscarle las cosquillas a ese puntito –puntazo, naranjazo- del Carroll con el rollito infantil y la criminalización del crecimiento y el consiguiente rechazo a la madurez. ¿O es que siguió adorando a Alicia cuando a esta le creció el cerebro, se hizo mujer y siguió su vida? Qui le sais… Todos, alguna vez, recibimos una reprimenda de nuestros mayores, nuestros primeros jefes, nuestros primeros mentores, cuando –sin venir a cuento- nos apartamos de su mano, cuestionamos sus decisiones y –oh, malditos- les llevamos la contraria.
Sin embargo, todas las imaginaciones infantiles aparte, a mi amigo Fernando VII le mola más comparar ciertas situaciones de la vida con intrigas palaciegas de corte medieval. Es lo que tiene tener sangre azul y porte real, que uno termina asemejando los contextos circundantes y disfrutando –entre vicioso y resignado- con las últimas producciones sobre intrigas de la corte. Será por eso que uno nunca debe tomarle demasiado cariño a su cabeza. “Cariño, al final todos somos un poco Ana Bolena: primero amados, luego odiados y, finalmente, decapitados”.


La foto, nada que ver con ninguna de las películas. Es la imagen de un juego de PC llamado American Mcgee Alice pero su airecito redentor con el cuchillo en la mano me parece taaaan esperanzador...

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