miércoles, 17 de diciembre de 2008

Melodía de la semana

Me hiciste un regalo,
y yo tardé unos días en abrirlo...



Enero en la playa
Y tu piel es blanca, como esta mañana de enero,
demasiado hermosa como para ir a trabajar.
Y, sin pestañear, hablamos con la jefa, un cuento chino,
y, como niños, nos volvemos a acostar.
Se supone que debía ser fácil, ¿tienes frío?,
pero a veces lo hago un poco difícil, perdón.
Suerte que tú ríes y no te enfadas
porque eres más lista y menos egoísta que yo.
¿Todavía tienes frío? Bueno,
cierra los ojos un minuto que te llevo a un lugar.

Imagina una calita, yo te sirvo una clara.
Es verano y luce el sol, es la costa catalana.
Y estamos tranquilos, como anestesiados,
después del gazpacho nos quedamos dormidos
mirando el Tour de Francia en la típica etapa
donde Lance gana imponiéndose al sprint
con un segundo de ventaja en el último suspiro,
colgándose a sus hombros el maillot amarillo.
De nuevo al chiringuito, un bañito,
helado de pistacho y partida al futbolín.
Lanzamos unos frisbis, jugamos a las cartas
y acabamos cenando sardinas y ensalada.
Bebemos, dorados. Hablamos, callados.
La luna, la sal, tus labios mojados.
Me entra la sed y pido una copa
y España se queda en cuartos en la Eurocopa.

Pero nos da igual, hoy ganaremos el Mundial.
Subimos a casa, hacemos el amor
y sudamos tanto que nos deshidratamos.
El tiempo se para, el aire no corre.
Mosquitos volando y grillos cantando,
y tú a mi lado, muriendo de sueño.
Cansada, contenta, me pides un cuento,
y yo te lo cuento, más bien me lo invento.
Te explico que un niño cruzó el universo
montado en un burro con alas de plata,
buscando una estrella llamada Renata que bailaba salsa
con un asteroide llamado Julián Rodríguez de Malta.
Malvado, engreído, traidor, forajido,
conocido bandido en la Vía Láctea
por vender estrellas independientes
a multinacionales semiespaciales. Y te duermes.

Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.

Al principio, como siempre, dormimos abrazados,
y cuando ya suspiras me retiro a mi espacio.
Me gusta dormir solo a tu lado
de la cama, esta cama, hoy repleta de mantas,
en esta mañana fría, fría, fría,
congelada, congelada.

Facto Delafé

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿a qué molan? este es uno de mis muchos descubrimienos de este verano en Alburquerque........

Aprendiz de Arpía