viernes, 28 de septiembre de 2007

El instante

Ella: No te muevas.
Él: Mírame a los ojos.
Así hablaban cuando, en una punzada, les atravesó la vida. Duró un segundo. O quizá un minuto. O tal vez horas. El momento preciso, el instante incierto, en el que se sintieron uno. Vulnerables. A merced de un limbo narcótico. De un destello fugaz e intenso, perecedero y eterno, que hablaba de la verdad y de las mentiras, de la vida y de la muerte. El ocaso invisible tras el cuál, una vez más, volvieron a estar solos. Completamente.

No hay comentarios: