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En los escaparates ya campan los abrigos de lana y tú, arruinada, despistada y algo pava, no llegaste a las rebajas. «Mujer, has tenido un mes », te dice la amiga resabiada, la que tiene jornada intensiva y se ha renovado el armario a base de gangas. Vaya, con eso ahorro, te engañas.
Entrada ya la temporada de lluvias, caes que se olvidó aprovechar el solano para atajar el arreglillo bricoestetico de la casa. Amenaza con llegar la astenia y te levantas de la siesta con la cabeza como una matraca. «Claro, guapa, ¿qué creías? La resaca », te dice el angelito bueno que hoy te pilló por banda. «¿Qué fue de los libros en la reserva? ¿De correr por la mañana? ¿De conseguir un vientre perfecto y demostrar que eres inmune a la ecuación chiringuito=cubata?». ¿Perdona, querubín, no tenías otro alma errante a la que dar la lata?
A punto de sucumbir a la depre colectiva, la de los que se vuelven a casa, y de los que se quedan aquí -los que viven en la costa, es lo que pasa-, te das cuenta de que agosto es un mes hortera con demasiada gente libre, un parque temático con nada que ver con sentirse en casa. Esperanzada, corres al crápula de turno: «Oye, crees que el sábado ya abrirá el Hassan?».
Publicado en La voz de Cádiz el 28 de agosto de 2007
1 comentario:
SI, SI, MU BONITO LO QUE USTED ESCRIBE... PERO EL SÁBADO ABRE HASSAN O NO?
jeje besos
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