domingo, 15 de julio de 2007

La playa, el territorio y el café


Consustancial a los seres humanos, los grandes simios y otras criaturas de dios, el instinto de territorialidad es esa tendencia animal a querer dominar una área, a hacernos un sitio propio a base de dejar nuestros tiestos, arrasar al enemigo o perfumar con meadas. En mitad del tórrido verano, superviviendo como se puede frente al calor implacable y la falta de espacio, en Cádiz, ya en los incipientes días de julio, la preciada franja de arena que bordea el océano se convierte, según las mareas, en todo un tablero de estrategia bélica.
La táctica es llegar el primero, plantar la bandera, digo, la sombrilla, e ir extendiéndose paulatina y sibilinamente, sin que el enemigo te vea. Poco a poco. Primero la bolsa, después la toalla, suavemente la nevera... Tu pequeño mundo se extiende por la rubia arena y tú, feliz, te sientes reina de la morería. «Hoy hemos triunfado», suspiras.
Tiene la territorialidad, como otras costumbres antropológicas y sociales –véase la Declaración de la Renta o el alquiler de pisos–, una acusada inclinación a desproteger a los débiles en favor de la gran manada. Ésa que coloniza a golpe de sombrillas, mesas, hinchables y gastronomía infinitamente más trabajada. Puritica ley del más fuerte que, de repente, te descubre invadida, cercada por un sobaco que no es el tuyo, por una conversación ajena y un pestilente y a destiempo olor a tortilla.
Es entonces cuando, frente a tu indignación que galopa, triunfa el instinto de adaptación del ejemplar más listo. «Calla, nena, que te van a escuchar quejarte». «Es que me han puesto un pie en la cara...». «Tú calla, calla... Traen de todo, ¿no lo ves?" «Para no verlo, si tengo una de sus chanclas en la garganta». «Chiss... verás cómo no te molestan tanto cuando nos inviten a café...».

Publicado en La Voz de Cádiz el martes 3 de julio de 2007

5 comentarios:

El Oliva dijo...

Anda que no, y en la Caleta con marea alta es ya la II Guerra Mundial, la zona de sombra que da el antiguo balneario, es como la toma de la Bastilla.
Por cierto que tal tu experiencia en los San Fermines....me llego la foto del Peloto, pero confundi el limon (uuaaaggg) con una piruleta.
Espero que el aterrizaje, despues de las vacaciones sea leve.
Un saludo

Unknown dijo...

aterrizaje forzoso...
por cierto, el limón riquiiiiiiisimo. Una pena, debe ser lo único que no venden los suministros ambulantes de la playa Victoria.
Gin tonic con gajo de limón.¿Qué no?

Anónimo dijo...

Dímelo a mí, que casi muero de un ataque de 'glamur' el único domingo de este verano que se me ha ocurrido ir a la playa, marea alta y atrapada entre la pared y un grupo de refinados playeros q entre todos sumaban unos cuarenta dientes y otros tantos tatuajes, tangas asfixiados entre inmensos culos celulíticos, cervezas, tintos y colillas.
Hummmmm, que bien me lo pasé escondida bajo mi gorro y mi libro temiendo q me contagiaran una gastroenteritis bajunítica.
Y por favor q nadie confunda mi alegato con un comentario clasista, es simplemente un domingo de julio en la playita con marea alta, cociente 1.07.

Unknown dijo...

jajajaja... como se te ve el plumerín arpiíta de mis entretelas...

Unknown dijo...

por cierto arpía, creo que eres más jipi que pijipi. Ja!!!