lunes, 25 de junio de 2007

De nervios y vocación


Hay días para borrar del calendario. Hay conjunciones capaces de hacer que 24 horas de tu existencia se conviertan en una pesadilla con monstruos incluidos bajo la cama. El teléfono te revienta, te azotan los compromisos y serías capaz de vender tu alma a Lidia Lozano con tal de sumar 180 minutos más a la jornada para seguir sufriendo, pero sin estrés.

Para los individuos hipersensibles la cosa se salda con un incómodo grano en la barbilla, una taquicardia galopante y una sensación paralizante de no poder más. A algunos, en versiones epiteliales, les sacude la dermatitis, a otros la infección de las mucosas y las incómodas llagas. En esos momentos, en los que la pastillita bicolor late sin freno al fondo de tu bolso, en los que el ansiolítico parece ser la única solución, ocurre que puedes toparte con un buen amigo. Tener la suerte de verte reflejado en sus ojos de perro viejo, tranquilo que no manso, siempre con la mano tendida para la confianza. A veces una parada a tiempo aplaca el alma y recoloca las cosas.

Son los casos en los que vuelves a charlar con un reportero de sangre y gasolina, con un conocedor de millas de información, con un lobo de la noticia del que siempre fuiste cómplice. Él te refresca que la literatura es un refugio -¿cómo es que casi se te olvida?-, que el mundo tiene más aristas de lo que parece, que un día tú también saliste con los dientes apretados en busca de una noticia. Recuerdas entonces tu primera firma a los veinte años, tus entrevistas, tus contactos, tus amigos y esa encantadora sensación de ser siempre un aprendiz. Te das cuenta entonces de que al margen de todas las movidas, liberada del teléfono infame, de la catarata de compromisos, tranquila y liviana sin tocar el suelo, difícilmente serías feliz.

Publicado en La Voz de Cádiz el martes 19 de junio

7 comentarios:

Luis dijo...

¿Porqué te excusas?. ¡Seguro que si serías feliz! Así que. Sí sientes que tienes que cambiar tu modo de vida hazlo.
Ah, wellcome back.

Anónimo dijo...

¿Pero queda algún reportero de sangre y gasolina?

Fletch dijo...

¿Le vendería Lois Lane su alma a Lidya Lozano?

Unknown dijo...

Lois Lane sólo le vendería su alma a un héroe que lo merezca

Anónimo dijo...

Ya empezaba a echar de menos una nueva entrada en el blog, mi querida señorita Vila. Me alegro de que hayas recompuesto la psique en este lapsus.

Fletch dijo...

¿Qué me va usted a contar de Lois? ¿qué me va usted a contar?....si yo le contara.....

Anónimo dijo...

A un heroe que lo merezca y que pueda volar, al menos.

Serviría para compensar en parte lo de llevar los slip por encima de los leggings...

Tal como dicen mis coadictos, bienvenida de nuevo. Se echaba de menos la rutina de revisar este blog por las mañanas con el café.

Que la pausa haya sido propicia!