miércoles, 22 de junio de 2011

Final feliz

Aunque posaron sonrientes para la portada del cuento, narran las crónicas que el príncipe y La Sirenita nunca alcanzaron una sana vida marital. 

Antes del choque romántico que reunió sus destinos en aquella regata, ella siempre se había definido abiertamente anarcosindicalista y él, lo confesaría sólo a los íntimos, jamás consiguió zafarse de la repulsión que le daba ese olorcillo a pescado pasado que exhalaba ella, último resquicio túnido que ninguna hechicera había conseguido quitarle.

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