domingo, 12 de junio de 2011

En la media distancia

Maika Makovski. JM Grimaldi
Un jersey de algodón de color azul marino, o blanco, o flúor, que es lo último que se lleva. Un jersey para esquivar el viento de Poniente -¿quién decía que en el sur te morías de calor?-, un abono de dos días y un puñado de euros que intercambiar en Miradores. La moneda de papel celeste en la que en este festival, como quien juega al Monopoly, se intercambian las tapas de salmorejo y las cervezas. Hace falta muy poco para disfrutar de la música con el placer que sólo dan las distancias cortas. Bailando frente al escenario algunos, sentados sobre los bancos de madera otros, sólo hay que dar unos pocos pasos por el recinto para percatarse de que este es un festival atípico, más pequeño, insólitamente íntimo. El II Festival Mirador Pop, la cita de la ciudad de Cádiz con la música indie, ha cambiado de escenario para llenar los muros de un antiguo baluarte militar de letras generacionales, mujeres indomables y un puñado de barbudos. Sigue leyendo en MondoSonoro.

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