domingo, 28 de noviembre de 2010

Metáforas teatrales

Los últimos estertores de un mundo que se acaba, la despreocupada banalidad de quien no sabe lo que le espera, de quien no quiere pensarlo. Un puñado de personajes ante su destino y una sólida articulación escénica para llevar al espectador de la mano, casi sin darse cuenta, a enfrentar un final que es un cara a cara con el vacío. Julio Manrique aborda con exquisita corrección uno de los clásicos dramáticos de Chéjov en una cuidada puesta en escena que parte de la más tradicional concepción teatral sin renunciar a una revisión personal  y poética.  –en el Teatre Romea desde el 9 de noviembre hasta el 9 de enero- planta L´hort dels cirerers sus raíces en el teatro más convencional para superarlo y contar así, a través de cuidados efectos de iluminación y sonido, aquello que el propio autor quiso que quedara en el aire, que se sobreentendiera en un mensaje no dicho. (sigue leyendo en Revista de Letras).

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