jueves, 8 de febrero de 2007

Reciclaje

Vaya de antemano el reconocimiento explícito a esa tendencia obsesivo-preocupativa que me suele abordar a menudo, vaya de antemano y como petición piadosa antes de leer sobre la que empieza a convertirse en la gran preocupación de mi incipiente carrera doméstica: el reciclaje. Ese sustantivo tan de moda y tan rechulo que todos decimos seguir aunque a veces el cartón de leche se cuele, -Oh, terror, ¿cómo ha sido?- entre los despojos de lo orgánico. Qué nombre, ¿verdad? Tan evocador.Y pido disculpas también porque este es un comentario pero también una llamada de atención, petición de una ignorante, confusa ciudadana, con vocación de hacer el bien. Voy al grano: ¿Alguien sabe dónde se tiran las colillas? ¿Y la cerámica? Que no es cristal ni vidrio pero a veces se rompe, se siente, a golpe de manotazo... ¿Y la madera? ¿Y las telas? Dirán ustedes que a esta servidora le ha dado, sospechosamente, por hacer limpieza... Las autoridades hablan de un punto limpio -que como otro punto del que todo el mundo habla- la mayoría no sabe ni dónde anda, y hablan de formación cívica y de campañas ciudadanas. «No es propaganda, es información».Pero yo ya sé que Andalucía con Román es más, que Cádiz está limpio como la plata, que con el Ayuntamiento mejora y que éste impulsa -que maravillosos los matices del lenguaje- el segundo puente... No sé, sin embargo, dónde deshacerme de un montón de cestas viejas, tampoco de las colillas gastadas de madrugada... y me digo que está muy bien eso de informar aunque... ¿Podrían, por humanidad, tener piedad de las obsesiones de una ciudadana con vocación de reciclar?

Publicado en La Voz de Cádiz el 7 de noviembre de 2006

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