jueves, 8 de febrero de 2007

Caprichos


Carmela Bousada anda muy contenta, como una nena con zapatos nuevos. Sólo que lo que lo que sostiene en la foto no tiene cordones y ella de nena, no tiene un pelo. El par con el que posa -uy, qué cosa- es de carne y pide leche. A golpe de grito como lo seguirá haciendo cuando, en unos años, pida pan, libertad, justicia, la mano de una madre que -uy qué cosa- ya no estará. El par que la Bousada ha adquirido en ese supermercado del semen que no es la noche loca no puede cambiarse en caja con el ticket de compra. Es de esas ofertas ahoraonunca con las que hay que hocicar aunque dejen de llevarse las botas.Su par tiene nombre -Pau y Christian- y tendrá apellidos, caídas, desengaños, operaciones de amígdalas y ganas de vomitar. Dice la mamá que anda cansada, a los 67 años, por su estrenado rol. Es lo que tienen los sueños señora que, cuando se cumplen a toda costa, pueden dejarla en el camino. Dice, en otra de sus perlas, que anda buscando un padre joven que les cuide cuando ella ya no esté. ¿Será en cinco será en diez?Mientras se me revuelven las tripas la veo sonreír ante las cámaras del Guinnes, frente la intolerable impavidez con la que el mundo observa la consecución de su capricho. El capricho en la más extrema expresión. El capricho de dar la vida y, luego, a lo que sea. Carmen Bousada ya es madre y sus hijos, muy pronto, serán huérfanos. Algo muy práctico en los tiempos que corren... Siempre me han sorprendido las paradojas y táchenme de extrema, radical o insensible. En este raro mundo se necesita permiso para sacar un boxer, rodar un coche o tener un arma. «Hija, es que estos chismes te pueden quitar la vida...» ¿Y es que a nadie le extraña que cualquier pirada pueda dártela?

Publicado en La Voz de Cádiz el 30 de enero de 2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

Posiblemente se vea como un capricho, pero nadie sabe de la vida de nadie y esta madre muy madura dijo que tomó la decisión luego de que su madre anciana a la cual cuidaba murió.
Creo que la vida se le abrió a esta edad y bien por ella.
Mi abuela tuvo a mi madre a los 42 años y vivió hasta los 94 años, es decir hasta que yo tuve más de 33 años, así que no creo que se queden huérfanos estos chiquitines si la madre tiene una buena vida.
A mi madre le ayudó mi tía abuela a criarnos y ella tenía más de 60 años de edad y mucha fuerza.
Pasaba mis vacaciones con mi abuelita e igual tenía mucha energía y fuerzas y vaya que yo le daba un montón de trabajo.
Además mi maestra Zen acaba de cumplir 100 años y sigue muy bien de salud y lúcida.
Posiblemente una madre jóven pueda morir antes que una vieja, eso solo la vida y el destino lo saben. Así que no hay que juzgar a nadie.
Abrazos