Como yo misma me he encargado de propagar por el facebook mi Navidad terminó con una semimutilación de mi dedo izquierdo. Un super mini cooper que me las tenía guardadas desde que me dio por insinuar que era "un poco mariquita" se ensañó con mi falange hasta convertirla en un fotograma de la autopsia de Laura Palmer. Desde ese momento varias preguntas azotan mi ya de por sí dura existencia: 1º- Si me desmayo con esto, ¿seré capaz de soportar las contracciones de un parto?, 2º- ¿Perderé la uña? 3º- ¿Sería contraproducente estrenar mi nuevo esmalte? 4º- ¿Recuperaré la sensiblidad y la temperatura? 5º- Pasar por una experiencia tan traumática, ¿me hará más dura?
Y sexta y más importante: ¿Desarrollaré como si fuera un personaje de Héroes alguna habilidad desconocida para pelar y comer esta noche gambas y patas rusas?
Mi tiempo se acaba y el dedo responde con dificultad... grrrrr....
"Hay muchas cosas que no puedo decir a nadie, casi todas se refieren a las matemáticas". Carlos Edmundo de Ory
miércoles, 31 de diciembre de 2008
viernes, 26 de diciembre de 2008
La movida madrileña, el derecho de la mujer y los cinco muñecos
A veces, una quisiera tener la chispa, el ingenio y el salero para escribir un post taaaaan bueno...
Una lástima que, cesiones para el humor negro aparte, no pueda quitarme el amargo regustillo del miedo: Chica, esta gente habla en serio.
Una lástima que, cesiones para el humor negro aparte, no pueda quitarme el amargo regustillo del miedo: Chica, esta gente habla en serio.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Frases célebres
Antonio: "Espero llegar más despierto al 009, creo que este dígito tiene licencia para amar"
mmmmm.... ojalá...
mmmmm.... ojalá...
lunes, 22 de diciembre de 2008
La táctica del cordero y el menú de las arañas
Muchas décadas de lucha por la igualdad femenina después, las mujeres seguimos arrastrando la atávica costumbre de ser madres, enfermeras, psicólogas , brujas, expertas cortesanas, adivinadoras de la fortuna y resucitadoras varias. Todas, alguna vez, tuvimos un episodio de "Suproblemaesquenadielehaqueridocomolequieroyo" o "enrealidadsóloyosélomuchísimoquevale" o "aypobrecito, aypobrecito". Cómo buscadoras de oro, como buscadoras de tendencias o coolhunters -un trabajo que ahora, mira por dónde, está muy de moda- vamos por el mundo a la caza y captura del ejemplar más desvalido, del más necesitado, el que aglutine más problemas o resulte más tóxico emocionalmente hablando. A la caza, en definitiva, del cordero degollado. Como un mandato divino, como un estúpido reto.
"Sí, Manolito será muy bueno y muy santo, será limpio y cocinilla, tendrá formación de género, adorará la poesía, admirará a Virginia Wolf y respetará religiosamente el reciclaje, pero es que... me resulta taaaaan aburrido..."
Aunque las hay que aprenden a tiempo -Hombre de mediana edad adorador de su madre/esquivador del compromiso=Uy... tú no me convienes-, el número de mujeres adictas a ir salvando vidas y rescatando corderos se repite en todos los países y todas las sociedades. Parece innato a un género al que desde muy pequeñas le enchufaron la bata de enfermera, la tiza de maestra, la cocinita o el bebé de plástico.
Hace un par de días, leía en una muy cuestionable revista científica cedida amablemente por Spanair que hay un tipo de arañas macho que se hacen los muertos para provocar la curiosidad de ellas y, acto seguido, trincarlas vilmente para el apareamiento. Qué decepción... Cuánto daba yo por un mundo animal en el que -como en la alta sociedad- destacan siempre los de mejores plumajes, los más grandecitos, los que bailan mejor, tienen mejores coches o más largo el pico... Cuánto daba yo por las arañas... tan arpías y tan listas ellas... Pues no.
Los muy canallas de los araños se echan al suelo con expresión victimista -si es que la mímica cabe en el universo gestual de este tipo de invertebrados- propiciando que la hembra se acerque para pillarle desprevenida y hacerles, no sé, pues unos 400 o 500 niños... La verdad es que no me fiaría demasiado de la competencia científica de mis cifras.
Sólo me queda el consuelo de que otra especie más baqueteda, más dura y más herida, ha dado la vuelta al sistema devorando al macho tras el coito en plan Mantis Religiosa.
"¿Pero cómo que dices que te vas? Si no eras nada antes de que yo te conociera..."
Ñam.
"Sí, Manolito será muy bueno y muy santo, será limpio y cocinilla, tendrá formación de género, adorará la poesía, admirará a Virginia Wolf y respetará religiosamente el reciclaje, pero es que... me resulta taaaaan aburrido..."
Aunque las hay que aprenden a tiempo -Hombre de mediana edad adorador de su madre/esquivador del compromiso=Uy... tú no me convienes-, el número de mujeres adictas a ir salvando vidas y rescatando corderos se repite en todos los países y todas las sociedades. Parece innato a un género al que desde muy pequeñas le enchufaron la bata de enfermera, la tiza de maestra, la cocinita o el bebé de plástico.
Hace un par de días, leía en una muy cuestionable revista científica cedida amablemente por Spanair que hay un tipo de arañas macho que se hacen los muertos para provocar la curiosidad de ellas y, acto seguido, trincarlas vilmente para el apareamiento. Qué decepción... Cuánto daba yo por un mundo animal en el que -como en la alta sociedad- destacan siempre los de mejores plumajes, los más grandecitos, los que bailan mejor, tienen mejores coches o más largo el pico... Cuánto daba yo por las arañas... tan arpías y tan listas ellas... Pues no.
Los muy canallas de los araños se echan al suelo con expresión victimista -si es que la mímica cabe en el universo gestual de este tipo de invertebrados- propiciando que la hembra se acerque para pillarle desprevenida y hacerles, no sé, pues unos 400 o 500 niños... La verdad es que no me fiaría demasiado de la competencia científica de mis cifras.
Sólo me queda el consuelo de que otra especie más baqueteda, más dura y más herida, ha dado la vuelta al sistema devorando al macho tras el coito en plan Mantis Religiosa.
"¿Pero cómo que dices que te vas? Si no eras nada antes de que yo te conociera..."
Ñam.
jueves, 18 de diciembre de 2008
Frases célebres
María: "Hacer didáctica emocional cansa. De tanto meterte y sacarte las tripas para mostrar lo que sientes terminas destrozada".
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Melodía de la semana
Me hiciste un regalo,
y yo tardé unos días en abrirlo...
Enero en la playa
Y tu piel es blanca, como esta mañana de enero,
demasiado hermosa como para ir a trabajar.
Y, sin pestañear, hablamos con la jefa, un cuento chino,
y, como niños, nos volvemos a acostar.
Se supone que debía ser fácil, ¿tienes frío?,
pero a veces lo hago un poco difícil, perdón.
Suerte que tú ríes y no te enfadas
porque eres más lista y menos egoísta que yo.
¿Todavía tienes frío? Bueno,
cierra los ojos un minuto que te llevo a un lugar.
Imagina una calita, yo te sirvo una clara.
Es verano y luce el sol, es la costa catalana.
Y estamos tranquilos, como anestesiados,
después del gazpacho nos quedamos dormidos
mirando el Tour de Francia en la típica etapa
donde Lance gana imponiéndose al sprint
con un segundo de ventaja en el último suspiro,
colgándose a sus hombros el maillot amarillo.
De nuevo al chiringuito, un bañito,
helado de pistacho y partida al futbolín.
Lanzamos unos frisbis, jugamos a las cartas
y acabamos cenando sardinas y ensalada.
Bebemos, dorados. Hablamos, callados.
La luna, la sal, tus labios mojados.
Me entra la sed y pido una copa
y España se queda en cuartos en la Eurocopa.
Pero nos da igual, hoy ganaremos el Mundial.
Subimos a casa, hacemos el amor
y sudamos tanto que nos deshidratamos.
El tiempo se para, el aire no corre.
Mosquitos volando y grillos cantando,
y tú a mi lado, muriendo de sueño.
Cansada, contenta, me pides un cuento,
y yo te lo cuento, más bien me lo invento.
Te explico que un niño cruzó el universo
montado en un burro con alas de plata,
buscando una estrella llamada Renata que bailaba salsa
con un asteroide llamado Julián Rodríguez de Malta.
Malvado, engreído, traidor, forajido,
conocido bandido en la Vía Láctea
por vender estrellas independientes
a multinacionales semiespaciales. Y te duermes.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Al principio, como siempre, dormimos abrazados,
y cuando ya suspiras me retiro a mi espacio.
Me gusta dormir solo a tu lado
de la cama, esta cama, hoy repleta de mantas,
en esta mañana fría, fría, fría,
congelada, congelada.
Facto Delafé
y yo tardé unos días en abrirlo...
Enero en la playa
Y tu piel es blanca, como esta mañana de enero,
demasiado hermosa como para ir a trabajar.
Y, sin pestañear, hablamos con la jefa, un cuento chino,
y, como niños, nos volvemos a acostar.
Se supone que debía ser fácil, ¿tienes frío?,
pero a veces lo hago un poco difícil, perdón.
Suerte que tú ríes y no te enfadas
porque eres más lista y menos egoísta que yo.
¿Todavía tienes frío? Bueno,
cierra los ojos un minuto que te llevo a un lugar.
Imagina una calita, yo te sirvo una clara.
Es verano y luce el sol, es la costa catalana.
Y estamos tranquilos, como anestesiados,
después del gazpacho nos quedamos dormidos
mirando el Tour de Francia en la típica etapa
donde Lance gana imponiéndose al sprint
con un segundo de ventaja en el último suspiro,
colgándose a sus hombros el maillot amarillo.
De nuevo al chiringuito, un bañito,
helado de pistacho y partida al futbolín.
Lanzamos unos frisbis, jugamos a las cartas
y acabamos cenando sardinas y ensalada.
Bebemos, dorados. Hablamos, callados.
La luna, la sal, tus labios mojados.
Me entra la sed y pido una copa
y España se queda en cuartos en la Eurocopa.
Pero nos da igual, hoy ganaremos el Mundial.
Subimos a casa, hacemos el amor
y sudamos tanto que nos deshidratamos.
El tiempo se para, el aire no corre.
Mosquitos volando y grillos cantando,
y tú a mi lado, muriendo de sueño.
Cansada, contenta, me pides un cuento,
y yo te lo cuento, más bien me lo invento.
Te explico que un niño cruzó el universo
montado en un burro con alas de plata,
buscando una estrella llamada Renata que bailaba salsa
con un asteroide llamado Julián Rodríguez de Malta.
Malvado, engreído, traidor, forajido,
conocido bandido en la Vía Láctea
por vender estrellas independientes
a multinacionales semiespaciales. Y te duermes.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios.
Al principio, como siempre, dormimos abrazados,
y cuando ya suspiras me retiro a mi espacio.
Me gusta dormir solo a tu lado
de la cama, esta cama, hoy repleta de mantas,
en esta mañana fría, fría, fría,
congelada, congelada.
Facto Delafé
Quererse
-No sé cómo quererte.
-Quiéreme cómo tú quieras.
Ella cerró los ojos y sintió palpitar el silencio, el vacío de las respuestas que no hacen falta. Por le hilo del teléfono caminaban dejando huellas moradas las tardes de la infancia, los sueños rotos, la utopía frágil de creernos invencibles. Desfilaban las lágrimas del primer amor y la esperanza de las caricias. Desfilaban dientes apretados, trucos para sobrevivir. Desfilaba la vida que era y la que pudo ser, un desordenado amasijos de espejos, un secreto heredado, varias bofetadas y mariposas de colores de las que viven en la barriga. Desfilaban las máscaras y las mentiras piadosas, las puertas falsas, las corazas. Los pecados ajenos y los propios, los errores de los padres, del mundo. Caminaba un abrazo envolvente, el sexo y el pálpito. El miedo, dejando sobresalir su cabeza por encima del resto. Un amargor de hombres y mujeres secuestrados. Eran los pequeños fracasos y los grandes éxitos. Era el amor inmenso, era la belleza serena del sueño. Quererlo a él, era quererlos a todos, era saberse perdidos, imperfectos. Era abrirse camino, torpemente, por aquella muchedumbre propia y ajena. Era llegar agotada y rozar su mano caliente, escapar un instante del desastre, y respirar, salvados.
Ilustración: The Red Ribbon, Simona Cordero
domingo, 14 de diciembre de 2008
jueves, 4 de diciembre de 2008
Mi candidatura
Este es sin duda un país de misterios. Junto al niño de Somosierra y las caras de Vélmez, el enigma del blindaje del incompetente es otra de las lagunas negras de mi historia emo.. digo nacional. Olisqueo a un lado y a otro y sigo viendo a los mismos, con sus cagadas de empresa, con sus grandes sueldos, con su reuniones de horas y sus diarreas mentales nuevas. Plan de Empresa Más Idiota Todavía, Menos Responsabilidades Todavía. Siempre sorprendiendo. No importa, pagan otros y si la cagamos nos montamos un business weekend en un Spa y nos comemos un poquito... la olla (cómo diría el Señor Lobo). Los veo a ellos y a los micuitbecarios recién llegados para ocupar la plaza de un empleado de boca o cabeza amenazante.
Van saliendo en filita india los peones del desastre y ellos siguen ahí, mirando desde la barrera, manejando dinero que no es suyo con la seguridad de una clausula que perpetúa imbéciles como si este país fuera una especie de ONG Para la Protección de los Cerebros Blandos.
Mmmmm... agridulce país de la casera con tinto, de las contradicciones. En el que siempre pagan los mismos.
Evidentemente, mi candidatura para el 3.000.000 no hubiera sido José Luis.
Van saliendo en filita india los peones del desastre y ellos siguen ahí, mirando desde la barrera, manejando dinero que no es suyo con la seguridad de una clausula que perpetúa imbéciles como si este país fuera una especie de ONG Para la Protección de los Cerebros Blandos.
Mmmmm... agridulce país de la casera con tinto, de las contradicciones. En el que siempre pagan los mismos.
Evidentemente, mi candidatura para el 3.000.000 no hubiera sido José Luis.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Vocaciones
-Anda nena cuenta, ¿qué te gustaría ser de mayor?
-Sirena, peluquera o ginecóloga.
Después me dio la vena de hacerme periodista... Las cosas...
Sin duda, ésta sería mi tarta soñada.
domingo, 30 de noviembre de 2008
martes, 25 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
Intuiciones propias, ciencias ajenas
Punset: "...lo más sorprendente es descubrir que el amor lejos de ser como cree mucha gente un acto de generosidad y de entrega, trovadoresco, es un acto puro de supervivencia..."
domingo, 23 de noviembre de 2008
De vuelta
El olor de la cocina de mi tía. La empinada cuesta de la entrada. Aquella primera foto, con coleta y vestido rosa, bajo el brazo de mi madre. El verdín de las paredes. El cielo preñado de estrellas. La calma. Una vuelve a casa y sabe que no tiene casa. Sabe que hace tiempo que juega a tomarla prestada. Llega y llena el baño a la temperatura exacta de las lágrimas. Jugar a pertenecer, jugar a ser y saber que, en el fondo, te ha tocado la carta más lúcida, la de saber que no eres nada. La carta agridulce de los que les tocó mirar desde el otro lado, la del vértigo que, en los días de sol en el pecho, te convierte en valiente, fuerte, uña, caricia, "ven, respira, no va a pasarte nada".
Una vuelve a casa y reúne las paredes, vuelve a cuadrar las ventanas. Ordena la fábula de un espacio y lo acicala. Me esperan el té, el agua caliente y el pijama. Me esperan espejismos dulces, las herramientas domésticas, la voz cerca y lejos al otro lado del teléfono. Soy un caracol que apúntala su cáscara. Mientras no sople demasiado frío, puedo creerme abeja u hormiga, vuelvo a fantasear con encontrar mi sitio, los calcetines por encima de la ropa, debajo de una hoja, en mitad de estas ramas.
viernes, 14 de noviembre de 2008
Frases célebres
Aurora: ¿En Cibeles? Unas tías muy raras... Flacas, flacas, con tacones de 15 centímetros y... ¡Camisetas de tirantes aunque haga frío!
martes, 11 de noviembre de 2008
viernes, 7 de noviembre de 2008
Nubes en la cabeza
Lo malo de tener la cabeza en las nubes es que un día, aburridas del intercambio desequilibrado, son ellas las que entran en tu mollera. Suele coincidir con los días grises de sueños raros. Una se levanta con la sensación de haber dormido demasiado poco, de despertar, por qué no, en mitad de la pesadilla.
Son días en los que el desayuno sabe raro, el café quema la lengua y la cabeza tintinea abotargada. Llena de vapores. Es cuando las ideas locas, los grandes sueños, las ilusiones tontas y los proyectos se caen al suelo de golpe, pesados al perder el sostén del vapor de agua.
Caen sobre el asfalto frío o recalentado, dependiendo la época del año, y te arrancan del viaje vaporoso dónde bailando con la esperanza se perdía tu cabeza. En el viaje, los proyectos pierden datos, se magullan y resultan mutilados. Alguno no sobrevive la velocidad de caída. Es normal, son demasiados metros.
Hoy la cabeza se me ha llenado de brumas y veo con exquisita claridad el final de los caminos. El oscuro paisaje de lo que los mayores llamamos, qué crueles, "la vida real". Hoy, bebo margaritas y mastico lágrimas de abejas, dicen que es un buen antídoto para abrir a las nubes, en medio de mi masa gris, un camino de regreso a casa.
Cuando puedo, entre la telaraña de desalientos y el tic tac de los relojes, les susurro que se vayan, que ya iré yo a verlas. Arriba hay más espacio y el efecto es contrapuesto. Arriba, mi cabeza vuelve a creer en todo lo posible, soy criatura de sueños y nada me da miedo. Allí no tengo nombre, ni camino, ni plazos, ni tiempos. Allí me olvido de que otros nos cocinan la vida para presentármela ya hecha.
Chris Scarborough
jueves, 6 de noviembre de 2008
Melodía de la semana
Con cada amor crecemos, creemos, nos descubrimos. Con cada amor nos hacemos más altos, más guapos, más sabios, nos endurecemos. Con cada amor mudamos la piel y aprendemos a mirar con ojos nuevos. Ojos verdes, azules y negros, ojos prestados. Por eso cada amor, cuando pasa, se lleva una parte única que sólo una vez compartirmos. Una parte que quizás nunca volvamos a ser.
Hasta el día en que una canción melosa en un idioma nuevo te recuerda que nuestras pequeñas historias son grandes hazañas que todos compartimos. Entonces te reconoces a ti, pequeña, lejana, conservada intacta entre el paisaje de sonidos. Entonces estiras la mano y, como dice Miguel Ángel, alcanzas lo real con la yema de los dedos.
Se ha abierto una grieta y allí estás tú, allí están todos, como guardados con mimo. Callados y tímidos, los sentimientos. Brillantes, oscuros, cálidos y dolorosos. Allí están mientras la canción suena.
Decides no escucharla mucho, temes que la magia, como el amor, también pueda morir por la costumbre.
Com anar al cel i tornar
Nina de molsa i glaç
que ara em dorms al costat
et llevaràs un dia amb un cert regust estrany.
Et faràs l'esmorzar,
iogurt amb cereals,
i quan batis la porta notaràs que tot és fals.
Sense fixar-te que ensopegues amb el gat,
ni amb aquell nom que vas guixar amb les teves claus,
mig esborrat.
Com les paraules que ja no em parles.
Nina de sucre i fang,
que ara jeus al sofà,
t'aixecaràs un vespre pressentint aquest final.
Mentre fas el sopar
llesques de pa torrat,
l'estómac encongit t'avisarà que s'ha acabat.
Sense mirar la foto de les nostres mans
que ens vam fer un dia dins el llit en fer-se tard,
no fa pas tant.
Quan em parlaves sense paraules.
D'un amor llarg
com anar al cel i tornar.
D'un amor boig
com pluja seca.
D'un amor dolç
com panellets de pinyons.
D'un amor feréstec com les pel·lícules d'en Truffaut.
Nina de marbre i sal
que un dia em deixaràs
tots els prestatges buits de roba teva per planxar.
Remenant els records,
mentre em faig el dinar
sopa de maravilla i un bistec amb poca sal.
Sense parar de dir-te coses amb el cap,
com quan dormies i jo estava desvetllat
tot enyorant
quan em parlaves sense paraules.
D'un amor llarg,
com anar al cel i tornar.
D'un amor boig
com pluja seca.
D'un amor dolç
com panellets de pinyons,
d'un amor feréstec com els que surten a les cançons.
D'un amor llarg,
com anar al cel i tornar.
D'un amor boig
com pluja seca.
D'un amor dolç
com panellets de pinyons,
d'un amor feréstec com els que surten a les cançons.
Els Pets (bueno chicos, se me tiene que pegar algo...)
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Frases célebres
Lolo (por escrito): Y ya no te doy mas el coñazo con lo de AGUANTAR que parezco la Pantoja cuando salió en la tele diciendo: ESTOY HARTA DE AGUANTAR LA FAMILIA RIVERA...
Pillados
Como tiernas babosas de la campiña
ella y él se enroscaron húmedamente
y el dejo de ser hombre, como ella niña
para ser uno solo completamente
Desde todos los puntos que los juntaban
se saborearon tanto y con tal delicia
que las horas de vida que les quedaban
decidieron pasarlas en la caricia
A menos de un suspiro del tibio abrazo
el resto de la historia se debatía
en átomos, galaxias y otros acasos
encontraron certezas justo aquel día
y se hicieron leyenda los dos amantes
enroscados eterna y húmedamente
nada pudo tocarlos detrás de guantes
sólo pueden saberlo los igualmente
los igualmente...
S. R.
viernes, 31 de octubre de 2008
Soñar despierto y en la parada del 5
Cádiz, 08:25 a. m. En la parada del autobús de los Pisos de la Eléctrica
Viandante n1: Vamos a salir nadando de aquí.
Viandante n2: ¡Y qué frío más malísimo!
Viandante n3: ¿Y si llamaran nuestros jefes y nos dijeran que con este tiempo han decidido perdonarnos el día?
Mirada general de estupor. Ojos muy abiertos. Suenan varias carcajadas.
Viandante n3 (again): Como en el cole...
Entonces llega el bus, pero antes, como en un destello, un brillante relámpago azul de ilusión ha chisporroteado en algunas caras.
Viandante n2: Ojalá...
Está claro quién es el 3...
miércoles, 29 de octubre de 2008
El viaje
-Bueno, soy coqueta, pero no tanto...
-¿Tú crees?
Para entonces, él ya había cruzado la autopista a velocidad de vértigo, atravesado sembrados, esquivado semáforos, atisbado un pequeño accidente dónde no parecía haber habido heridos. Había sobrevolado ciudades, enterrado Papas y atisbado revoluciones. Había sido padre y madre, hijo y nieto. Había sido huérfano envejecido mil años. Había bailado sobre el fuego y nadado entre cenizas. Conocido mil lenguas, dado mil rodeos para regresar a casa con el corazón templado. Antes de sonreír se sacudió el polvo con regusto. Adoraba volar empujado por el aleteo de sus pestañas.
Ilustración de Yoko Furusho
Frases célebres
Pablo: "Vila, de repente te he visto con claridad. Eres como una heroína de Matrix intentando esquivar ladrillazos. Algunas veces te rozan, pero analizas la trayectoria y, a la siguiente, ya sabes evitar el golpe"
martes, 28 de octubre de 2008
lunes, 27 de octubre de 2008
Ciberespacio y nostalgia
La técnica codifica sus propios reencuentros. Mi móvil comodín -un más que desagradable artilugio que nunca falla y guarda mi agendaXtrem para cuando fallan otros terminales más pijos- atesora en su galería un par de fotos que me reencuentran con las importancias del pasado. Juego a no borrarlas, merece la pena probar la turbadora sensación de ser la misma persona y ser otra, al mismo, o mejor dicho, en distinto tiempo. El último salto espacio temporal de inspiración técnica ha tenido que ver con mi anciana cuenta de yahoo. La primera, la más antigua. La que me creó un novio americano (bueno, nacido en América) que allá por 1998 me bautizó como internauta. Lo que ha llovido. Para evitar más complicaciones y registrarme en Flickr me he atrevido a probarla. He introducido el usuario, la contraseña. He fantaseado con la posibilidad de encontrar los correos de antaño... Cándidas declaraciones de amor y proyectos trasatlánticos que esperaba saborear con la perspectiva de la experiencia. Su cuenta se considera desactivada, me ha avisado un mensaje.
Ante mí, el paisaje desolador de una web vacía. Sólo un dato, en la agenda de contactos: el primer correo de mi histórico cuyo dominio no creo que ni recuerde. Ni bandeja de entrada, ni enviados, ni papelera... Nada. Ni un ápice de las epístolas que cruzaban virtualmente el atlántico. Por las que salía del instituto a conectarme en aquel único ordenador con acceso a internet de la oficina de mi madre. Está claro que, utopías cibernéticas aparte, nada puede igualarse con el papel de las cartas, de los diarios, de las notas pegadas en el cristal del baño.
Una ex compañera de trabajo algo pirada me confesó una vez que imprimía los correos enamorados de su bandeja de entrada. Claro, era una visionaria.
Ella ya sabía que la web no tiene memoria, ni piedad con la nostalgia.
Ante mí, el paisaje desolador de una web vacía. Sólo un dato, en la agenda de contactos: el primer correo de mi histórico cuyo dominio no creo que ni recuerde. Ni bandeja de entrada, ni enviados, ni papelera... Nada. Ni un ápice de las epístolas que cruzaban virtualmente el atlántico. Por las que salía del instituto a conectarme en aquel único ordenador con acceso a internet de la oficina de mi madre. Está claro que, utopías cibernéticas aparte, nada puede igualarse con el papel de las cartas, de los diarios, de las notas pegadas en el cristal del baño.
Una ex compañera de trabajo algo pirada me confesó una vez que imprimía los correos enamorados de su bandeja de entrada. Claro, era una visionaria.
Ella ya sabía que la web no tiene memoria, ni piedad con la nostalgia.
jueves, 23 de octubre de 2008
La conmemoración, el marketing y el tubérculo
Es el año internacional de la papa. No del Papa ni el papá. De la papa a secas. Así, bisilábica, humilde, femenina. El alimento más socorrido del mundo celebra su conmemoración mundial y, cómo no, vuelve, como junto al filete, a quedarse oscurecida por el despliegue mediático de celebraciones más finas. Es año de Juegos Olímpicos, es año de Eurocopa y un fornido mallorquín se las pasa acumulando premios allá dónde pone la raqueta. ¿Quién va a acordarse de la papa? Fea, sucia de tierra, elemental, pequeña. La FAO organiza el periodo que debe celebrar las beldades de este alimento y, como todas las cosas feuchas, nadie parece echarle cuenta. Las papas hacen bien.
Es lo que tiene… Tantos años quitándonos el hambre hecha una reina en nuestras cocinas y ni nada de inversión en marketing. Así se queda una… a merced de la imagen pública, de nuevos y sofisticados productos con más glamour, con más presencia, sacrificada al olvido de la sociedad de la opulencia. Otra víctima. Triunfa la sofisticación y el afán minimalista y el pequeño tubérculo de la nueva América se queda a un lado. No hay macroconciertos poperos, no hay merchandising, ni camisetas. Y mientras en el año de su onomástica todos se apuntan a otras fiestas, la papa calla, vestida de domingo y toda tímida. La papa, la joya de los Andes y su periplo por el mundo.
Yo me pregunto si, ante los nuevos especuladores de la comida, no tendrá que venir de vueltas la papa, a quitarnos el hambre, como siempre pasa. La Papa, alimento del futuro, cuenta entre mil epígrafes la web habilitada para la defensa de este alimento feo por fuera y precioso por dentro, como la bestia del cuento. La papa, tesoro enterrado.
Es tiempo de ponerse al día. Si el solanum tuberosum no reinvindica su sitio, tendrá que hacerlo una, defendiendo su importancia ancestral frente a los envites del cursilismo, el high tech y la cocina creativa. En todo el mundo se producen papas.
Algunos todavía se preguntaran qué tendrá que ver la papa con la cultura. Ay… dios, si ella misma es cultura. Cultura del hambre, de las migraciones, cultura transversal metida en las casas de individuos diversos, enfrentados, de confesiones distintas.
Herramienta contra la muerte y la miseria, cultura de la gorda metida bajo un fino pellejo marrón que, ahora que tenemos abonos de artificio, todo el mundo tira. Pioneros ellos, los de Nikon han convocado un concurso fotográfico mundial cuyos horizontes, piénsenlo bien, desbordan los límites de otras temáticas muchísimo más manidas. ¿Podrá la papa poner cara de pena, dar buenas exclusivas que despierten a favor de la caridad y de la crítica? ¿Qué es una papa? Perspectivas.
Antes de que se acabe el año y porque soy adoradora de las causas perdidas, levanto mi voz por si alguien me escucha y se acuerda alguna vez que este fue el año del tubérculo segundón de la comida. De la llave contra el hambre, de la hermana pobre de la historia y la cultura. De la papa, así, escrito como aquí, dónde –momento para reflexiones lingüísticas- se sigue manteniendo el apelativo auténtico, el andino.
La papa que nunca fue objeto de culto, ni musa para la lírica. La papa herencia de los hermanos pobres, la papa peruana, la papa india. La papa que, en año de fútbol y olimpismo, tiene una afónica oficina de conmemoraciones. Y eso, a pesar de vivir en un mundo en manos de un buen puñado de papas fritas.
Publicado en el Boletín Rivadavia nº 39
(Fundación Provincial de Cultura)
Es lo que tiene… Tantos años quitándonos el hambre hecha una reina en nuestras cocinas y ni nada de inversión en marketing. Así se queda una… a merced de la imagen pública, de nuevos y sofisticados productos con más glamour, con más presencia, sacrificada al olvido de la sociedad de la opulencia. Otra víctima. Triunfa la sofisticación y el afán minimalista y el pequeño tubérculo de la nueva América se queda a un lado. No hay macroconciertos poperos, no hay merchandising, ni camisetas. Y mientras en el año de su onomástica todos se apuntan a otras fiestas, la papa calla, vestida de domingo y toda tímida. La papa, la joya de los Andes y su periplo por el mundo.
Yo me pregunto si, ante los nuevos especuladores de la comida, no tendrá que venir de vueltas la papa, a quitarnos el hambre, como siempre pasa. La Papa, alimento del futuro, cuenta entre mil epígrafes la web habilitada para la defensa de este alimento feo por fuera y precioso por dentro, como la bestia del cuento. La papa, tesoro enterrado.
Es tiempo de ponerse al día. Si el solanum tuberosum no reinvindica su sitio, tendrá que hacerlo una, defendiendo su importancia ancestral frente a los envites del cursilismo, el high tech y la cocina creativa. En todo el mundo se producen papas.
Algunos todavía se preguntaran qué tendrá que ver la papa con la cultura. Ay… dios, si ella misma es cultura. Cultura del hambre, de las migraciones, cultura transversal metida en las casas de individuos diversos, enfrentados, de confesiones distintas.
Herramienta contra la muerte y la miseria, cultura de la gorda metida bajo un fino pellejo marrón que, ahora que tenemos abonos de artificio, todo el mundo tira. Pioneros ellos, los de Nikon han convocado un concurso fotográfico mundial cuyos horizontes, piénsenlo bien, desbordan los límites de otras temáticas muchísimo más manidas. ¿Podrá la papa poner cara de pena, dar buenas exclusivas que despierten a favor de la caridad y de la crítica? ¿Qué es una papa? Perspectivas.
Antes de que se acabe el año y porque soy adoradora de las causas perdidas, levanto mi voz por si alguien me escucha y se acuerda alguna vez que este fue el año del tubérculo segundón de la comida. De la llave contra el hambre, de la hermana pobre de la historia y la cultura. De la papa, así, escrito como aquí, dónde –momento para reflexiones lingüísticas- se sigue manteniendo el apelativo auténtico, el andino.
La papa que nunca fue objeto de culto, ni musa para la lírica. La papa herencia de los hermanos pobres, la papa peruana, la papa india. La papa que, en año de fútbol y olimpismo, tiene una afónica oficina de conmemoraciones. Y eso, a pesar de vivir en un mundo en manos de un buen puñado de papas fritas.
Publicado en el Boletín Rivadavia nº 39
(Fundación Provincial de Cultura)
El chiste
A veces, cuando tienes el corazón agitado y estás a punto de mandarlo todo a la mierda, te llama, revolcada, tu mejor amiga:
-¡Es muy gracioso! ¡Es taaaan gracioso! Es que me lo imagino...
La oyes carcajearse al otro lado del teléfono y de pronto, en tu barriga, se abre una ventana de aire fresco. Eres capaz de salir de la pantalla y sentarte a ver la peli de terror de la que acabas de ser protagonista.
Mientras continúa repitiendo los detalles de tu dramático mail Diatriba de la Curranta Cap101, tu corazón se ha calmado y empiezas a verle el chiste a la cosa.
Recargas las pilas de la sátira. Asumes las no reglas del absurdo.
Qu´est-ce qu´on peut faire?
El chiste es malo -injusto, cruel, inmerecido- pero, si te fijas, tiene razón, es hasta divertido.
-¡Es muy gracioso! ¡Es taaaan gracioso! Es que me lo imagino...
La oyes carcajearse al otro lado del teléfono y de pronto, en tu barriga, se abre una ventana de aire fresco. Eres capaz de salir de la pantalla y sentarte a ver la peli de terror de la que acabas de ser protagonista.
Mientras continúa repitiendo los detalles de tu dramático mail Diatriba de la Curranta Cap101, tu corazón se ha calmado y empiezas a verle el chiste a la cosa.
Recargas las pilas de la sátira. Asumes las no reglas del absurdo.
Qu´est-ce qu´on peut faire?
El chiste es malo -injusto, cruel, inmerecido- pero, si te fijas, tiene razón, es hasta divertido.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Me suena...
Hace más de diez años, once exactamente, un sociólogo francés llamado Duclos Denis señalaba, entre las razones del colapso, crisis y destrucción del Imperio Romano, tres similitudes especialmente notables con Occidente:
1- La agravación extrema de la opresión-explotación de las clases inferiores del sistema.
2- El distanciamiento físico de las clases altas respecto del resto.
3- La irrupción aplastante del parasitismo de una "nueva burguesía mezquina (...) que utilizaba diversos subterfugios para eludir las obligaciones del Estado y que fundaba su prosperidad en la explotación y la especulación" (Rostovtzeff).
Ejem...
(garraspeo intencional)
1- La agravación extrema de la opresión-explotación de las clases inferiores del sistema.
2- El distanciamiento físico de las clases altas respecto del resto.
3- La irrupción aplastante del parasitismo de una "nueva burguesía mezquina (...) que utilizaba diversos subterfugios para eludir las obligaciones del Estado y que fundaba su prosperidad en la explotación y la especulación" (Rostovtzeff).
Ejem...
(garraspeo intencional)
martes, 21 de octubre de 2008
Sujeto Nominal
Descubrir ciertas nóminas ajenas es como ver a tus padres poniendo los regalos la noche de Reyes. Como llegar a razonar que es imposible que un ratón con apellido se cuele para llevarse un diente sin dejarte pelos, parásitos o, en su defecto, la peste. Como descubrir que Romy Schneider no fue feliz. Ocurre un día, después de volver de la máquina del café, mientras los directivos discuten de la Ontología del Garbanzo en su acristalada sala de reuniones y tú esperas que alguien se ponga a trabajar y te encargue la tarea.
Sucede un día cualquiera, a menudo uno en el que no tienes plan con amigotes que justifiquen tu posterior necesidad de ahogar el desconsuelo con grandes dosis de ginebra. Alguien que asumió como natural, lógico e incuestionable que lo suyo es talento y no el producto de nuestro patrio Sistema Nacional para el Mantenimiento de la Incompetencia, sufre un apretón de vientre, recibe una llamada íntima y/o abandona su puesto de trabajo. Maldito momento en el que tú regresas del cafelito rápido para encontrar un misterioso papel semidoblado sobre tu teclado.
Cuando quieres reaccionar ya es demasiado tarde. "Se lo prometo señor juez no tengo costumbre de torturar mi autoestima curioseando los méritos económicos ajenos. Estaba allí y creí que era mío... ¡¡¡¡Quiero que sea mío!!!!". Para entonces ya has visto la cifra como una bofetada en la malísima cara que tenías que haber maquillado -escudo psicológico a prueba de decepciones- esa mañana. ¡Jesús!, ¡Mahoma!, ¡Abraham!, ¡Al Gore!, ¡Carrie Bradshaw! Mentas el catálogo de nuevos y viejos profetas y sientes que un escalofrío, helado de rabia, te recorre la espalda.
Mierda, mierda, mierda... ¿Qué he hecho mal? ¿En qué momento me equivoqué de profesión, de calle, de vida, de gameto?
El sujeto nominal -a partir de ahora serás incapaz de llamarlo de otra manera- vuelve de dóndequiera que ha estado y recupera el documento que tú, como herida de muerte, has dejado caer lánguidamente, entre la decepción generacional, el desconsuelo de género, el despropósito general y el mareo.
Tras la rabia viene la pena. Tus recuerdos de las notas del colegio, los nervios de los exámenes, la publicidad engañosa, tanto logras tanto vales... Creer que algún día... no sé... podrías pagar un coche, un alquiler, un hijo... Te palpas las tetas, inconstante amor de tetas, demasiado pequeñas para disimularlas -¿y si hubieras sido un tío?-, demasiado chicas para utilizarlas -¿y si hubieran sido gordas?- y rebuscas en tu cabeza cosas que mantengan tu equilibrio. "Es rico, pero no le luce. Es rico, pero no hay quien le aguante. Es rico, pero no tiene amigos. Es rico, pero no encontrará otro que lo contrate en ninguna otra parte... " Vas pensando como en una retahíla de frases preparadas para autoengañarte. Sin caer aún en que es falsa esa lógica popular que parte de que que en este mundo tiene que haber equilibrio.
El sujeto nominal hace uno de sus geniales comentarios -Sientes asco, ya no hay piedad- y, de repente, te deja de dar lástima que lo dejara su novia, que su perro esté enfermo, que se operara el pene, que el otro día le robaran la cartera, que sea un sujeto ridículo... En ese mismo instante que no tiene vuelta atrás sabes, como una bofetada, que tú eres la única que da pena. Tú y tus sueños, tú y tu idea de justicia, tú y tus niñerías.
Ese día vuelves a casa y llamas a tu amiga. También ella descubrió la mentira de los Reyes y ratones, de la media naranja, de la emancipación femenina, de la igualdad de género, de la sociedad lumpenburguesa, de la socialdemocracia, de las tarjetas VISA.
La llamas para contarle que, mierda, otra vez más y cómo si aún te quedara mucha, has perdido la inocencia.
Sucede un día cualquiera, a menudo uno en el que no tienes plan con amigotes que justifiquen tu posterior necesidad de ahogar el desconsuelo con grandes dosis de ginebra. Alguien que asumió como natural, lógico e incuestionable que lo suyo es talento y no el producto de nuestro patrio Sistema Nacional para el Mantenimiento de la Incompetencia, sufre un apretón de vientre, recibe una llamada íntima y/o abandona su puesto de trabajo. Maldito momento en el que tú regresas del cafelito rápido para encontrar un misterioso papel semidoblado sobre tu teclado.
Cuando quieres reaccionar ya es demasiado tarde. "Se lo prometo señor juez no tengo costumbre de torturar mi autoestima curioseando los méritos económicos ajenos. Estaba allí y creí que era mío... ¡¡¡¡Quiero que sea mío!!!!". Para entonces ya has visto la cifra como una bofetada en la malísima cara que tenías que haber maquillado -escudo psicológico a prueba de decepciones- esa mañana. ¡Jesús!, ¡Mahoma!, ¡Abraham!, ¡Al Gore!, ¡Carrie Bradshaw! Mentas el catálogo de nuevos y viejos profetas y sientes que un escalofrío, helado de rabia, te recorre la espalda.
Mierda, mierda, mierda... ¿Qué he hecho mal? ¿En qué momento me equivoqué de profesión, de calle, de vida, de gameto?
El sujeto nominal -a partir de ahora serás incapaz de llamarlo de otra manera- vuelve de dóndequiera que ha estado y recupera el documento que tú, como herida de muerte, has dejado caer lánguidamente, entre la decepción generacional, el desconsuelo de género, el despropósito general y el mareo.
Tras la rabia viene la pena. Tus recuerdos de las notas del colegio, los nervios de los exámenes, la publicidad engañosa, tanto logras tanto vales... Creer que algún día... no sé... podrías pagar un coche, un alquiler, un hijo... Te palpas las tetas, inconstante amor de tetas, demasiado pequeñas para disimularlas -¿y si hubieras sido un tío?-, demasiado chicas para utilizarlas -¿y si hubieran sido gordas?- y rebuscas en tu cabeza cosas que mantengan tu equilibrio. "Es rico, pero no le luce. Es rico, pero no hay quien le aguante. Es rico, pero no tiene amigos. Es rico, pero no encontrará otro que lo contrate en ninguna otra parte... " Vas pensando como en una retahíla de frases preparadas para autoengañarte. Sin caer aún en que es falsa esa lógica popular que parte de que que en este mundo tiene que haber equilibrio.
El sujeto nominal hace uno de sus geniales comentarios -Sientes asco, ya no hay piedad- y, de repente, te deja de dar lástima que lo dejara su novia, que su perro esté enfermo, que se operara el pene, que el otro día le robaran la cartera, que sea un sujeto ridículo... En ese mismo instante que no tiene vuelta atrás sabes, como una bofetada, que tú eres la única que da pena. Tú y tus sueños, tú y tu idea de justicia, tú y tus niñerías.
Ese día vuelves a casa y llamas a tu amiga. También ella descubrió la mentira de los Reyes y ratones, de la media naranja, de la emancipación femenina, de la igualdad de género, de la sociedad lumpenburguesa, de la socialdemocracia, de las tarjetas VISA.
La llamas para contarle que, mierda, otra vez más y cómo si aún te quedara mucha, has perdido la inocencia.
domingo, 19 de octubre de 2008
Frases célebres
María: "Cariño, si vamos a formar una familia, uno de los dos tiene que sacarse el carnet"
jueves, 16 de octubre de 2008
Mamones, nunca mejor dicho
Alguien debería repartir este artículo en octavillas, pegarlo en las paradas del autobús, tatuarlo en alguna espalda, enviarlo vía email, repartirlo en los colegios, incluirlo en los planes de estudio, colgarlo en los corchos de todas las clases, en los marcos de todas las puertas, gritarlo por altavoces...
Y, lo peor, es que aquí, en el micromundo, todos conocemos uno o dos casos parecidos...
Yo me caliento
Tú te calientas...
Y, lo peor, es que aquí, en el micromundo, todos conocemos uno o dos casos parecidos...
Yo me caliento
Tú te calientas...
Una metáfora
Se ha sentado a mi lado después de la tarde de luto, del viaje tenso en autobús, de la incómoda espera mientras hablaba el cura. Se ha sentado a mi lado de casualidad y a mí me temblaban las piernas. Este mundo de algodones no nos prepara para ciertas dosis de dolor, negro y frío, que no se quita con sueño ni aspirinas. Ha clavado en mí sus azulísimas pupilas y esbozado una sonrisa: "Fue un capricho, un puro gusto. Un día le dije a su padre, ay... qué ganas tengo de volver a oler a Nenuco..."
Emilio tiene para mí una voz, una sonrisa pícara y un sabor a desayuno y cigarro en el cuarto del ordenador. Tiene cientos de fotos, un montón de músicas. Tiene Tarifa, miradas cómplices, un consejo a tiempo y un amor inmenso por una pelirroja flaca de mirada tímida. Desde esta tarde también tiene un olor, pequeño y delicioso, que no puede apreciarse en el bote, sino en la piel nueva, rosa y dulzona de un bebé querido.
Me la ha regalado su madre. Una metáfora perfecta, pequeña, bonita, capaz de quebrar el velo sucio de la tarde de misa.
Un capricho.
Un amor.
Un buen tipo.
"Un tipo perfecto", como decimos las niñas.
Hoy soy apenas una más, entre todos los que le echan de menos.
Emilio tiene para mí una voz, una sonrisa pícara y un sabor a desayuno y cigarro en el cuarto del ordenador. Tiene cientos de fotos, un montón de músicas. Tiene Tarifa, miradas cómplices, un consejo a tiempo y un amor inmenso por una pelirroja flaca de mirada tímida. Desde esta tarde también tiene un olor, pequeño y delicioso, que no puede apreciarse en el bote, sino en la piel nueva, rosa y dulzona de un bebé querido.
Me la ha regalado su madre. Una metáfora perfecta, pequeña, bonita, capaz de quebrar el velo sucio de la tarde de misa.
Un capricho.
Un amor.
Un buen tipo.
"Un tipo perfecto", como decimos las niñas.
Hoy soy apenas una más, entre todos los que le echan de menos.
martes, 23 de septiembre de 2008
jueves, 11 de septiembre de 2008
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Plagas bíblicas
A riesgo de terminar sentada en la salita kirsch llena de barbies con trajes de crochet de algún vidente de mediopelo y partiendo de la base de que no existe el mal de ojo -Meri, confio en tí-, una consulta el Wikipedia. Lugar donde mi amiga María obtuvo un utilísimo certificado de Demedicinayoentiendounhuevo que, si no le ha curado los males, al menos la ha asustado lo suficiente como para pedir hora urgente con un médico y revisarse. Azotada desde hace semanas por toda clase de desastres, se me viene a la cabeza Charlton Heston no con rifles sino con barba y todo mi mundo se agita en visiones apocalípticas. Como al faraón del peinado a lo Chiquito, el que se había criado con Moisés como un hermano, últimamente me sacuden plagas que, si no bíblicas, se podrían llamar empíricas porque reales sí que las gastan. Así las cosas, me dirijo a mi conexión wi-fi para recibir, vía internet, las claves de si soy o no víctima de algunas de las calamidades con la que Yaveh forzó la salida -según la película, muy contenta y ordenada, aunque yo del lobby judío de Hollywood no me creo nada - de los hebreos de Egipto. Denominación precisada gracias a la muy inestimable ayuda de Anabel.
1- Sangre (Éxodo 7:19-20)
No debo tener mucha. Últimamente me paso el día agotada y mis compis del trabajo me han insinuado que podría tener anemia. Se me quiebran las uñas, se me cae bastante el pelo y los párpados por dentro andan de un rosa pálido (para diagnósticos on line). En ese caso, y -para qué consultar al médico cuando se tienen colegas, fruteros y toda clase de consejeros de la Corte-esta plaga todavía no sé si la tengo.
Lo del agua con sangre no termino de verlo claro. Más allá del Sandevid, se me ocurre pensar que el agua en Cádiz, "nunca ha sido muy buena".
2- Ranas (Éxodo 8:6)
Habría que hacer un recuerdo de mi historial eróticoamoroso para encontrar alguna que otra especie de individuo en extinción del género Diosmio!nomedigasquesestunovio. Pero de esto hace ya mucho años. Las plagas, ¿a cuánto tiempo se circunscriben?
Una vez, moviendo la secadora, me encontré un gragoncito... Era verde, ¿cuenta como rana?
3-4 Moscas y mosquitos (Éxodo 8:24-2)
En general, varios miles. Su presencia está visible en las decenas de ronchas que pueblan mis brazos y piernas desde la noche del lunes. Moscas, las de la fruta, tan lentas y tan asquerosas las pobres. Aparecen cada dos por tres, generadas de nosequéhuevo que debe tener toda cosa que a una se le olvida meter en la nevera por unas horas.
Ambas plagas -insectos en general- han dado forma a Plaga del Piojo del Libro, que ha traído consigo una limpieza general y desinfectación de mi casa y mi cocina con todos los venenos incluidos ("Dani y Fátima manipulando drogas al margen de la ley", titular de portada). Me salió al pintar una lámpara que debía llevar más de 20 años puesta en la pared, dónde anidan toda suerte de bestias diminutas al acecho de la rendija. Parece que ya está controlado. Hoy viene MLuisa y toca sesión de limpieza y desquite emocional (Esto es, deshacerse de trastos para liberar armarios).
5- Peste (Éxodo 9:3)
Por supuesto. Cualquiera que viva en La Laguna, azotado por los hediondos vapores de la poceta de Aguas de Cádiz sabe que nuestra vida no es la misma desde que empezaron las interminables obras.
6- Úlceras y llagas (Éxodo 9:8-10)
La más preocupante. En una rodilla. Salió por generación espontánea y pica y pica. Según Juana es una infección de la piel, según mi farmacéutico una "heridita", según Totón un herpes y según mi novio otra neura mía. (Aquí merece la pena resaltar que un farmaceutico de Algeciras -desconocedor de mi tendencia a la hipocondria- se le ocurrió decir que me hiciera la prueba del azúcar). La cosa es que no se cierra y empieza a convertirse en plataforma de pruebas de todo tipo de mejunges. Al parecer este castiguito de Dios vino porque Aarón tomó ceniza de un horno y dejó que Moisés esparciera hacia el cielo lo que causó a los egipcios un sarpullido. El otro día, por cierto, y al margen de la Misteriosa Heridita, tenía ronchas en el costado, con lo que alguna basura intergaláctica ha tenido que llegarme.Claramente, es posible que me esté muriendo.
7- Tormenta de granizo (Éxodo 9:24)
¿El otro día no llovió de madrugada? ¿Alguien puede asegurar que fue lluvia de la estándar?
De que viniera acompañada de fuego no se sabe nada, aunque todo el mundo tiene constancia de que por mi barrio salen ardiendo ciertos vehículos. Un minuto de silencio por aquel Opel Corsa City, profeta de mi desastrosa relación con los armatostes metálicos con motor y cuatro ruedas.
Lo de la tormenta tb podría tener algún tipo de relación con la tempestad biomagnética que han sufridos todos mis electrodomésticos. En menos de una semana, murió mi portátil, murió mi móvil supersónico con apenas 6 meses, ha muerto mi impresora...
8- Langostas (Éxodo 10:12)
La última en el Nahu Beach, pero no estaba muy buena. Una cada 4 o 5 meses, si se puede incluir la modalidad bogavante. Últimamente, desde que comparto fluidos con un gourmand de los jartibles, este tipo de manjares ocupan su sitio. No todas las plagas van a ser malas...
9- Tinieblas (Éxodo 10:21)
Muchas, de noche. Como vivencias ultrarreales capaces de hacer que me levante asustada y llame a Juana con la voz percogida "¿te importa que me vaya a tu casa?". Tengo versiones diversas: persecuciones, entierros en vida, sesiones de sexo reprobable con personajes diversos... un horror.
Fueron durante tres días "tan densas que podían palparse" según las escrituras. Pues eso, que a mí me palpaba todo el mundo. Arrrggghhhhh...
10- Muerte de los primogénitos (Éxodo 11:4-5)
De esto no practico. Y -tic, tac- por el momento no me lo planteo. Reloj biológico, no marques la hora. No hasta que pueda enseñar públicamente una nómina.
Para evitar este mal, los hebreos identificaron todas sus casas con la sangre de un cordero de un año de edad (Éxodo 11:2). Yo creo que han debido ver a la Leica rondando por el vecindario y creen que tiene un punto cabra. Si esperan el sacrificio, van listos.
Por cierto, ¿a nadie le apetece confraternizar con un delicioso y agradecido animalito durante unos días?? Vacaciones, madre soltera de mascota en familia microparental, estoy desesperada.
En definitiva, me salen como unas siete y media... con sus adaptaciones, claro, ¿no hay que interpretar el mensaje de las escrituras?
Para mí que debo ser muy pecadora...
1- Sangre (Éxodo 7:19-20)
No debo tener mucha. Últimamente me paso el día agotada y mis compis del trabajo me han insinuado que podría tener anemia. Se me quiebran las uñas, se me cae bastante el pelo y los párpados por dentro andan de un rosa pálido (para diagnósticos on line). En ese caso, y -para qué consultar al médico cuando se tienen colegas, fruteros y toda clase de consejeros de la Corte-esta plaga todavía no sé si la tengo.
Lo del agua con sangre no termino de verlo claro. Más allá del Sandevid, se me ocurre pensar que el agua en Cádiz, "nunca ha sido muy buena".
2- Ranas (Éxodo 8:6)
Habría que hacer un recuerdo de mi historial eróticoamoroso para encontrar alguna que otra especie de individuo en extinción del género Diosmio!nomedigasquesestunovio. Pero de esto hace ya mucho años. Las plagas, ¿a cuánto tiempo se circunscriben?
Una vez, moviendo la secadora, me encontré un gragoncito... Era verde, ¿cuenta como rana?
3-4 Moscas y mosquitos (Éxodo 8:24-2)
En general, varios miles. Su presencia está visible en las decenas de ronchas que pueblan mis brazos y piernas desde la noche del lunes. Moscas, las de la fruta, tan lentas y tan asquerosas las pobres. Aparecen cada dos por tres, generadas de nosequéhuevo que debe tener toda cosa que a una se le olvida meter en la nevera por unas horas.
Ambas plagas -insectos en general- han dado forma a Plaga del Piojo del Libro, que ha traído consigo una limpieza general y desinfectación de mi casa y mi cocina con todos los venenos incluidos ("Dani y Fátima manipulando drogas al margen de la ley", titular de portada). Me salió al pintar una lámpara que debía llevar más de 20 años puesta en la pared, dónde anidan toda suerte de bestias diminutas al acecho de la rendija. Parece que ya está controlado. Hoy viene MLuisa y toca sesión de limpieza y desquite emocional (Esto es, deshacerse de trastos para liberar armarios).
5- Peste (Éxodo 9:3)
Por supuesto. Cualquiera que viva en La Laguna, azotado por los hediondos vapores de la poceta de Aguas de Cádiz sabe que nuestra vida no es la misma desde que empezaron las interminables obras.
6- Úlceras y llagas (Éxodo 9:8-10)
La más preocupante. En una rodilla. Salió por generación espontánea y pica y pica. Según Juana es una infección de la piel, según mi farmacéutico una "heridita", según Totón un herpes y según mi novio otra neura mía. (Aquí merece la pena resaltar que un farmaceutico de Algeciras -desconocedor de mi tendencia a la hipocondria- se le ocurrió decir que me hiciera la prueba del azúcar). La cosa es que no se cierra y empieza a convertirse en plataforma de pruebas de todo tipo de mejunges. Al parecer este castiguito de Dios vino porque Aarón tomó ceniza de un horno y dejó que Moisés esparciera hacia el cielo lo que causó a los egipcios un sarpullido. El otro día, por cierto, y al margen de la Misteriosa Heridita, tenía ronchas en el costado, con lo que alguna basura intergaláctica ha tenido que llegarme.Claramente, es posible que me esté muriendo.
7- Tormenta de granizo (Éxodo 9:24)
¿El otro día no llovió de madrugada? ¿Alguien puede asegurar que fue lluvia de la estándar?
De que viniera acompañada de fuego no se sabe nada, aunque todo el mundo tiene constancia de que por mi barrio salen ardiendo ciertos vehículos. Un minuto de silencio por aquel Opel Corsa City, profeta de mi desastrosa relación con los armatostes metálicos con motor y cuatro ruedas.
Lo de la tormenta tb podría tener algún tipo de relación con la tempestad biomagnética que han sufridos todos mis electrodomésticos. En menos de una semana, murió mi portátil, murió mi móvil supersónico con apenas 6 meses, ha muerto mi impresora...
8- Langostas (Éxodo 10:12)
La última en el Nahu Beach, pero no estaba muy buena. Una cada 4 o 5 meses, si se puede incluir la modalidad bogavante. Últimamente, desde que comparto fluidos con un gourmand de los jartibles, este tipo de manjares ocupan su sitio. No todas las plagas van a ser malas...
9- Tinieblas (Éxodo 10:21)
Muchas, de noche. Como vivencias ultrarreales capaces de hacer que me levante asustada y llame a Juana con la voz percogida "¿te importa que me vaya a tu casa?". Tengo versiones diversas: persecuciones, entierros en vida, sesiones de sexo reprobable con personajes diversos... un horror.
Fueron durante tres días "tan densas que podían palparse" según las escrituras. Pues eso, que a mí me palpaba todo el mundo. Arrrggghhhhh...
10- Muerte de los primogénitos (Éxodo 11:4-5)
De esto no practico. Y -tic, tac- por el momento no me lo planteo. Reloj biológico, no marques la hora. No hasta que pueda enseñar públicamente una nómina.
Para evitar este mal, los hebreos identificaron todas sus casas con la sangre de un cordero de un año de edad (Éxodo 11:2). Yo creo que han debido ver a la Leica rondando por el vecindario y creen que tiene un punto cabra. Si esperan el sacrificio, van listos.
Por cierto, ¿a nadie le apetece confraternizar con un delicioso y agradecido animalito durante unos días?? Vacaciones, madre soltera de mascota en familia microparental, estoy desesperada.
En definitiva, me salen como unas siete y media... con sus adaptaciones, claro, ¿no hay que interpretar el mensaje de las escrituras?
Para mí que debo ser muy pecadora...
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Frases célebres
Víctor: "Dímelo despacito... Tengo varias ventanas abiertas en mi cabeza y mi memoria RAM no está para florituras".
lunes, 25 de agosto de 2008
viernes, 22 de agosto de 2008
La intensidad, la jaula, el camino
Ser intenso supone ser impaciente, visceral, amar y odiar con absoluta entrega en proporciones difusas y casi dolorosas. Significa reír a mandíbula batiente y llorar con el corazón en un puño, encogido, como si fuera una roca agrietada a merced de los cambios de temperatura. Ser intenso supone sentir que la vida pende siempre de un hilo, de una respuesta, de una llamada telefónica que a veces no llega, que deja el alma agotada de latidos y la cabeza confundida, entre tinieblas.
Es el bálsamo delicioso de quiénes no pueden nunca dejar de decir "tequiero", el arrebato erótico de una mirada, la garganta dolorida apuntando al llanto.
Tiene un poco que ver con ser incomprendido. Con una extraña certeza de que el mundo pende de un hilo fino, absurdo, que a menudo está a punto de quebrarse. Significa sentir que el corazón se sale en cada encuentro y se rompe en cada despedida. Significa una piel que se eriza al primer contacto, una certeza de los días, un suspiro de bienestar cualquier mañana de cualquier día.
Ser intenso no supone andar en el camino correcto, no contiene respuestas sino mares de duda. No es un remedio para la vida buena, pero a veces es la única forma que se conoce de disfrutar, lamer y cabalgar sobre la vida.
Ser intenso agota, cansa, desquicia. En época de opaca incomprensión el ser intenso es como una criatura golpeándose contra las paredes de una jaula. A veces, sólo tiene que calmarse, centrarse y encontrar la puerta. La clave es saber si, camino del sosiego, se detendrá a volver la cabeza.
la ilustración
jueves, 21 de agosto de 2008
miércoles, 20 de agosto de 2008
Los muertos que no son nuestros
Campa la tragedia y arrecian los titulares. Cazadores a la búsqueda del gesto más dramático, husmeadores de la lágrima y el shock postraumático. Alcachofas intrépidas tras la declaración que más impacte. Programas del corazón trasmutados en reporterismo bajo presión, programaciones enteras sacrificadas al morbo del desastre.
¿Dónde está el límite que convierte el dolor en espectáculo?
Suerte que los muertos ajenos no duelan, que desaparezcan cuando uno termina de locutar la crónica lacrimosa.
Hoy, como muchas veces, vuelvo a no sentirme orgullosa.
¿Dónde está el límite que convierte el dolor en espectáculo?
Suerte que los muertos ajenos no duelan, que desaparezcan cuando uno termina de locutar la crónica lacrimosa.
Hoy, como muchas veces, vuelvo a no sentirme orgullosa.
Frases célebres
MCarmen: "La historia de la familia feliz -el marido, los hijos y el perro- es una gran mentira. Sí que es muy triste llegar a casa y no encontrar a nadie pero más triste es llegar y que nadie te vea, hacerse transparente".
martes, 19 de agosto de 2008
Playeras, muy finas ellas...
Plyra 1: No me gusta nada esta playa.... Me esperaba otra cosa.
Plyra 2: Buff... hay una gente... muy cutre...
Plyra 3: Gente de fuera que se ha alquilado casa...
Plyra 1: No me gusta, no me gusta... Esta todo lleno de sombrillas, mesas y neveras. Oye, ¿no vas tomar postre? Hay gelatina.
Plyra 3: ¿Y con que me lo como?
P1yra: He traído cucharas, están en la bolsa, junto a la tortilla, la ensalada, las gambas, la fruta y un té. Está en con las bolsas, en la sombra, para que no se calienten.
Plyra 3: Hija, traes de todo...
Plyra 1: Una viene preparada...
Dormir sola
Hay que ser confiada.
No hay que pasarse de la cuarenta.
Hay que comer verdura.
Hay que poner la otra mejilla.
No hay que ser dependiente.
Hay que ser cariñosa.
Hay que tener confianza.
Hay que ser valiente.
Hay que ser autónoma.
Hay que vigilarse los lunares y palparse las tetas.
No hay que poner barreras.
Hay que comerse el mundo.
Hay que cobrar más de mil euros.
Hay que se educada.
No hay que comer con la boca llena.
Hay que ser un crack en la cama.
No hay que tener prejuicios.
Hay que saber controlar la depre hormonal.
Hay que saber callarse.
No hay que ser materialista.
Hay que saber escuchar.
Hay que saber callar.
Hay que ser autónoma económicamente.
Hay que comer de todo.
Hay que parecer libre de miedos.
No hay que confiar en extraños.
Hay que respetar los espacios.
Hay que ser interesante.
No hay que parecer un útero vibrante.
Hay que estar bien depilada.
Hay que controlar las malas caras.
Hay que saber estar solo.
O al menos, aparentarlo.
-Nena, ¿qué te parece si este sábado duermes en mi casa? Llevo tanto tiempo cuidando de alguien que quedarme un finde sola en casa se me hace impensable...
-Por supuesto, o podrías dormir en la mía... lo digo por la Leica.
Respondo con alivio. En mi banal humanidad darme cuenta de los demás también son vulnerables me tranquiliza. Somos deliciosamente imperfectas, siempre a medio camino de la estampa perfecta, siempre peleando por lo que queremos -¿qué queremos y porqué lo queremos?-, siempre justificándonos ante lo que se espera de nosotras. Somos azote de miedos, víctimas de la cultura popular. Ahora os quiero sumisas, ahora emancipadas.
Somos contradicción pura, estamos sueltas y atrapadas.
-¿Qué hora es?
-Casi las diez y media. ¿Tienes prisa? ¿Te espera alguien?
-No.
-Pues entonces... disfruta. Eres libre, puedes hacer lo que quieras.
Qué vértigo.
martes, 12 de agosto de 2008
En proceso
...Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte...
g.b
la imagen... Rinko Kawauchi
El hombre con valores
Es el modelo ineludible. El que luce pelo largo o corto, acento español o extranjero, manos finas o gruesas y vaqueros de marca o churripuercos. El chico ideal que aparece, majísimo, un día que a ti no te hace ni pajolera falta, el chico tan mono que se cuela en tu pandilla, te roba el alma y luego, mientras todavía intentas explicar en qué momento no viste el cambio, juega a dobles con ella, mientras tú esperas, entre narcotizada e idiota, a que todo vuelva al principio. Es el hombre imaginado, el que llevaba por delante una buena estrategia de public relations que, inexplicablemente, desaparece una tarde, al calor de la primera muestra de pasotismo, sin que tú te des ni cuenta. Es el rostro que alimentaba tus indignos sueños de casa adosada, cruceros improvisados por el Nilo, tardes de Mercadona y bebés rubicundos. El varón que un día despierta el genio de tus amigas que, en un iracundo gesto de falta de empatía, hacen estribillo esa frase manida: “¿Pero es que ese tío te da algo bueno?”
Entonces tú respiras, tragas amargamente tu orgullo y acumulada saliva y, con la vista en aquellos días de cenas románticas y conversaciones sobre el futuro, sueltas con un raquítico hilo de voz: “Es que tiene muchos valores”.
Los valores. Gran saco de sueños en los que reposan las primeras escapadas de fin de semana, los primeros planes, la primera conversación en la que el individuo en cuestión apuntó maneras de imbécil sin que tú quisieras darte cuenta. Los valores, invisible epígrafe de límites difusos dónde campan las imágenes de romance de tantos años tragando películas románticas, finales felices, hombres perfectos.
Los valores, - que deben ser algo así como el limbo, el sexo de los ángeles o el demiurgo - deben acumularse al principio y no requieren la carga pertinente de cualquier aparato de aire acondicionado. No deben requerir mantenimiento porque continúan siendo una excusa a la que agarrarse después del primer pollo público, del primer plantón, del tercer o cuarto mal detalle que, secretamente, decides no contar a nadie porque después. “Ellos se la pasan con que le deje, le deje y yo no quiero precipitarme”.
Precipitarse. El verbo temido. La dichosa mezcla de letras que habla de miedos y de fórmulas de autoengaño disfrazadas de gesto maduro. “Hija, ya no soy una niña, y no se puede juzgar a la gente así como así… -repetimos- Además, él tiene… muchos valores”. Y una muchas excusas y mucho miedo a aceptar que todo ser que no te hace sentir completa no es tu tipo. Qué bla-bla-blá bla-bla-blá, que será muy mono y muy relimpio pero no te deja el estómago en su sitio ni el corazón tranquilo.
El hombre con valores, inexplicable, siempre tuyo, siempre mío. Pobre víctima de los insultos de todos tus amigos. El hombre con valores, al que tu amiga defiende aunque por ello deba borrar para siempre tu número, aunque deje de hablarte por arpía, por lista, por andar dando consejos que nadie te ha perdido. El hombre con valores puede ser cualquiera, puede ser un buen hombre, incluso. Puede ser lo que queramos porque no se trata de un modelo sino de un arquetipo, una estructura previa que se mueve dentro de nosotras, en nuestra incapacidad para aceptar el dogma: que para estar mal acompañadas, mejor estar solas.
Entonces tú respiras, tragas amargamente tu orgullo y acumulada saliva y, con la vista en aquellos días de cenas románticas y conversaciones sobre el futuro, sueltas con un raquítico hilo de voz: “Es que tiene muchos valores”.
Los valores. Gran saco de sueños en los que reposan las primeras escapadas de fin de semana, los primeros planes, la primera conversación en la que el individuo en cuestión apuntó maneras de imbécil sin que tú quisieras darte cuenta. Los valores, invisible epígrafe de límites difusos dónde campan las imágenes de romance de tantos años tragando películas románticas, finales felices, hombres perfectos.
Los valores, - que deben ser algo así como el limbo, el sexo de los ángeles o el demiurgo - deben acumularse al principio y no requieren la carga pertinente de cualquier aparato de aire acondicionado. No deben requerir mantenimiento porque continúan siendo una excusa a la que agarrarse después del primer pollo público, del primer plantón, del tercer o cuarto mal detalle que, secretamente, decides no contar a nadie porque después. “Ellos se la pasan con que le deje, le deje y yo no quiero precipitarme”.
Precipitarse. El verbo temido. La dichosa mezcla de letras que habla de miedos y de fórmulas de autoengaño disfrazadas de gesto maduro. “Hija, ya no soy una niña, y no se puede juzgar a la gente así como así… -repetimos- Además, él tiene… muchos valores”. Y una muchas excusas y mucho miedo a aceptar que todo ser que no te hace sentir completa no es tu tipo. Qué bla-bla-blá bla-bla-blá, que será muy mono y muy relimpio pero no te deja el estómago en su sitio ni el corazón tranquilo.
El hombre con valores, inexplicable, siempre tuyo, siempre mío. Pobre víctima de los insultos de todos tus amigos. El hombre con valores, al que tu amiga defiende aunque por ello deba borrar para siempre tu número, aunque deje de hablarte por arpía, por lista, por andar dando consejos que nadie te ha perdido. El hombre con valores puede ser cualquiera, puede ser un buen hombre, incluso. Puede ser lo que queramos porque no se trata de un modelo sino de un arquetipo, una estructura previa que se mueve dentro de nosotras, en nuestra incapacidad para aceptar el dogma: que para estar mal acompañadas, mejor estar solas.
jueves, 7 de agosto de 2008
Melodía de la semana
Carmen está empeñada en que no cerremos las puertas a nuestra energía positiva. "Tengo que prestarte un par de libros", me comentó, entre preocupada y redicha, el otro día. Finalmente he aceptado a ver el vídeo con el que lleva detrás mía una semana y, efectivamente, me ha hecho soltar un par de lagrimillas.
Yo añadiría que también hay que beber mucha agua.
Y para los que hayan tenido conmigo el amargo debate políticosocial ante la pasmosa revelación del final (esto es, quién pagó la emocionante producción), les comento que yo, al menos, me consuelo pensando que, víctima una vez más del dardo sentimental de una multinacional, al menos he recibido una maravillosa y sibilina clase magistral de RRPP.
Yo añadiría que también hay que beber mucha agua.
Y para los que hayan tenido conmigo el amargo debate políticosocial ante la pasmosa revelación del final (esto es, quién pagó la emocionante producción), les comento que yo, al menos, me consuelo pensando que, víctima una vez más del dardo sentimental de una multinacional, al menos he recibido una maravillosa y sibilina clase magistral de RRPP.
La gastronomía, el hombre y la pasta
Extrañas razones antroposociales codifican de manera distinta las imágenes mentales de féminas y varones. Al rebufo de una frase, una palabra, una acción o historia más o menos contada, hombres y mujeres ponen a andar un personalísimo mecanismo de asociaciones múltiples que tienen que ver con una vastísima, y otrora rigidísima, tradición doméstica. Una llamada a las 10.30 de la mañana. El chico, de vacas, la chica, en el oficina.
-¿Y has pensado en la comida?
-Sí, en casa, más sano.
-Pues sí, mejor algo casero. Y después podemos ir a la playa.
En la mente de la chica comienzan a desfilar, como en un vistoso musical de Broadway, elaborados platos carne cocinada, pescados al horno, complicadas salsas. A treinta y tantos grados de temperatura media, la visión se sustituye. Fresquísimos gazpachos de color rojo, verde, remolacha. Sopas frías. Sofisticadas ensaladas, rollos de queso. Pimientos asados, fritos, rellenos, tortillas de patatas.
-Estupendo -interrumpe él- Podríamos hacer pasta.
-Ehn... ¿paaasta?
La voz de la chica ha cambiado. Y él no lo sabe, pero también el gesto. No pasta no... -piensa controlando la musculatura de la boca- Siempre termina siendo pasta. 8 minutos de cocción y al plato. Todo a merced de la elaboración facilona de una salsa. Pasta, buena. Pasta, rica. Pasta, socorrida. Pasta, comida nocturna en noches de blanco satén. Pasta simple. Pasta, deliciosa comida de domingo cuando, de niño, tu madre no tiene nada en casa. Pasta, fácil, no casera. Pasta no extraordinaria.
-¿Qué pasa? ¿No te gusta la pasta?
-Sí, no sé.. Bueno es que...
-¿Qué problema tienes con la pasta?
La voz de él ha subido varios tonos y el hilo telefónico empieza a tensarse...
Pues que una no sabe mucho pero sabe y vive sola y acostumbrada a las comidas instantáneas. Y tiene poco tiempo y está hasta el gorro de cosas a la plancha. Que "casero" ha despertado un universo de expectativas que nada tienen que ver con la pasta. Socorrida herramienta para asombrar a una fémina en la primera cita, pero manido recurso de la gastronomía fácil para iletrados de la cocina.
-Ninguno, haz lo que quieras...
La conversación se corta con un par más de frases y la chica queda a la espera. Quizá, algún atávico resorte masculino haya hecho saltar la alarma de desafío. Tal vez prolifere el reto y el individuo decida encerrarse un par de horas a dar vida a complicados platos en un elaborado homenaje al hacer extraordinario. La pasta seguirá, para siempre jamás, siendo la vara de medir de la mayor parte de las primeras citas en casa de un hombre de trentaytantos, pero los hay que, entre fogones, encuentran un estimulante tufillo de competición. Habrá que aguantar la espera. No es que ella lo haya hecho a posta pero... Tal vez haya suerte y él se haya picado...
Aishhhhh....
-¿Y has pensado en la comida?
-Sí, en casa, más sano.
-Pues sí, mejor algo casero. Y después podemos ir a la playa.
En la mente de la chica comienzan a desfilar, como en un vistoso musical de Broadway, elaborados platos carne cocinada, pescados al horno, complicadas salsas. A treinta y tantos grados de temperatura media, la visión se sustituye. Fresquísimos gazpachos de color rojo, verde, remolacha. Sopas frías. Sofisticadas ensaladas, rollos de queso. Pimientos asados, fritos, rellenos, tortillas de patatas.
-Estupendo -interrumpe él- Podríamos hacer pasta.
-Ehn... ¿paaasta?
La voz de la chica ha cambiado. Y él no lo sabe, pero también el gesto. No pasta no... -piensa controlando la musculatura de la boca- Siempre termina siendo pasta. 8 minutos de cocción y al plato. Todo a merced de la elaboración facilona de una salsa. Pasta, buena. Pasta, rica. Pasta, socorrida. Pasta, comida nocturna en noches de blanco satén. Pasta simple. Pasta, deliciosa comida de domingo cuando, de niño, tu madre no tiene nada en casa. Pasta, fácil, no casera. Pasta no extraordinaria.
-¿Qué pasa? ¿No te gusta la pasta?
-Sí, no sé.. Bueno es que...
-¿Qué problema tienes con la pasta?
La voz de él ha subido varios tonos y el hilo telefónico empieza a tensarse...
Pues que una no sabe mucho pero sabe y vive sola y acostumbrada a las comidas instantáneas. Y tiene poco tiempo y está hasta el gorro de cosas a la plancha. Que "casero" ha despertado un universo de expectativas que nada tienen que ver con la pasta. Socorrida herramienta para asombrar a una fémina en la primera cita, pero manido recurso de la gastronomía fácil para iletrados de la cocina.
-Ninguno, haz lo que quieras...
La conversación se corta con un par más de frases y la chica queda a la espera. Quizá, algún atávico resorte masculino haya hecho saltar la alarma de desafío. Tal vez prolifere el reto y el individuo decida encerrarse un par de horas a dar vida a complicados platos en un elaborado homenaje al hacer extraordinario. La pasta seguirá, para siempre jamás, siendo la vara de medir de la mayor parte de las primeras citas en casa de un hombre de trentaytantos, pero los hay que, entre fogones, encuentran un estimulante tufillo de competición. Habrá que aguantar la espera. No es que ella lo haya hecho a posta pero... Tal vez haya suerte y él se haya picado...
Aishhhhh....
viernes, 1 de agosto de 2008
El periplo de los besos
martes, 29 de julio de 2008
Melodía de la semana
A veces una desearía ser ligera como una pluma, vestir un traje blanco de seda y zapatos de medio tacón con hebillas. A veces una desearía ser ligera como una pluma para dejarse llevar, para bailar deslizándose por el suelo como si nuestro cuerpo no pesara en manos de cualquier Fred Astaire...
A veces una está bajo un faro del sur de Europa y siente que podría estar en Bahía, en la bahía del otro lado. Aunque la de atrás tenga incontinencia verbal, haya engatusado a dos garrulos de culo inquieto y tenga ganas de presumir por haber hecho un curso xpress de portugués... Pocas cosas pueden empañar una velada con el mejor salvo el repiqueteo de las ausencias.
No se grabó ayer aunque Veloso llevara los mismo zapatos, la misma guitarra y la misma humildad al hombro.
Cádiz. Castillo de San Sebastián. Julio, 2008. Y perdonen que la aproximación no tenga el mejor sonido...
La mer
Qu'on voit danser le long des golfes clairs
A des reflets d'argent
La mer
Des reflets changeants
Sous la pluie
La mer
Au ciel d'ete confond
Ses blancs moutons
Avec les anges si purs
La mer bergere d'azur
Infinie
Voyez
Pres des etangs
Ces grands roseaux mouilles
Voyez
Ces oiseaux blancs
Et ces maisons rouillees
La mer
Les a berces
Le long des golfes clairs
Et d'une chanson d'amour
La mer
A berce mon coeur pour la vie
Charles Trenet
y para los que la quieran original...
Por cierto, que rouillé es el adjetivo de la semana :)
A veces una está bajo un faro del sur de Europa y siente que podría estar en Bahía, en la bahía del otro lado. Aunque la de atrás tenga incontinencia verbal, haya engatusado a dos garrulos de culo inquieto y tenga ganas de presumir por haber hecho un curso xpress de portugués... Pocas cosas pueden empañar una velada con el mejor salvo el repiqueteo de las ausencias.
No se grabó ayer aunque Veloso llevara los mismo zapatos, la misma guitarra y la misma humildad al hombro.
Cádiz. Castillo de San Sebastián. Julio, 2008. Y perdonen que la aproximación no tenga el mejor sonido...
La mer
Qu'on voit danser le long des golfes clairs
A des reflets d'argent
La mer
Des reflets changeants
Sous la pluie
La mer
Au ciel d'ete confond
Ses blancs moutons
Avec les anges si purs
La mer bergere d'azur
Infinie
Voyez
Pres des etangs
Ces grands roseaux mouilles
Voyez
Ces oiseaux blancs
Et ces maisons rouillees
La mer
Les a berces
Le long des golfes clairs
Et d'une chanson d'amour
La mer
A berce mon coeur pour la vie
Charles Trenet
y para los que la quieran original...
Por cierto, que rouillé es el adjetivo de la semana :)
viernes, 25 de julio de 2008
7 días
El regreso
Con paso lento y ganas de reencontrar mi sitio, hoy regreso al tajo.
Nueva ofi, nueva mesa, la misma silla verde y el mac huevo que tanto se apaña.
Desde mi nuevo sitio se ve el mar, se escucha el muelle, se alcanza la tienda de chuches a apenas 10 pasos y está cerquita de la parada del bus....
mmmmmmm...
periodos de incapacidad laboral, cómo enmarascarais de belleza el retorno del currante ;)
viernes, 18 de julio de 2008
En una cola cualquiera...
Una película, una cena, un café que ya has tomado, saboreado, visto y analizado mil veces. Una aburrida cola en la que todo está dicho. Un idiota que habla demasiado alto, que sabe demasiado poco y que es un buen objetivo al que lanzar nuestros dardos...
La vida podría ser maravillosa pero está llena de gilipollas con la voz muy alta.
La vida podría ser maravillosa pero a veces somos nosotros los necios con la boca grande.
O los que fabulan pagándolo con otro.
La vida podría ser maravillosa.
El cine, afortunadamente, a veces lo es.
Annie Hall
martes, 15 de julio de 2008
Lenguajes sensoriales, códigos lectores
Cuando uno estudia teoría lingüística –complicada y abstracta matería casi matemática que a mí, negada confesa a las ciencias, misteriosamente me encanta- aprende muy pronto sobre el finísimo hilo que separa realidad, percepción y lenguaje. Aprende que, como el huevo y la gallina, no sabemos si lo que existe está ahí porque sí o porque tuvimos el capricho de contarlo, de hacerlo verbo, como muy didácticamente comienza la biblia, perdón, La Biblia. También aprende que cada cultura, cada entorno, codifica la realidad de acuerdo con sus necesidades. El tópico ejemplarizante más utilizado tiene que ver con el amplio catálogo que utilizan los esquimales para tipificar el color blanco pero hay un estimulante debate filosófico en torno al tema plagado de fascinates relatos. Hace tiempo, de hecho, leía en la prensa que unos indios norteamericanos, que usaban el mismo término para referirse al mar y al cielo, carecían, por lo tanto, del concepto de horizonte, con todas las increibles fábulas que un día dió de sí.
Últimamente –el reposo quirúrgico tiene estas cosas- me pregunto si no pasará algo similar en torno a los sentimientos, alrededor de la capacidad para percibir, intuir o ponerse en el lugar del otro. Para los paladines de lo empírico uno no conoce la dimensión del dolor de una pérdida, la tensión emocional de una intensa alegría, si no la sufre en carne propia. Sin embargo, varios siglos de estimulación literaria contraponen esta idea.
Uno puede leer como quien se corta las uñas, se rasca la espalda o se frota los ojos. Puede leer con el automatismo de lo prescindible o, puede, al contrario, hacerlo con la fascinación de lo único. En esa elección está la clave. Uno puede leer o no, y también puede dejar que el lenguaje emocional edifique mundos en su urbanizada cabecita. Uno puede tomar prestadas las palabras de otro para hacerlas suyas y sentir el terror de lo desconocido, el deseo de lo prohibido o la vergüenza del ridículo con intensidad y nervios misteriosamente reales. Entonces, como las pruebas de alergia que despiertan reacciones dormidas, se descubre haciendo suyos desconocidos mundos, probando estímulos e imaginándose en ellos. Los libros nos dejan fabular con la palpitación vampírica de un cuello blanco, con el miedo atroz de la víspera de una contienda o la seca desolación ante un suicidio. La literatura, como el red bull, nos da alas y codifica imágenes, momentos, sensaciones que un día –en esa cabeza llenita de pájaros, mundos y teorías- se despiertan en mitad de la vida real como si las noches de lectura nos hubieran dado las herramientas para advertirlas. Entonces, con un mecanismo automático como el que nos permite hacer cuentas, caemos en el gustoso terciopelo de la piel que se despierta, en la explosiva alegría del reencuentro, en el aire limpio de la mañana, en el perfume del pelo de nuestro amante o en los ademanes delicados de esa amiga lánguida que, si la miras bien, en la Rusia del XIX, sería toda una dama.
En este mundo de posmodernas moralinas da cierto pudor expresar determinadas cosas. Como que la gente que no lee suele resultar, salvo excepciones, bastante menos interesante. Confesa admiradora de todo friki, triki o similar capaz de aderezar su vida con los brebajes de la imaginación, últimamente creo que en el germen de mi supino aburrimiento frente a los alérgicos al libro no están las presunciones cultistas que me suponen los todovale bienpensantes, sino la realidad empírica de que el mundo -cocido con sal y agua- resulta mucho menos interesante que cocinado a fuego lento a base de imágenes, sensaciones, leyendas y metáforas.
La foto, de aquí
Últimamente –el reposo quirúrgico tiene estas cosas- me pregunto si no pasará algo similar en torno a los sentimientos, alrededor de la capacidad para percibir, intuir o ponerse en el lugar del otro. Para los paladines de lo empírico uno no conoce la dimensión del dolor de una pérdida, la tensión emocional de una intensa alegría, si no la sufre en carne propia. Sin embargo, varios siglos de estimulación literaria contraponen esta idea.
Uno puede leer como quien se corta las uñas, se rasca la espalda o se frota los ojos. Puede leer con el automatismo de lo prescindible o, puede, al contrario, hacerlo con la fascinación de lo único. En esa elección está la clave. Uno puede leer o no, y también puede dejar que el lenguaje emocional edifique mundos en su urbanizada cabecita. Uno puede tomar prestadas las palabras de otro para hacerlas suyas y sentir el terror de lo desconocido, el deseo de lo prohibido o la vergüenza del ridículo con intensidad y nervios misteriosamente reales. Entonces, como las pruebas de alergia que despiertan reacciones dormidas, se descubre haciendo suyos desconocidos mundos, probando estímulos e imaginándose en ellos. Los libros nos dejan fabular con la palpitación vampírica de un cuello blanco, con el miedo atroz de la víspera de una contienda o la seca desolación ante un suicidio. La literatura, como el red bull, nos da alas y codifica imágenes, momentos, sensaciones que un día –en esa cabeza llenita de pájaros, mundos y teorías- se despiertan en mitad de la vida real como si las noches de lectura nos hubieran dado las herramientas para advertirlas. Entonces, con un mecanismo automático como el que nos permite hacer cuentas, caemos en el gustoso terciopelo de la piel que se despierta, en la explosiva alegría del reencuentro, en el aire limpio de la mañana, en el perfume del pelo de nuestro amante o en los ademanes delicados de esa amiga lánguida que, si la miras bien, en la Rusia del XIX, sería toda una dama.
En este mundo de posmodernas moralinas da cierto pudor expresar determinadas cosas. Como que la gente que no lee suele resultar, salvo excepciones, bastante menos interesante. Confesa admiradora de todo friki, triki o similar capaz de aderezar su vida con los brebajes de la imaginación, últimamente creo que en el germen de mi supino aburrimiento frente a los alérgicos al libro no están las presunciones cultistas que me suponen los todovale bienpensantes, sino la realidad empírica de que el mundo -cocido con sal y agua- resulta mucho menos interesante que cocinado a fuego lento a base de imágenes, sensaciones, leyendas y metáforas.
La foto, de aquí
martes, 1 de julio de 2008
Melodía de la semana
Sí, vale, la anestesia, el nolotil y el helado de abajo han podido ablandarme el celeblo... Pero es que es tan bonita... Y a mí me entran unas ganas de bailar...
mmm... La tele la pincha constantemente y yo me pongo tan contenta... ¿Será la rima? el soniquete? ¿el calor?
¿Me durará el efecto? ¿un par de meses?
atentos al subidón facilón de "y la verdad, me estoy volviendo a enamorar..." mmmm...
yo me movilizo
tú te movilizas
yo me pongo la cremita
tú te pones la cremita
hay que ponerse buena pronto que no me fio que la fama le alcance hasta el próximo verano...
Hace mucho tiempo no me enamoraba
De unos ojos tan bonitos
Comunes de lozano brillo
Era lo que menos en mi plan estaba
Aunque te admito que a veces soñaba
Con la belleza de tu mirada
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
Y la verdad me estoy volviendo a enamorar
Y la verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Llevame de ser preciso
Por la semblanza de tu sombra
Yo sé que tu prendes la luz
Y en mi vida te asomas
Como las blancas palomas
Cuando la plaza se toman con vuelo inmortal
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
La verdad me estoy volviendo a enamorar
La verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti...
Juanes
(por cierto, buscando por la red me he enterado de que no es un grupo, es un solisssta)
mmm... La tele la pincha constantemente y yo me pongo tan contenta... ¿Será la rima? el soniquete? ¿el calor?
¿Me durará el efecto? ¿un par de meses?
atentos al subidón facilón de "y la verdad, me estoy volviendo a enamorar..." mmmm...
yo me movilizo
tú te movilizas
yo me pongo la cremita
tú te pones la cremita
hay que ponerse buena pronto que no me fio que la fama le alcance hasta el próximo verano...
Hace mucho tiempo no me enamoraba
De unos ojos tan bonitos
Comunes de lozano brillo
Era lo que menos en mi plan estaba
Aunque te admito que a veces soñaba
Con la belleza de tu mirada
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
Y la verdad me estoy volviendo a enamorar
Y la verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Llevame de ser preciso
Por la semblanza de tu sombra
Yo sé que tu prendes la luz
Y en mi vida te asomas
Como las blancas palomas
Cuando la plaza se toman con vuelo inmortal
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
La verdad me estoy volviendo a enamorar
La verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti...
Juanes
(por cierto, buscando por la red me he enterado de que no es un grupo, es un solisssta)
lunes, 30 de junio de 2008
Pereza
Sí, la tengo, es mía, se desliza por mi cuello, me sube por la espalda y los pliegues de las piernas. Es la dama seductora a la que mi cuenta bancaría, pírrica y esquelética, jamás podrá coronar aunque lo merezca. Es mi objeto de deseo, mi sueño, mi horizonte. El nombre que resuena cada mañana aunque la triste realidad me empuje a la cocina, abra y cierre la nevera, sirva el cola cao y me expulse sonámbula a la parada del bus sin darme una tregua.
Es mi paraíso soñado que, a falta de poder cortar por lo sano con mis laborales quebraderos de cabeza, campa por mi inspiración internauta arrancándome ideas como malas hierbas.
Sí, paso las horas entre el curro a destiempo, mi dvd portátil y la inducción química a la siesta... Sí, lo reconozco, tengo wifi pero me dejo vencer, acariciar y dormir, en el limbo de la pereza.
Sí, tengo wifi, y una pata en alto, y un montón de trabajos pendientes, y un teléfono que no para, y un blog abandonadito, y mil ideas que se mueren, resecas, en mi mollera. Pero es que nadie me advirtió del calor insoportable que da un portátil sobre las piernas...
Es mi paraíso soñado que, a falta de poder cortar por lo sano con mis laborales quebraderos de cabeza, campa por mi inspiración internauta arrancándome ideas como malas hierbas.
Sí, paso las horas entre el curro a destiempo, mi dvd portátil y la inducción química a la siesta... Sí, lo reconozco, tengo wifi pero me dejo vencer, acariciar y dormir, en el limbo de la pereza.
Sí, tengo wifi, y una pata en alto, y un montón de trabajos pendientes, y un teléfono que no para, y un blog abandonadito, y mil ideas que se mueren, resecas, en mi mollera. Pero es que nadie me advirtió del calor insoportable que da un portátil sobre las piernas...
jueves, 12 de junio de 2008
A por la izquierda...
Segundo asalto. Una tiene más experiencia y, que se sepa, ni un pie más. El calor aún no es insoportable y a alguna mente preclara del SAS le ha dado por volver a confiar en el nunca suficientemente valorado Nolotil de un gramo. ¿Alguien no confiaba en que la siniestra fuera más benévola?
Parafraseando a Heráclito parecía el mismo río, pero no era la misma agua... La frase de la semana es "Coño, qué buena cara" y que lo siga siendo... buff...
Hasta el alta definitiva, con wifi en casa, una nueva heladería situada en el camino de bajada de las visitas, un disco duro con mando y un montón de trabajo, seguiremos informando...
Parafraseando a Heráclito parecía el mismo río, pero no era la misma agua... La frase de la semana es "Coño, qué buena cara" y que lo siga siendo... buff...
Hasta el alta definitiva, con wifi en casa, una nueva heladería situada en el camino de bajada de las visitas, un disco duro con mando y un montón de trabajo, seguiremos informando...
lunes, 2 de junio de 2008
Síntomas
Tener el cuello tenso.
Inexplicables nauseas, el corazón que se sale.
Los dedos fríos, las palmas húmedas.
Un desazón inexplicable en el centro de la barriga.
Tener miedo y querer que todo pase. No poder dormir. Sentir tensión en la mandíbula, una tensión antigua, como de niña chica.
Tener miedo como cuando de niño te acercas al enfermero que tiene que sacarte sangre.
Tener miedo como quien teme lo oscuro, que la puerta se cierre, y nos quedemos solos, en silencio, en el lugar dónde campan las pesadillas.
Inexplicables nauseas, el corazón que se sale.
Los dedos fríos, las palmas húmedas.
Un desazón inexplicable en el centro de la barriga.
Tener miedo y querer que todo pase. No poder dormir. Sentir tensión en la mandíbula, una tensión antigua, como de niña chica.
Tener miedo como cuando de niño te acercas al enfermero que tiene que sacarte sangre.
Tener miedo como quien teme lo oscuro, que la puerta se cierre, y nos quedemos solos, en silencio, en el lugar dónde campan las pesadillas.
jueves, 29 de mayo de 2008
Me gusta
El olor a casa limpia, las personas que cantan, que dibujan. Que Leica se porte bien, aguante el pis hasta que yo llegue y me haga caso. Las mañanas de los sábados, las tardes de los viernes, los amaneceres que empiezan viajes y los días despejados. Me gusta pensar que todo tiene un sentido, que existe el demiurgo y los malos se llevarán su merecido. Me gustan los sorbetes de fruta, los chupachups de chicle y las extravagantes cenas a base de leche y banderillas. Me gusta comprar cosméticos, las larguísimas perfumerías donde todo se prueba gratis y las muestras de cortesía. Los gusanitos. Me gustan los largos baños y que me hagan cosquillas. Me gusta mi insólito grupo de amigos, la gente que me habla de mi madre, la compañía. Me gustan los que leen mucho. ¿Ya he dicho que me gusta la gente que dibuja? Me gusta mi amigo Lolo, la gente con ganas de guasa, los que son amables y ponen la otra mejilla. Me gustan las carcajadas, las patas de gallo, la gente inteligente y los que se agarran con fuerza a la vida. Me gusta la Bartoli, la Gheorghiu y todo género de divas. Las canciones de Silvio, el aria de Musetta y la obertura de Tannhäuser y, exclamar cuando el día lo merece: “Oye, qué momento, ¿no?”. Me gusta un piojo con gafas y flequillo. Me gusta los que no tienen miedo, los que tienen respuestas y despejan las dudas. Me gusta el olor a coco, el color rojo, en los labios, en las uñas, en la vida. Me gusta poder llorar de pena y también de alegría.
No me gusta
La gente hipócrita, los que se enfadan, pegan o gritan. No me gusta la gente tan lista que no concibe otra alternativa. No me gusta el hígado, ni el huevo crudo, ni frito, ni pasado por agua, ni duro. No me gusta mucho el huevo, en definitiva. No me gustan los días de trabajo en los que sobran minutos. No me gustan los listillos, los fachas, los pelotillas. No me gusta el miedo, ni el aburrimiento, ni la fe desmedida. No me gustan los perfectos, ni los duros, ni las chicas que van de modernas pero tienen miedo a enseñar un pecho. No me gustan las monjas y tampoco los curas. No me gustan los colegios que separan niños y niñas. No me gustan los horarios ni, en el trabajo, los calientasillas. No me gusta el olor a gato, ni a humedad, ni a cocina. No me gustan los exámenes, ni los ególatras, ni sentir envidia. No me gusta morderme la lengua, no me gusta pasar miedo, ni tener insomnio, ni ver que la gente que quiero sufra. No me gusta pensar que la gente es mala porque le gusta. No me gustan los niños maleducados, ni tampoco los adultos. No me gustan las viejas muy puestas ni que el domingo valga tan caro el cine. No me gusta estropear los libros, no me gusta, sentirme sola o sin salida. No me gustan las mentiras. No me gusta la gente orgullosa que no sabe lo que es llorar de pena o de alegría.
Índice
Prólogo
Crónica de la ascensión y caída de un sueño literario-formativo.
Capítulo 1
Fátima se apunta a un curso de narrativa pensando que podrá domar su caótica vida.
Capítulo 2
Fátima apenas acude a una clase, todas las citas parecen confabularse contra su asistencia al curso de narrativa.
Capítulo 3
Fátima decide priorizar sus compromisos y volver a asistir a su curso de narrativa.
Capítulo 4
Fátima se ve impedida, por la contusión costillar por todos conocida, a retomar sus clases de curso de narrativa.
Capítulo 5
Fátima recibe la llamada del SAS definitiva.
Epílogo
Empujada por su afán de demostrar que al menos fue capaz de realizar uno de los muchos ejercicios encargados en el curso de narrativa, Fátima decide publicar en su bitácora su pírrico avance formativo en lo que al dominio de las letras se refiere: el ejercicio Me gusta, no me gusta.
Tenga en cuenta el lector que se encuentra con material inédito, pues las reincidentes falta de asistencia a clase han hecho que dicho ejercicio ni siquiera haya sido visto por los profesores del curso de narrativa.
Crónica de la ascensión y caída de un sueño literario-formativo.
Capítulo 1
Fátima se apunta a un curso de narrativa pensando que podrá domar su caótica vida.
Capítulo 2
Fátima apenas acude a una clase, todas las citas parecen confabularse contra su asistencia al curso de narrativa.
Capítulo 3
Fátima decide priorizar sus compromisos y volver a asistir a su curso de narrativa.
Capítulo 4
Fátima se ve impedida, por la contusión costillar por todos conocida, a retomar sus clases de curso de narrativa.
Capítulo 5
Fátima recibe la llamada del SAS definitiva.
Epílogo
Empujada por su afán de demostrar que al menos fue capaz de realizar uno de los muchos ejercicios encargados en el curso de narrativa, Fátima decide publicar en su bitácora su pírrico avance formativo en lo que al dominio de las letras se refiere: el ejercicio Me gusta, no me gusta.
Tenga en cuenta el lector que se encuentra con material inédito, pues las reincidentes falta de asistencia a clase han hecho que dicho ejercicio ni siquiera haya sido visto por los profesores del curso de narrativa.
miércoles, 28 de mayo de 2008
El azar...
... hace que la lista de espera del SAS sacuda tu vida un viernes por la mañana.
El azar hace que en lugar de escocerte en la Feria de Sanlúcar, te arruines aprovisionándote en Mercadona y vayas a Puerto Churri a ser víctima de un Fist Fuking.
El azar hace que el tipo que se choca con tu coche no lleve seguro, ni casco reglamentario, pero que tu chico no se enfade porque el azar había hecho que el BMW no fuera suyo y estuviera asegurado.
El azar hace que decidas partir la pana y, ante la perspectiva de la próxima semana, termines con una costilla contusionada, una resaca de órdago y el honor de haber probado el Sweet Africa (gentileza del coctelero -¿más dicharachero?- de La Laguna).
El azar hace que tu amiga termine comiéndose a un calvo con una extraña teoría sobre las partes en las que está definida la cabeza (mamífera, genética y anfibia).
El azar hace que decidas que Me enamoras es un greatest hits la mar de digno y lo canturrees todo el domingo por la mañana mientras paras a vomitar rosa cada vez que el coche pega una acelerada.
El azar hace que te equivoques de hora, pero llegues al cine, te tragues al Indiana y dejes las palomitas manidas que, seguro habían frito por la mañana.
El azar hace que los caracoles del Nebraska tengan tierra últimamente, que te mosquees, no te acuerdes de los nervios, y te acuestes extenuada.
El azar hace que una vez chutada de lexatín el cirujano te llame adentro y te diga que la máquina vital para tu segunda mutilación voluntaria está estropeada.
El azar hace que vuelvas a casa con la costilla hecha mierda, que tu chico deba volverse a casa, que te incorpores a tu curro y que toda la semana tengas la extraña sensación de que te tocaba estar sedada. "¿Para qué me lo cuentas? Evítamelo, yo tendría ahora que estar en otro mundo. ¿Como decirte? Más indolente...".
El azar hace que, una vez todo se ha dado la vuelta, regrese la incertidumbre quirúrgica, y, lo que verdaderamente es la caña, la perspectiva de celebrar onomásticas y los planes de fin de semana.
El azar hace que en lugar de escocerte en la Feria de Sanlúcar, te arruines aprovisionándote en Mercadona y vayas a Puerto Churri a ser víctima de un Fist Fuking.
El azar hace que el tipo que se choca con tu coche no lleve seguro, ni casco reglamentario, pero que tu chico no se enfade porque el azar había hecho que el BMW no fuera suyo y estuviera asegurado.
El azar hace que decidas partir la pana y, ante la perspectiva de la próxima semana, termines con una costilla contusionada, una resaca de órdago y el honor de haber probado el Sweet Africa (gentileza del coctelero -¿más dicharachero?- de La Laguna).
El azar hace que tu amiga termine comiéndose a un calvo con una extraña teoría sobre las partes en las que está definida la cabeza (mamífera, genética y anfibia).
El azar hace que decidas que Me enamoras es un greatest hits la mar de digno y lo canturrees todo el domingo por la mañana mientras paras a vomitar rosa cada vez que el coche pega una acelerada.
El azar hace que te equivoques de hora, pero llegues al cine, te tragues al Indiana y dejes las palomitas manidas que, seguro habían frito por la mañana.
El azar hace que los caracoles del Nebraska tengan tierra últimamente, que te mosquees, no te acuerdes de los nervios, y te acuestes extenuada.
El azar hace que una vez chutada de lexatín el cirujano te llame adentro y te diga que la máquina vital para tu segunda mutilación voluntaria está estropeada.
El azar hace que vuelvas a casa con la costilla hecha mierda, que tu chico deba volverse a casa, que te incorpores a tu curro y que toda la semana tengas la extraña sensación de que te tocaba estar sedada. "¿Para qué me lo cuentas? Evítamelo, yo tendría ahora que estar en otro mundo. ¿Como decirte? Más indolente...".
El azar hace que, una vez todo se ha dado la vuelta, regrese la incertidumbre quirúrgica, y, lo que verdaderamente es la caña, la perspectiva de celebrar onomásticas y los planes de fin de semana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)