Dice el Chapa que hay cosas que no caben en las estructuras que nos da el lenguaje.
¿Cómo vas a definir lo que es el amor? ¿O el miedo? ¿O hasta el frio? Si cada amor, cada miedo, cada frío es distinto. Una no nació con la suerte de tener varias lenguas maternas pero sí que se acercó mucho a algunas. Tanto como para que al oírlas se despierten cosas que tampoco las letras y los fonemas pueden explicar con exactitud. Hay idiomas que despiertan caricias, o arañazos. Que te hacen sentir una diva o te descomponen el cuerpo con los recuerdos de una entrevista de trabajo. Hay idiomas con los que has crecido, que entiendes aunque no sean tuyos. Bueno, porque son un poco tuyos... La lingüística tiene algo de matemática y algo de magia por eso es la única ciencia –abstenerse a cuestionarlo- que medio entiendo.
¿Cómo vas a definir lo que es el amor? ¿O el miedo? ¿O hasta el frio? Si cada amor, cada miedo, cada frío es distinto. Una no nació con la suerte de tener varias lenguas maternas pero sí que se acercó mucho a algunas. Tanto como para que al oírlas se despierten cosas que tampoco las letras y los fonemas pueden explicar con exactitud. Hay idiomas que despiertan caricias, o arañazos. Que te hacen sentir una diva o te descomponen el cuerpo con los recuerdos de una entrevista de trabajo. Hay idiomas con los que has crecido, que entiendes aunque no sean tuyos. Bueno, porque son un poco tuyos... La lingüística tiene algo de matemática y algo de magia por eso es la única ciencia –abstenerse a cuestionarlo- que medio entiendo.
Hay sensaciones imposibles de meter en un molde pero también hay palabras pequeñas y gigantes que se acercan mucho a ellas.
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