Dos amigas que se dan la mano pero no como en la canción cursi, sino en un bus de regreso, con nuevas patas de gallo y ampollas en los pies. Cosas que han cambiado en un puñado de días. Llevamos un mapa pero no cogemos atajos, porque ya no hay ganas de hacer el tonto. Llegar a casa y que te acoja, que te abracen las paredes y hasta la nevera famélica, como siempre. Saber que nos movemos en frecuencias, que somos como una vez me dijeron, líneas que se unen en el infinito. Elegir las que quieres ahora a tu lado, despedir a las que se quedan en el camino. Dejarles la puerta abierta porque sin esa rendija ella y yo no nos daríamos la mano en este autobús. Porque todos hacemos el tonto, porque a todos alguna vez nos arrastra la rabia, la euforia, el miedo, el sentimiento. Hacer maraña con los tuyos. Crear nudos, hacerlos y deshacerlos, creciendo con ellos. Encontrar centros en espacios, con personas, que tal vez no vuelvas a ver nunca. “¿Te das cuenta? Es el destino. Ni siquiera tenías que haber estado este fin de semana aquí”. Sin prisa, sin creerse demasiado fuerte. Pasar por la vida, por la tuya y por la de los demás, estando presente -Vaya, creo que por fin lo he entendido-. Viéndote y viéndoles. Identificando los disfraces y los atajos, los tuyos, los suyos. Sintiendo un poco de lástima por la última hora de conexión. Esta vez elijo tomar el camino largo, he dejado de huir y no ha sido tan grave. Le he dado la vuelta a mi piel para descubrirme de nuevo: las cosas que soy capaz de hacer, o de no hacer. Buscar un centro de gravedad permanente, flotar. Y disfrutar flotando.
3 comentarios:
Ma mettila in italiano, stronza!!
A.
a ver si encuentro el mismo vídeo grande, porque este vídeo es muy grande!!
¡Me encantaba esta canción...!!!
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