Un niño disfrazado en una piel experta, un travieso agitador de las palabras, hoy el mediodía trae malas noticias y recuerdo cosas, personas y momentos. Recuerdo al hombre anciano ya, el libro fetiche lleno de dibujos hechos con un bolígrafo. Recuerdo aquel regalo de Ana, los comentarios geniales al borde de una cena. Recuerdo que hay cosas que nunca debí decirle a nadie, recuerdo que quizás, en realidad, habría que ser valiente para decirlas todas. Valiente para muchas cosas, muchas más cosas.
Recuerdo a un poeta, no sé si era un viejo o era un chico.
No me gusta despedirme, prefiero un hasta luego.
Dame
Dame algo más que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero regalos exquisitos
Dame una piedra
No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice
Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!
Carlos Edmundo de Ory
2 comentarios:
Pués claro que hay que ser valiente!.Mirar al futuro,casi desafiándolo. Es muy bueno sacar a pasear el corazón, y sobre todo en invierno, que ´suele estar tan frío...
Contar cosas, desnudarte,ofrecerte, darte a los demás, te hace crecer y ser más libre.Y curiosamente cuanto más transparente seamos, creceremos más... hasta desaparecer...
hay que ser sincero con uno mismo y con los demás, eso creo :)
precioso texto y poema
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