lunes, 22 de octubre de 2007

Las separtadas


Separtarse no es ni separarse ni apartarse, es un movimiento violento -habitualmente desencadenado por una fuerza externa- por el cuál alguien nos saca de su vida con una excusa rocambolesca y un rostro inigualable sin que apenas nos demos cuenta. Una se separta -esto, tenga en cuenta la precisión del lenguaje sería incorrecto porque la forma verbal es "Una es separtada"- cuando, sin que medie explicación previa -o aunque medie y no lo vea- su pareja decide que ese bucólico ratito de fútbol viendo la televisión, esa comida familiar con la abuela o ese paseo mañanero por la playa puede ser un buen momento para dejarlo. Así, sin anestesia, mientras a la otra o el otro se le queda cara de boba mientras espera que acabe la broma.
"¿Pero estás en serio?", suele articular la separtada con un hilillo de voz cuando la que creía su media naranja adopta el rictus compasivo destinado a domesticar su aprobación. "Creo que es lo mejor. Imagino que estás de acuerdo...", continúa el ejecutor-a con cara de corderillo degollado.
A la separtada, que empieza a sentir calor frío que va evolucionando en tembleque, la cabeza le da vueltas como calcetín deportivo en una lavadora. "¿Tú crees?", acierta a decir.
Lo que la separtada no sabe, y tardará meses en saberlo, es que la decisión hace tiempo que está tomada, que es un hecho y que ella, objeto de las miradas paternales de toda la pandilla durante las últimas semanas, es la única que no se ha enterado de que "la cosa no funcionaba".
Tiene la separtada un carácter propio y una entidad que la coloca por derecho propio en el catálogo de Grandes Figuras del Sufrimiento en Pareja (GFSP), un abanico de personajes entre los que también se cuentan La Entregada-o, El/La Entusiasta, La Víctima o El/La Impasible en el que yo conozco, dada la configuración inicial de mi gameto, apenas una parte. El universo de féminas desorientadas que todavía miran cada cinco minutos el teléfono porque "en algún momento tendrá que darse cuenta de lo que ha hecho".
Lo importante de la separtada es que no es un estado perpetuo, una entra y sale de él según las circunstancias, las apuestas y lo avispada que sea a la hora de analizar las respuestas. Ser, estar, haber sido separtada no incapacita para curarse, rehacerse y hasta liarse a separtar una misma si me apuras... (Siempre se ha dicho que no hay peor separtador que el que fue separtado) Es un estado momentáneo que se alarga en el tiempo según la configuración de otras variables, estas sí, más perdurables. Hablo de Las Adictas al Drama, Las Sufridoras o Las Nadiemequierecomomerezco, dignas de otro post e inspiradoras de otras y variadas tragihistorias.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Como portavoz del colectivo le agradezco su precisión y la capacidad que ha tenido para materializar, con gran un humor y mayor afinación, nuestros sentimientos.

Para ingresar en el club, comuníquenselo a la Boquita.

Anónimo dijo...

Conozco otra variación de la tan detalladamente referida parte de esta sociedad, son las sapartás, el cambio de una sola letra solo es indicación de la época en la que fueron sapartadas, ya que estas últimas lo fueron en tiempos de Paquito y perduraron en su condición hasta nuestros días.

Anónimo dijo...

Hay que reconocer que muchas veces el sujeto analizado tiene un contacto con la realidad un tanto ligero. Esto le lleva a obviar o a no atender a señales, códigos de conducta, nuevos hábitos, disminuciones de frecuencia de halagos... Quizá por despiste o quizá para poder mantener esa ilusión del “todo va como una seda, somos la pareja ideal” en la que muchos de nosotros nos obstinamos en vivir.
Quizá con prestando un poco más de atención seríamos capaces de ver que algo no acaba de ser perfecto. Y entonces falta el paso definitivo: en lugar de obviarlo y pensar que se trata de una evolución natural, que nada es eterno y que la pasión no perdura, tapando esos síntomas con excusas, afrontarlo, poniendo el problema sobre la mesa. Zanjarlo o no ya es una cuestión de las dos partes, pero al menos, de este modo se evita la cara de sorpresa ante una decisión tomada tiempo atrás y debida a una acumulación de detalles que hacen que una relación pase de ser ideal a lo que mucha gente vería como un callejón sin salida.
No hay más ciego que el que no quiere ver.

Aunque claro, siempre hay excepciones que confirman la regla (normalmente, la regla no se construye a base de excepciones)

Me encanta tu boquita. Mi lectura obligada cada vez que aparece como novedad en mi lista de subscripciones.

Anónimo dijo...

:)

Anónimo dijo...

anónimo pseudopolítico: no entiendo nada...

Anónimo dijo...

todavía solo soy gualtrapa: me convertiré en separtado o separtador?

Anónimo dijo...

SEPARTADAS DEL MUNDO!!! UNIOS!!!!!! Y ACABEMOS CON TODOS LOS SEPARTADORES!!!!

Anónimo dijo...

eguskiza, eguskiza!! estás ahí? egus? Bueno, encualquier caso, hazme caso: no vayas hacia la luz. Y aviso: no te preocupes, que el título llega solo. Además, sabes que en el club tienes sitio...

Anónimo dijo...

Yo separtado. con el tiempo me di cuenta que no queria ver lo evidente. es dificil aceptar lo evidente a veces....

Anónimo dijo...

Yo separtado. con el tiempo me di cuenta que no queria ver lo evidente. es dificil aceptar lo evidente a veces....

Anónimo dijo...

Una cualidad imorescindible del separtado-a es que no existe la evidencia lo unico evidente es la cara que se te queda

Anónimo dijo...

los separtados, ambiciosos de la sinceridad, anhelamos la verdad. A su hora. En el tiempo. Somos gente puntual...