A veces hacen falta cuatro botellas de vino y un montón de mujeres desconocidas con ganas de conocerse. A veces hace falta caerse, recaerse, levantarse, quedarse sentada y volverse a levantar para aprender que en el fondo uno es más dueño de su destino de lo que parece. A veces, después de una buena comida y de un millón de palabras, uno termina reverenciando al refranero español que tanta veces susurra "Cada uno tiene lo que se merece".
Y se sabe que cuesta eso de sacudirse el yugo del quebuenosoy y hayqueverlomalquemetratalavida para mirarse el ombligo -de verdad y sin pelusas– y exponerse a lo que nos buscamos nosotros mismos. Porque uno es feliz sólo si le da la gana, ama si se deja entrar y vive sólo si no tiene miedo a llorar, da algo de rabia tener que cumplir años para aprender eso que en casa, si tienes suerte, te han dicho desde que eras niña.
Es la historia de siempre y, al final, todos terminamos expurgando razones y cambiando de bando para darnos cuenta de que, después de todas las vueltas, de todos los kilómetros, de los amores, halagos y todas las cualesquiera cosas que creíamos nos ponían contentos, somos nosotros quienes, entre el punto chi y el agujero del cordón umbilical, tenemos la llave de esa cosa placentera, repanchinaga y plácida que llamamos felicidad.
Por eso a veces, en mitad de un barco que al ritmo de Volare cruza el Danuvio, te descubres dando gracias a eso que un amigo llama el Demiurgo. Regalando una lagrimilla de emoción en honor a las papillas de buena calidad, a las riñas a tiempo, a la intuición y a ese saber elegir que todavía no sabes en qué tómbola cósmica te ganaste.
A veces hacen falta cuatro botellas de vino y un montón de mujeres con ganas crecer para agradecerle al Demiurgo el que la tuya sea pasta ultrasensible, fotofóbica y algo reactiva pero bendecidamente resistente, cálida y empeñada en ser feliz.
Chicas, esto va por vosotras...
Eso que llevas ahí
Lo importante no es llegar
Lo importante es el camino
Yo no busco la verdad
Sólo se que hay un destino
Y eso que llevas en tu corazón
Y eso que llevas ahí
Y eso que llevas en tu corazón
Quizás también te hará reír
Lo importante es amar
Tan inmenso es el abismo
Lo importante es desear
Y no ser un muerto-vivo
Cabalgué sólo en la oscuridad
De las crinas de un caballo malo
Te di amor hasta el fondo del mar
Y lloré entre las flores de Mayo
Sólo una oportunidad
Sólo hay un solo tiro
Yo nací en una ciudad
De allí también son mis hijos
Y eso que espera en tu corazón
Y eso que espera salir
Y eso que espera en tu corazón
Tal vez un día te hará feliz
Conocí una muchacha de miel
Con aceros reforzó la casa
No dejó entrar a nadie después
Sin querer me devolvió mi alma
Lo importante no es quedar
Que todo pende de un hilo
Lo importante somos vos y yo
Y el amor que construimos
Y eso que llevas en tu corazón
Y eso que espera salir
Y eso que sangra en tu corazón
Confiá también te hará feliz
Fito Paez
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