¿De verdad que tienes miedo a lo que hay detrás del no?
Sólo hay que tener miedo de una cosa: del miedo
tienen miedo del amor y no saber amar
tienen miedo de la sombra y miedo de la luz
tienen miedo de pedir y miedo de callar
miedo que da miedo del miedo que da
tienen miedo de subir y miedo de bajar
tienen miedo de la noche y miedo del azul
tienen miedo de escupir y miedo de aguantar
miedo que da miedo del miedo que da
el miedo es una sombre que el temor no esquiva
el miedo es una trampa que atrapó al amor
el miedo es la palanca que apagó la vida
el miedo es una grieta que agrandó el dolor
tienen miedo de la gente y de la soledad
tienen miedo de la vida y miedo de morir
tienen miedo de quedarse y miedo de escapar
miedo que da miedo del miedo que da
el miedo es una raya que separa el mundo
el miedo es una casa donde nadie va
el miedo es como un lazo que se aprieta en nudo
el miedo es una fuerza que me impide andar
tienen miedo de caer y miedo de avanzar
tienen miedo de amarrar y miedo de romper
tienen miedo de exigir y miedo de pasar
miedo que da miedo del miedo que da
miedo de mirar el fondo
miedo de doblar la esquina
miedo de quedarse en la oscuridad
miedo de pasar en blanco
de cruzar la línea
miedo de encontrarse solo
de perder las riendas la pose y el equilibrio
miedo de darse por vencido
miedo de vagar sin rumbo
miedo estampado en la cara
o escondido en los sótanos
miedo circulando en las venas
o en ruta de colisión
¿el miedo es de dios o es del demonio?
¿es orden o es confusión?
el miedo es un monstruo
el miedo domina
es miedo es la medida de la indecisión
miedo de arrugar la frente miedo de encarar
miedo de callar la boca miedo de escuchar
miedo de poner la zancadilla miedo de caer
miedo de hacerse a la idea miedo de ilusionarse
miedo de arrepentirse
miedo de dejar para después
miedo de amargarse por lo que se hizo
miedo de perder la vez
miedo de salirse de la raya
en el momento definitivo
miedo de morir en la playa
después de beberse el mar
miedo que da miedo
del miedo que da
(P. G.)
10 comentarios:
MIEDO
Soy un buzo dentro
de mi Johnnie Walker´s red
El amante de tu amor, tu dueño,
tu tornillo flojo.
Alguien me vió contigo y se mató,
qué curioso antojo.
Soy el pez de oro que tragaste ayer
antes de ahogarte.
Soy un martillo negro :
“allá voy clavito”
Sólo me dan miedo las monjas,
el agua y los niños.
¡Oh, Dios!
Soy tan feliz cuando me das tu dolor.
Ahora dame también tu amor.
Soy el hierro al rojo que
siempre deseó tu piel.
Soy el señor bajito
que pega a tus hijos.
Un mendigo que te escupe, un pan blanco
manchado de sangre
Soy tu primer amor, no quiero recordar
lo mal que lo hiciste.
Soy un libro abierto,
¿te cuento tus días?
Soy tu apuesta perdida, tu espanto,
tus dientes de leche
¡Oh, Dios!
Soy tan feliz cuando me das tu dolor.
Ahora dame también tu amor.
Soy tu cena, ¿me desprecias?,
¿acaso es que no tienes hambre?
Soy tu sueño preferido y no
pienso volver a verte.
El epitafio que buscabas,
te estoy esperando
¡Oh, Dios!
Soy tan feliz cuando me das tu dolor.
Ahora dame también tu amor.
¡Oh, Dios!
Soy tan feliz cuando me das tu dolor.
Ahora dame también tu amor
Josele Santiago. Los enemigos (La vida mata)
Hola guapa, recien llegada que a esta tu casa y gratamente sorprendida, mary, no sabia yo que tenias un blog ;-)
Pos eso, que saludos y ahi vá la visión de nuestra amiga Gio del miedo.
Besitos.
CANTO DEL MIEDO
Sensación de aguacero
se me doblan los huesos
mi alma pende azul del precipicio
Baten rebato mis tímpanos alertas
barcos de velas naufragan en mi sangre
Todo corre en mi cuerpo
cual si mudas sirenas anunciaran histéricas la guerra
así mis uñas viajan sobre la piel del brazo
y el estómago vierte su locura de jugos amarillos.
Es el miedo.
Es el miedo.
que sola estoy
Ninguna piel a mi piel acompaña
Nadie puede habitar mis parietales
Vivir conmigo trémulas pesadillas
Sólo mi voz me salva
Mi voz apenas audible en tanto viento
Mi voz que hace esfuerzos por consolar la cintura
Qué no se doble el árbol!
Qué no lo bote el viento!
Jamás pensé estar hecha de cristales
Ser esta frágil versión de mujer enfebrecida
Tener tanto terror entre las manos
¿Con qué cara envejeceré?
¿Con qué fuerzas enfrentaré
la soledad terrible de la muerte?
¿Quién me despojará del huracán
que sopla inmisericorde sobre mi pelo de lana?
Miro mis ojos redondos parpadean asustados
Tengo ganas de abrazar mi sombra
Me da pena su espanto de animal ante el rayo.
Cuanta conciencia razón y pensamiento
yaciendo inútiles ante los quejidos
del cuerpo que se desata en llanto.
Pues para mi amigo Rafael Pablos Troyano el miedo es esto:
el miedo son doscientas páginas
de apuntes ignorados
hasta la noche anterior al examen
el miedo es hojear revistas del corazón
en la sala de espera del dentista
el miedo es oye-tío-hazme-un-favor
el miedo es un trozo de costo
olvidado en no se sabe dónde
el miedo es un condón roto
acurrucado a los pies de la polla
el miedo es subirte al ford fiesta
blanco de un amigo borracho
un sábado cualquiera
con un yo condrolo
como único airbag
el miedo son venas como cebos
para cazar cuchillas de afeitar
en las noches de mucho calor
el miedo es vivir en una continua
cita a ciegas con el futuro
el miedo es aguantarle la mirada a un picoleto
el miedo es sujetar con una mano
las bragas de una perra cachonda
y con la otra tu rabo en coma etílico
el miedo son los libros de Umberto Eco
el miedo es el careto de los putos viejos
que se compran La Razón
el miedo es un teléfono
que parece que va a reventar
a las cuatro menos diez de la madrugada
el miedo es un gato jugando
con TU vinilo del It’s Alive de los Ramones
el miedo es hablar con alguien
capaz de convencerte
el miedo es enfrentarte a cuerpo
con un poema para cazarlo vivo
sin causarle mucho daño
el miedo es estar en las afueras
rodeado de campos de girasoles
en casa de un traficantucho
que se ha entretenido en enseñarte
(por este orden)
un vibrador en el dormitorio
una escopeta en el salón
sus cojones por el albornoz abierto
y estás demasiado ciego
para reaccionar
el miedo es desconocer dónde desembocará
el caudal de mala leche que me anega
el miedo es el olor de los hospitales
el miedo es leer el tractac del lobo estepario
como el que se mira en un espejo deforme
el miedo es volver a estar a solas con ella
con un puñado de palabras que llevan
TU vida como ofrenda en sus manos
temblando en la cornisa de los labios
sin atreverse a saltar
por que no saben si la respuesta
amartillada que les espera
está cargada con balas de verdad
o con salvas de fogueo
La vida pasa derrumbando edificios.
Deja palomas muertas, palabras rotas,
sangre seca, llaves oxidadas, silencios.
Pero que eso hoy no nos importe,
que no nos impida hoy enumerar
las razones que tenemos para vivir.
Brindemos pues por esta bendita lumbre: la vida,
esta casa en los acantilados
de la que somos huéspedes,
esta cuerda floja,
este vals con el sepulturero.
Hagámonos los sordos, hagámonos los necios.
Brindemos por los instantes
que justifican una vida,
por el recuerdo de los buenos
y el viento que dispersa las cenizas.
Brindemos por la hermandad de la sangre,
por los viajeros que en un segundo
se cuentan todo con los ojos.
Brindemos por los flautistas que celebran
la luna sobre las torres,
por los motines, por los fugitivos.
Brindemos por los que llegan a tiempo al amor
y por los que no.
Brindemos por los que no saben
o no quieren brindar.
Brindemos por saber aprovechar siempre,
como hoy,
el lugar y el tiempo ofrecido.
Brindemos con una copa unánime
por saber siempre ofrecer
un ramo de flores a los vivos.
D.E.R.R.
no deberías tener miedo
es sólo el cielo, amor,
la lluvia, la tormenta;
y ya no pudo decir nada más.
Su mano firme también temblaba.
José Mª Gómez Valero
No te dejes seducir por el miedo.
Paraliza. Aquieta la sangre.
Acalla las ganas.
No te dejes seducir por el miedo.
Es fácil, es injusto.
El miedo es su número,
su fuerza, su golpe.
El miedo deja cardenales.
El miedo cansa.
El miedo es un vampiro:
no le ofrezcas tu cuello,
tu tiempo, tu sangre.
Un poco cagon tu amigo el Troyano este.
y tú, mu valiente
Miedo a la vulgaridad de las personas
Lucía
No yo no me considero valiente, quizas inconsciente. Pero ni le temo, ni odio a nadie por que compre un periodico, ni he dudado nunca en mirar a los ojos de un picoleto. Y no es miedo, si no comprensión del peligro cuando te enfrentas a un registro en una carretera centroamericana. Y la única luz es la de tu coche. Sí te dejas vencer por la situación eres un cagon y si no, no. Es simple.
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