JM Grimaldi |
Está mal visto que un periodista se arranque a bailar. Resta seriedad a su imagen y además, inevitablemente, hace sospechar sobre inclinaciones personales que restarán objetividad al producto final. Está mal visto que un periodista baile pero puede perdonársele si se dan las condiciones de intimidad adecuadas y si dedica similar entusiasmo a todas las propuestas sobre el escenario. Reducida, íntima e intensa fue la fiesta Demoscópica que el viernes diez de febrero inundó la Sala Supersonic de Cádiz con los sonidos de tres de los grupos andaluces más frescos del panorama independiente. La noche, fría en el exterior, cálida entre las paredes del local, fue in crescendo hasta arrancar a bailar a algún redactor indie en una velada patrocinada por una marca de perfumes cuyos aromas, una lástima, sólo se podían catar en los muestrarios de la puerta. Sigue leyendo en MondoSonoro.
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