Fátima, la que firma, y su amigo el gestor cultural, una tarde-noche cualquiera mientras comparten una Leffe en el bar de la esquina -resucitado desde los tiempos del trópico en antro americano pero siempre fiel a la bachata, el merengue y Andy & Lucas (aunque impagablemente generoso con su barra libre de cacahuetes)-.
-A ver, en realidad se cayeron tres azulejos, pero se supone que él lo iba a arreglar así que tiró el resto y ahora la columna está casi pelada...
-Bueno, mujer, eso se hace en nada!!! ¿Te quedan azulejos?
-Un montón...
-Pues nada mujer... Yo mismo los pego con una cosa que venden para pegar azulejos.
-Pero el tamaño del azulejo nos es justo... Habrá que pillar una rotaflex...
-Mmmmm... entonces es más difícil...
-Yo creo que vale dándole una capa de yeso y pintándolo de algún color vistoso.
-Bueno, puede ser... ¿Pero no se te estaban cayendo también el resto?
-Sí...
-Mira, no te preocupes. A ver si me paso un día de estos y te hago una auditoria.
La cursiva, de nuevo, nos es circunstancial. La ilustración de aquí.
4 comentarios:
Pues mira, ya que estamos con la catarsis, podemos armarnos de cincel y martillo y desazulejar lo que queda :-)
Gracias por echarme el lazo!!
Aprendiz de Arpía
Pues mira, ya que estamos con la catarsis, podemos armarnos de cincel y martillo y desazulejar lo que queda :-)
Gracias por echarme el lazo!!
Aprendiz de Arpía
Pues mira, ya que estamos con la catarsis, podemos armarnos de cincel y martillo y desazulejar lo que queda :-)
Gracias por echarme el lazo!!
Aprendiz de Arpía
jajajajaja... mari, espera, ¿no había cola para el mueble de mampostería de la entrada????
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