lunes, 18 de julio de 2011

Maternidad

"Cariño, no llores, sabes que lo hacemos por tu bien", sollozó la madre mientras salía del cuarto. Llevaba en la mano un puñado de años de protección, una manta aún cálida y un sanguinolento trozo de tripa. El pediatra les había indicado, ya seriamente, que a los 35 años ya era hora de que le cortaran el cordón.

2 comentarios:

genialsiempre dijo...

Real, como la vida misma

Unknown dijo...

buffffffffffffffffffffffff