-Bueno, tú acuérdate de rezar porque salga todo bien.
-Que sí, que no paro... Que tengo a la virgen reventadita. Vamos, que voy a llegar a la aldea y me va a volver la cara.
Fátima, a falta de una fe propia en la que depositar sus peticiones, ruega encarecidamente a su mejor amigo que vele por todas sus cosas en su camino rociero.
2 comentarios:
Esa fé prestada.....que valor tiene.
Le echaré una mano.......en lo de las peticiones vaya :-)
Aprendiz de Arpía
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