A veces una desearía ser ligera como una pluma, vestir un traje blanco de seda y zapatos de medio tacón con hebillas. A veces una desearía ser ligera como una pluma para dejarse llevar, para bailar deslizándose por el suelo como si nuestro cuerpo no pesara en manos de cualquier Fred Astaire...
A veces una está bajo un faro del sur de Europa y siente que podría estar en Bahía, en la bahía del otro lado. Aunque la de atrás tenga incontinencia verbal, haya engatusado a dos garrulos de culo inquieto y tenga ganas de presumir por haber hecho un curso xpress de portugués... Pocas cosas pueden empañar una velada con el mejor salvo el repiqueteo de las ausencias.
No se grabó ayer aunque Veloso llevara los mismo zapatos, la misma guitarra y la misma humildad al hombro.
Cádiz. Castillo de San Sebastián. Julio, 2008. Y perdonen que la aproximación no tenga el mejor sonido...
La mer
Qu'on voit danser le long des golfes clairs
A des reflets d'argent
La mer
Des reflets changeants
Sous la pluie
La mer
Au ciel d'ete confond
Ses blancs moutons
Avec les anges si purs
La mer bergere d'azur
Infinie
Voyez
Pres des etangs
Ces grands roseaux mouilles
Voyez
Ces oiseaux blancs
Et ces maisons rouillees
La mer
Les a berces
Le long des golfes clairs
Et d'une chanson d'amour
La mer
A berce mon coeur pour la vie
Charles Trenet
y para los que la quieran original...
Por cierto, que rouillé es el adjetivo de la semana :)
"Hay muchas cosas que no puedo decir a nadie, casi todas se refieren a las matemáticas". Carlos Edmundo de Ory
martes, 29 de julio de 2008
viernes, 25 de julio de 2008
7 días
El regreso
Con paso lento y ganas de reencontrar mi sitio, hoy regreso al tajo.
Nueva ofi, nueva mesa, la misma silla verde y el mac huevo que tanto se apaña.
Desde mi nuevo sitio se ve el mar, se escucha el muelle, se alcanza la tienda de chuches a apenas 10 pasos y está cerquita de la parada del bus....
mmmmmmm...
periodos de incapacidad laboral, cómo enmarascarais de belleza el retorno del currante ;)
viernes, 18 de julio de 2008
En una cola cualquiera...
Una película, una cena, un café que ya has tomado, saboreado, visto y analizado mil veces. Una aburrida cola en la que todo está dicho. Un idiota que habla demasiado alto, que sabe demasiado poco y que es un buen objetivo al que lanzar nuestros dardos...
La vida podría ser maravillosa pero está llena de gilipollas con la voz muy alta.
La vida podría ser maravillosa pero a veces somos nosotros los necios con la boca grande.
O los que fabulan pagándolo con otro.
La vida podría ser maravillosa.
El cine, afortunadamente, a veces lo es.
Annie Hall
martes, 15 de julio de 2008
Lenguajes sensoriales, códigos lectores
Cuando uno estudia teoría lingüística –complicada y abstracta matería casi matemática que a mí, negada confesa a las ciencias, misteriosamente me encanta- aprende muy pronto sobre el finísimo hilo que separa realidad, percepción y lenguaje. Aprende que, como el huevo y la gallina, no sabemos si lo que existe está ahí porque sí o porque tuvimos el capricho de contarlo, de hacerlo verbo, como muy didácticamente comienza la biblia, perdón, La Biblia. También aprende que cada cultura, cada entorno, codifica la realidad de acuerdo con sus necesidades. El tópico ejemplarizante más utilizado tiene que ver con el amplio catálogo que utilizan los esquimales para tipificar el color blanco pero hay un estimulante debate filosófico en torno al tema plagado de fascinates relatos. Hace tiempo, de hecho, leía en la prensa que unos indios norteamericanos, que usaban el mismo término para referirse al mar y al cielo, carecían, por lo tanto, del concepto de horizonte, con todas las increibles fábulas que un día dió de sí.
Últimamente –el reposo quirúrgico tiene estas cosas- me pregunto si no pasará algo similar en torno a los sentimientos, alrededor de la capacidad para percibir, intuir o ponerse en el lugar del otro. Para los paladines de lo empírico uno no conoce la dimensión del dolor de una pérdida, la tensión emocional de una intensa alegría, si no la sufre en carne propia. Sin embargo, varios siglos de estimulación literaria contraponen esta idea.
Uno puede leer como quien se corta las uñas, se rasca la espalda o se frota los ojos. Puede leer con el automatismo de lo prescindible o, puede, al contrario, hacerlo con la fascinación de lo único. En esa elección está la clave. Uno puede leer o no, y también puede dejar que el lenguaje emocional edifique mundos en su urbanizada cabecita. Uno puede tomar prestadas las palabras de otro para hacerlas suyas y sentir el terror de lo desconocido, el deseo de lo prohibido o la vergüenza del ridículo con intensidad y nervios misteriosamente reales. Entonces, como las pruebas de alergia que despiertan reacciones dormidas, se descubre haciendo suyos desconocidos mundos, probando estímulos e imaginándose en ellos. Los libros nos dejan fabular con la palpitación vampírica de un cuello blanco, con el miedo atroz de la víspera de una contienda o la seca desolación ante un suicidio. La literatura, como el red bull, nos da alas y codifica imágenes, momentos, sensaciones que un día –en esa cabeza llenita de pájaros, mundos y teorías- se despiertan en mitad de la vida real como si las noches de lectura nos hubieran dado las herramientas para advertirlas. Entonces, con un mecanismo automático como el que nos permite hacer cuentas, caemos en el gustoso terciopelo de la piel que se despierta, en la explosiva alegría del reencuentro, en el aire limpio de la mañana, en el perfume del pelo de nuestro amante o en los ademanes delicados de esa amiga lánguida que, si la miras bien, en la Rusia del XIX, sería toda una dama.
En este mundo de posmodernas moralinas da cierto pudor expresar determinadas cosas. Como que la gente que no lee suele resultar, salvo excepciones, bastante menos interesante. Confesa admiradora de todo friki, triki o similar capaz de aderezar su vida con los brebajes de la imaginación, últimamente creo que en el germen de mi supino aburrimiento frente a los alérgicos al libro no están las presunciones cultistas que me suponen los todovale bienpensantes, sino la realidad empírica de que el mundo -cocido con sal y agua- resulta mucho menos interesante que cocinado a fuego lento a base de imágenes, sensaciones, leyendas y metáforas.
La foto, de aquí
Últimamente –el reposo quirúrgico tiene estas cosas- me pregunto si no pasará algo similar en torno a los sentimientos, alrededor de la capacidad para percibir, intuir o ponerse en el lugar del otro. Para los paladines de lo empírico uno no conoce la dimensión del dolor de una pérdida, la tensión emocional de una intensa alegría, si no la sufre en carne propia. Sin embargo, varios siglos de estimulación literaria contraponen esta idea.
Uno puede leer como quien se corta las uñas, se rasca la espalda o se frota los ojos. Puede leer con el automatismo de lo prescindible o, puede, al contrario, hacerlo con la fascinación de lo único. En esa elección está la clave. Uno puede leer o no, y también puede dejar que el lenguaje emocional edifique mundos en su urbanizada cabecita. Uno puede tomar prestadas las palabras de otro para hacerlas suyas y sentir el terror de lo desconocido, el deseo de lo prohibido o la vergüenza del ridículo con intensidad y nervios misteriosamente reales. Entonces, como las pruebas de alergia que despiertan reacciones dormidas, se descubre haciendo suyos desconocidos mundos, probando estímulos e imaginándose en ellos. Los libros nos dejan fabular con la palpitación vampírica de un cuello blanco, con el miedo atroz de la víspera de una contienda o la seca desolación ante un suicidio. La literatura, como el red bull, nos da alas y codifica imágenes, momentos, sensaciones que un día –en esa cabeza llenita de pájaros, mundos y teorías- se despiertan en mitad de la vida real como si las noches de lectura nos hubieran dado las herramientas para advertirlas. Entonces, con un mecanismo automático como el que nos permite hacer cuentas, caemos en el gustoso terciopelo de la piel que se despierta, en la explosiva alegría del reencuentro, en el aire limpio de la mañana, en el perfume del pelo de nuestro amante o en los ademanes delicados de esa amiga lánguida que, si la miras bien, en la Rusia del XIX, sería toda una dama.
En este mundo de posmodernas moralinas da cierto pudor expresar determinadas cosas. Como que la gente que no lee suele resultar, salvo excepciones, bastante menos interesante. Confesa admiradora de todo friki, triki o similar capaz de aderezar su vida con los brebajes de la imaginación, últimamente creo que en el germen de mi supino aburrimiento frente a los alérgicos al libro no están las presunciones cultistas que me suponen los todovale bienpensantes, sino la realidad empírica de que el mundo -cocido con sal y agua- resulta mucho menos interesante que cocinado a fuego lento a base de imágenes, sensaciones, leyendas y metáforas.
La foto, de aquí
martes, 1 de julio de 2008
Melodía de la semana
Sí, vale, la anestesia, el nolotil y el helado de abajo han podido ablandarme el celeblo... Pero es que es tan bonita... Y a mí me entran unas ganas de bailar...
mmm... La tele la pincha constantemente y yo me pongo tan contenta... ¿Será la rima? el soniquete? ¿el calor?
¿Me durará el efecto? ¿un par de meses?
atentos al subidón facilón de "y la verdad, me estoy volviendo a enamorar..." mmmm...
yo me movilizo
tú te movilizas
yo me pongo la cremita
tú te pones la cremita
hay que ponerse buena pronto que no me fio que la fama le alcance hasta el próximo verano...
Hace mucho tiempo no me enamoraba
De unos ojos tan bonitos
Comunes de lozano brillo
Era lo que menos en mi plan estaba
Aunque te admito que a veces soñaba
Con la belleza de tu mirada
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
Y la verdad me estoy volviendo a enamorar
Y la verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Llevame de ser preciso
Por la semblanza de tu sombra
Yo sé que tu prendes la luz
Y en mi vida te asomas
Como las blancas palomas
Cuando la plaza se toman con vuelo inmortal
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
La verdad me estoy volviendo a enamorar
La verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti...
Juanes
(por cierto, buscando por la red me he enterado de que no es un grupo, es un solisssta)
mmm... La tele la pincha constantemente y yo me pongo tan contenta... ¿Será la rima? el soniquete? ¿el calor?
¿Me durará el efecto? ¿un par de meses?
atentos al subidón facilón de "y la verdad, me estoy volviendo a enamorar..." mmmm...
yo me movilizo
tú te movilizas
yo me pongo la cremita
tú te pones la cremita
hay que ponerse buena pronto que no me fio que la fama le alcance hasta el próximo verano...
Hace mucho tiempo no me enamoraba
De unos ojos tan bonitos
Comunes de lozano brillo
Era lo que menos en mi plan estaba
Aunque te admito que a veces soñaba
Con la belleza de tu mirada
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
Y la verdad me estoy volviendo a enamorar
Y la verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Llevame de ser preciso
Por la semblanza de tu sombra
Yo sé que tu prendes la luz
Y en mi vida te asomas
Como las blancas palomas
Cuando la plaza se toman con vuelo inmortal
Quiero llevar el ritmo de tu corazón
Para bailar entre los dos esta canción
La verdad me estoy volviendo a enamorar
La verdad quiero que sepas que
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Lo que yo siento por ti
Es amor
Ganas que me hacen útil
El corazón
Droga que me hace inmune
Ante el dolor
Gotas de agua dulce
Rayo de sol
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti
Es lo que siento por ti...
Juanes
(por cierto, buscando por la red me he enterado de que no es un grupo, es un solisssta)
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