Parece que a los de PRISA les ha levantado el prurito, agitado el corazón y provocado sudores fríos el hecho de que en pleno siglo XXI una clínica privada –concertada, por cierto, con el dinerario público- obligue a sus empleadas a lucir medidas de pornochacha en sus quehaceres biosanitarios. Se ve que, como reza el orgullo urbano, Cádiz es una isla, y ninguno de estos avezados periodistas ha tenido la oportunidad de visitar a un primo-novio-abuelo operado de vesícula-apendicitis-menisco en el ahora mediático hospital San Rafael. Y es que un paseíllo leve por sus pasillos da buena cuenta de lo cuidadísima que hay que estar cuando, si no por treinta y tantos años de carrera y mucho curro a tus espaldas, has de conservar el pan en una empresa que hace mucho tiempo que encargó sus uniformes a una fábrica de disfraces eróticos.
Yo tenía apenas 17 años cuando la operación de rodilla de un noviete de instituto me llevó al área de traumatología del sitio y, con ella, a un paraíso de féminas perfectas con impolutas faldas por encima de la rodilla. A la segunda visita y probablemente más animada por complejos adolescentes que por diatribas feministas, me volví al chico en cuestión para preguntarle: “¿Todas están así de buenas?”.
Que ser guapa y tener buen culo no es símbolo de ser tonta e inútil es una lucha con la que más de una mujer explosiva tiene que vérselas cada día, ahora, seamos sinceros, empieza a oler a chamusquina que en una plantilla de más de cien empleadas las señoras imperfectas, mayores o ajadas –que las hay- estén en franca minoría.
Como doy por hecho que todas las señoritas seleccionadas, incluso las que no protestan por tener que desarrollar su trabajo sanitario con incómodas minifaldas, son estupendas profesionales en lo suyo y como no pienso entrar en el estéril debate de estasseñoritasestanigualdepreparadasqueotrasmásgordasyfeas aunque las poco agraciadas no consiguieran similar contrato, me pregunto que hará la Junta –además de prestar sus abogados a las enfermeras damnificas, qué loable y mediático gesto- con un centro de políticas tan, me incorporo en la silla para decirlo, asquerosas.
Mientras las Ser, CNN y Cuatro despotrican de una noticia que nos lleva de cabeza a las cavernas –por favor caballero, tíreme del pelo pero no me estropee las medias que trabajo con falda-, la falta de infraestructuras públicas en Sanidad continúa dándole pábulo y dinero a instituciones privadas que, como bien dice, el patrón del buque, “pueden aplicar sus normativas como quieran”.
La tormenta pasará y las enfermeras sexys que tan contentos tienen a los viejetes de la institución en cuestión seguirán teniendo que lucir palmito aunque éste no las ayude a lavar a los enfermos, sacarles sangre y curarles las llagas. Y tendrán que hacerlo con una sonrisa o, a falta de que les quiten los 30 euros de productividad, se verán muy dignas y muy feministas ellas, en la puñetera esquina del paro, esperando a que la justicia y la igualdad les paguen las facturas en la ciudad con menos esperanza de España.
3 comentarios:
YA ERA HORA QUE SE DESENMASCARARA PÚBLICAMENTE, COMO SON LAS RELACIONES LABORALES CON EL PERSONAL FEMENINO EL LA CLÍNICA DE PASCUAL
Ganitas me dan de estrujarme el coco para ser ocurrente y poner aquí un comentario acorde con tu escrito, pero es que te sale todo tan redondo... tan... tan... Chiquilla, obnubilado me tenés! Lo has dicho todito y muy clarito, y si intentara poner la guinda sentiría que estoy pecando.
Gracias
Antoñín
Que de tiempoooooo!!!!!
Gracias Antoñin, una no sólo aspira a desahogarse un poco... ay....
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