martes, 29 de enero de 2008

Paciencia

Por cierto, el 2007 TU24 pasó por aquí hace escasa hora y media y, que sepamos, no se llevó por delante ni a una porcioncita de nuestra enorme cuota de terrícolas indeseables...
Habrá que esperar otro par de décadas...

El político farandulero

Lo malo de mezclar política y farándula es que se corre el riesgo de perder la olla y creerse, en serio, que hay algo en este mundo que tiene sentido. Lo malo de unir ambos ingredientes en apariencia diferentes, en la práctica, hermanos o primos, es que se convierte uno en una extraña caricatura de sí mismo. Al novio de la top model Carla Bruni, también conocido por ser presidente de la República de Francia, le ha ofendido que una conocida línea de vuelos baratos usurpe su imagen para un recorte publicitario.

Con una broma que más parece de aquí que de tierras irlandesas, la compañía en cuestión saca a la pareja de moda con un bocadillo guasón. El morador del Elíseo considera «inaceptable» que se haya tomado su rostro para anunciar tarifas de poca monta y ha mandado a su portavoz a que amenace con emprender «acciones legales» contra la conocida compañía. Nada que ver con Zapatero o Göran Persson que, en similares circunstancias, hicieron de su capa un sayo ante la impertinencia.

A Sarkozy le molesta que se le tome a él y a su pareja para anunciar vuelos cutres, se entiende. Aunque ella, solita, haya promocionado desde bragas a collares y empapelado con su rostro ciudades enteras. Con glamour, también se entiende. A lo mejor la clave está en pedir permiso, permiso de firma millonaria o algo que se le parezca.

A veces, tanto políticos como faranduleros se pegan de bruces con la cruda verdad de la existencia: por muy alto que estemos siempre habrá alguien que nos tome a cachondeo. Siendo bajito, recién divorciado, con pibita y alto cargo, resulta cómico que el francés se tome estas cosas como una ofensa. Cuestión de clase. Al pobre le queda grande la novia o la presidencia.

Publicado en La Voz de Cádiz el martes 29 de enero de 2008

lunes, 28 de enero de 2008

Un buen comienzo

A veces la puerta suena a horas intempestivas de la mañana y no es la niña de la vecina que juega con los botones, no es el lector del contador del gas, ni la lotera de enfrente, ni la de la Asociación Municipal de Simparangones, ni por supuesto, los dos fornidos rubios con pinta de núbiles e inconfundible tufo, traje y rostro de misioneros mormones.
A veces, la puerta suena por la mañana, a horas intempestivas, te saca en pijama, despeinada y jodida, y no es por ninguna de las infinitamente molestas e inútiles razones anteriormente citadas.
A veces, suena la puerta, y es un amabilísimo repartidor a domicilio, que obviando tu lamentable aspecto, te tiende la mano para hacerte llegar directo, el primero de los volúmenes de tu suscripción anual al Vogue.
Ay…

miércoles, 23 de enero de 2008

Frases célebres

Un anónimo: "Claro que es generalmente aplicable... Aquí hay que escribir como en el Franquismo".

martes, 22 de enero de 2008

El poeta y la fiambrera


Hizo que me llevara a casa una fiambrera. Así de simple, prosaico y despojado de estridencias. Calamares rellenos y tiernas patatas fritas. «Que preparen ese plato para que se lo lleve la jovencita. No lo ha tocado nadie y, miradla, ella está herida». Yo llevaba un brazo cabestrillo y, seguramente, el pelo sucio -una nunca está preparada para cuando conoce a sus mitos-. Había ido a su lectura y me encontré allí, sentada a su lado en la mesa. Junto al sencillo hacedor del versos, junto a aquel escombro tenaz que, en mis caminos taciturnos, me presta fragmentos de sus versos.

Yo llevaba un cabestrillo y me sorprendía viéndole allí. Con su pelo blanco, su barba, sus gafas negras. Yo, en aquella mesa de íntimos, con la admiración a raya y camuflada la vergüenza. Bebía el mismo whisky doble del que todos hablan y tenía ese halo triste de quien ya advirtió una vez que, para llegar al llanto, allí estaba su puerta.

Desde el domingo, los periódicos dan fe de su sensibilidad extrema, del sencillo genio de sus versos, de sus proezas. Yo recuerdo el privilegio de una cena, una charla sobre los desafíos de la izquierda, los latidos en el pecho y sorprendente cercanía del poeta. A veces, la vida se destila en expresiones sencillas. Pasa en la vida y en los poemas. Ángel González no volverá a hacer versos y a mí, para siempre, me quedará la tierna anécdota del maestro que me hizo llevarme una fiambrera. Caprichos del recuerdo, nada magnánimo ni gigante, nada que firme un anecdotario que deje la boca abierta. En estos días no paro de encontrarle en las esquinas, frente a la pantalla, en la casa, entre la gente. Cuando salgo del trabajo y enfilo el camino a casa. Ha muerto el poeta y, es cierto, no recuerdo un invierno tan frío como éste.

Publicado en La Voz de Cádiz el 22 de enero de 2008

lunes, 21 de enero de 2008

Se acerca...

CUMPLEAÑOS

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

Ángel González

miércoles, 16 de enero de 2008

Implacables, líquidas

"Sólo las ollas saben los hervores de su caldo, pero yo adivino los tuyos…"

A veces la literatura ofrece resortes que la vida real nos niega. En noches de insomnio y moco feroz recuerdo a la protagonista de Como agua para chocolate. Un día, rompía a llorar y llorar hasta que se le abría un hueco en el pecho. Un hueco por el que, según la autora, “se le colaba un frío infinito”. Tita lloro y tejió, tejió y lloró hasta ver abrirse una sima que le perforó el esternón y le clausuró para siempre las glándulas lacrimógenas. Para desgracia de la imaginación, con el tiempo, he comprobado la increíble tenacidad de las lágrimas, su capacidad de resistencia, su infinita ferocidad para salir al encuentro de la muerte. Con el tiempo, alguna vez, más de una vez, si nos ponemos sinceros, he sentido ese frío infinito que atraviesa la piel a la altura de los pechos y te ahoga en la garganta. Nunca, por ahora, he podido beneficiarme de ese escancie definitivo que consolaba a la infortunada Tita.
Las lágrimas se retroalimentan y son capaces de sobrevivir al más frío de los empaques. Pueden hacerte gemir, gritar, retorcerte y apretar los dientes con la esperanza de que se acaben para siempre, de que esta vez sea la definitiva y, por fin, permitan que vivas tranquila sin el corazón cogido y un nudo feroz a la altura del vientre. Las lágrimas, todo parece indicar, no se acaban nunca, no te abandonan nunca. Y, si acaso, se pertrechan a un lado de tu cama para recordarte quién eres cuando los años –la experiencia- hace que te aventures a mirar más dentro y que pierdas las vergüenza. Entonces, es el fin. Entonces, ellas aprenden a mojarlo todo.
Como contrapartida a su especial capacidad para hacerte sentir incomprendido, un bicho raro en mitad de un mundo que funciona a base de glándulas resecas, las lágrimas enfrentan su vocación de bálsamo bendito. Y es que las fluidas gotas saladas ofrecen una caricia invisible que huele, como evoca un personaje de la novela que hay sobre mi cama, como misteriosamente lo hacen las madres. A ese aroma calmante que reúne todo lo bueno del mundo. Las lágrimas luchan contigo, te vencen y permiten que, rendida, levantes la vista para mirar un mundo calmo que se ha rehecho y, de repente, aquí y ahora, parece más bonito.
Las lágrimas nos hacen sentir más solos, pero nos despiertan más fuertes. Nos cogen de la mano y nos preparan, aunque agotados, para encarar sin desesperos la vida que nos aguarda impávida, como una amenaza, en la acera de enfrente. Mientras nos dura su efecto, somos más valientes, más enteros y diestros. Ellas, a la par, van poniendo en marcha su eterno funcionamiento: alimentándose de cosas feas, comiéndose penas y devorando miedos. Llenando cristalinos depósitos hasta estallar un día y regalarnos ese bienestar único de poner nuestra cuenta de dolor a cero.

martes, 15 de enero de 2008

Melodía de la Semana

Mi personalísimo regalo a todos los que me habéis aguantado estos días, y me aguantaráis los próximos.
Ya sabéis mi teoría, todo el mundo necesita una...


La revolución sexual
Dímelo ya, necesitas descansar,
y ahora dímelo ya, esperar está de más.
Porqué va a suceder el verano del amor,
sé que va a suceder la revolución sexual.

Y hace días que sabes que no,
que a veces no hay que tener la razón.

Tú que decidiste que tu vida no valía,
que te inclinaste por sentirte siempre mal,
que anticipabas un futuro catastrófico,
hoy pronosticas la revolución sexual.
Tú que decidiste que tu amor ya no servía,
que preferiste maquillar tu identidad,
hoy te preparas para el golpe más fantástico,
porqué hoy empieza la revolución sexual.

Déjalo ya, no pretendas despistar,
ahora déjalo ya, a quien quieres engañar.
Porqué va a suceder el verano del amor,
sé que va a suceder la revolución sexual.

Y hace días que sabes que no,
que a veces no hay que tener el control.

Tú que decidiste que tu vida no valía,
que te inclinaste por sentirte siempre mal,
que anticipabas un futuro catastrófico,
hoy pronosticas la revolución sexual.
Tú que decidiste que tu amor ya no servía,
que preferiste maquillar tu identidad,
hoy te preparas para el golpe más fantástico,
porqué hoy empieza la revolución sexual.

Tú que decidiste que tu vida no valía,
que te inclinaste por sentirte siempre mal,
que anticipabas un futuro catastrófico,
hoy pronosticas la revolución sexual.
Tú que decidiste que tu amor ya no servía,
que preferiste maquillar tu identidad,
hoy te preparas para el golpe más fantástico,
porqué hoy empieza la revolución sexual.

Tú que decidiste que tu vida no valía,
que te inclinaste por sentirte siempre mal,
que anticipabas un futuro catastrófico,
hoy pronosticas la revolución sexual.
Tú que decidiste que tu amor ya no servía,
que preferiste maquillar tu identidad,
hoy te preparas para el golpe más fantástico,
porqué hoy empieza la revolución...

La Casa Azul

El regreso

Por fin, por fin, por fin, por fin, por fin, por fin, por fin, por fin!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Mentiría si dijera que no he echado de menos estos paisajes. A falta del wifi y después de meditar si era mejor o no dar carnaza a los Inoficiales Inspectores de las Bajas -una raza de individuos de rostro cetrino programados para procesar y divulgar que estarperfectamenteparatrabajaraunquesetecaigalapielatiras- me he mordido la lengua y los dedos y hasta hoy, fecha en la que el INSS vuelve a contar con mis sudores para la buena marcha de España, no he regresado a mis avatares cibernéticos...
Ando coja, pero ando y este verano espero lucir unas preciosas hawaianas cuyo color aún está por determinar.
Muchas gracias por los mensajillos, los gusanitos a domicilio y las largas charlas sobre Maneras de Apoyar el Pie sin que Haga Daño.